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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

sábado, mayo 08, 2010

SOBRA 'VIVEZA', FALTA ASTUCIA
Por Alberto Asseff (*)


Igual que sobra codicia y falta ambición, abunda la 'viveza' y escasea la astucia. Esta deformación cultural lesiona nuestra convivencia e hipoteca nuestro porvenir.
Como somos 'vivos' pisamos las cabezas que se nos interpongan. Sin miramientos ni contemplaciones. Por lo mismo, hemos desorganizado nuestra burocracia de tal modo que es enorme en tamaño y también en ineptitud para servirnos. En ella se ingresa como cuando llegamos de España, por acomodo, recomendación, parentesco o amiguismo. Nunca por concurso de antecedentes, mérito y experiencia. La 'viveza' es el origen para que gastemos igual o más per cápita que los países avanzados en Justicia, Salud y Ayuda Social y sin embargo padezcamos en los tres planos básicos para la vida colectiva. El expedienteo judicial es literalmente morboso. Pareciera que media un regocijo entre espurio y mordaz para exigir siempre un papel más y paralelamente postergar la ansiada justicia impetrada. Así, la protesta callejera suplanta al desvaído tribunal. Después de la lluvia hay menos hongos que las obras sociales y prepagas que pululan por doquier. No obstante, el auxilio a la salud y sobre todo a la prevención de la enfermedad siguen aguardando como hace un siglo. Se multiplican los planes asistenciales, pero la evidencia patentiza que se orientan, no a mitigar la indigencia y solucionar la pobreza, sino a engrosar al clientelismo político. Es un festín de subsidios y de dilapidación de recursos. Para tornar aún más sombrío el panorama, ese clientelismo se va deslizando hacia el rol de fuerza de choque en lo que ya es un remedo del sistema soviético.
Sí, somos 'vivos' y por eso intentamos aventajarnos en cada ruta, calle y hasta atajo de un club cerrado. El resultado es que tenemos más muertos por año que en Afganistán e Irak juntos, claro que sin contar a los desgraciados nativos que sufren desde lo inmemorial, sea por tiranías internas o por 'salvadores' foráneos. Empero, nuestras víctimas sólo aparejan dolor y nos abruman por la insensatez del comportamiento de nuestro colectivo nacional. No traen ni un micrón de gloria. Son un sinsentido absoluto, como lo viene siendo nuestra vida como nación.
La política es la prueba por antonomasia de nuestra 'viveza'. Desde que se fue pergeñando la idea de que la polis necesita servidores que piensen en el bien común, arduamente se fue elaborando la política como herramienta. Destinada nada menos que a tributar al interés general mediante el arte de combinar los intereses sectoriales e individuales y así ir transformando, para mejor, a la realidad. Por esencia, la política resuelve conflictos. Acá los multiplica. Hoy la 'viveza' la ha relegado a un negocio personal o grupal. Se habla sin embozo de 'compra' de votos en el Poder Legislativo de tal forma que el mercado de pases del submundo del fútbol parece un pelotero de infantes en una confitería elegante confrontado con el transfuguismo de la política.
Hoy la política está herida en su corazón. Es de lo más desprestigiado que existe. Obviamente, con este demérito resulta imposible modificar el estado de situación. Los agentes únicos para esos cambios están inhabilitados. Nos pasamos de ‘vivos’.
Somos tan 'vivos' que vivimos al día. Sin planes, que son para los 'giles'. Nos parecemos como sociedad a esos adolescentes que creen en la eternidad de la vida, de la salud y del placer. Y por eso practican el día a día como método. Afortunadamente, esa fiebre los altera durante un lapso. Más o menos largo, dependiendo de la madurez y del aprendizaje. Pero fugaz.
Nuestra nación, en contraste, parece adolescente perenne. Sólo así puede entenderse, aunque no aceptarse, que un ministro diga - como dijo - en rueda de colaboradores:- "No me pidan que planifique; mi día a día es complicado; la gestión cotidiana me lleva puesto; no puedo planear nada". Así se nos gobierna. ¡Qué 'vivos' que somos!
Adolecemos de cultura del trabajo y de civilización política, para abordar dos aspectos principales. Pues, ¿qué hacemos, nosotros que somos tan 'vivos'? Incrementamos la dádiva asistencial sin una pizca de contraprestación laboral, bastardeamos al cooperativismo estimulando la erección de cooperativas "truchas" encabalgadas en los aparatos municipales y desplegamos al circo moderno, el fútbol, "para todos". El canal público de televisión manda al rincón o excluye todo atisbo de cultura y de enseñanza para inundarnos con fútbol. Con costoso fútbol, sea agregado para dimensionar la demasía. Para colmo, no hay partido de fútbol donde no haya violencia. Así, hasta el último niñito argentino aprende a convivir con el conflicto y la pelea en lugar de internalizar la armonía y la civilización. ¡Cómo no va a ser la política casi una jauría si es el reflejo del escenario cotidiano!
Sí, 'vivos', pero no astutos. Si fuéramos astutos obraríamos con más inteligencia para extraer provechos de nuestras ventajas y oportunidades. Tenemos el octavo territorio del orbe, con clima benigno - salvo esta época de 'plagas' provocadas por la 'viveza' de destratar a la madre tierra argentina (y mundial)- y con escasa población, sin mayores divisiones por religión o etnias. ¿Qué hacemos? Exacerbamos la cuestión racial - 'negros pobres' y 'blancos ricos', no dicho en una mesa del bar, sino en atriles encumbrados -, incentivamos "orgullos" del sexo tercerista y fogoneamos los resentimientos sociales. Reinventamos mitos y fetiches. Nuestra ‘viveza’ levanta un altar a las viejas y enmohecidas ideas. Practicamos el populismo, alejados de lo popular. Vamos para atrás en nombre del progreso. Paradoja nada simpática. Antesala de tragedias. Va a contrapelo de un comportamiento sagaz.
Somos 'vivos' y por eso dividimos a los argentinos. Execramos a la clase media agitando casi sin disimulo ese sambenito de que es mediocre. Contribuimos con el clientelismo para que algunos enrostren a los pobres - que siguen como entonces - su presunta vagancia. Los difamamos a ambos en vez de aprovechar sus energías para el bien común.
Por 'vivos' subsistimos resignados y decadentes, sin proyecto nacional, embargados por el pesimismo.
Con astucia haríamos un gran país, trabajador, productivo, federal, armónico, con un Estado funcional y con horizonte. Con 'viveza' lo estamos deshaciendo. Así de sencilla es la ecuación. Y así de dramática y crucial. Propongo astucia en lugar de 'viveza'. ¡Ojalá que se pueda!


(*) El siguiente artículo del Sr. Alberto Asseff tiene la autorización de su reproducción del autor intelectual del mismo.
El mismo fue publicado en "CONO SUR Revista de la Patagonia, por la Patagonia y para el país" - Año XXXII - N* 208 - enero/febrero 2010 Director-Editor: Emilio Said José (Comodoro Rivadavia).

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