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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, septiembre 03, 2010

LA REPÚBLICA DE AMÉRICA de Juan Montalvo.


Ya van a tomarme en una paradoja los cazadores de contradicciones y tonterías; pues ¿a quién se le ocurre decir, en presencia de las repúblicas de origen español, que la forma repúblicana de gobierno es la que requiere mayor suma de conocimientos políticos y sociales, más caudal de virtud y sabiduría? Y sin embargo después de Montesquieu, todo el mundo sabe que el principio de la república es la virtud, así como la monarquía es el honor y el del depotismo el temor. Proposición de todo en todo clara, sin nos atenemos a la república genuina y verdadera, esto es, la que habrá soñado Sócrates y que describió Platón; república que, probablemente, no se verá planteada en ningún tiempo ni en ninguna parte de la tierra. Esa república, no hay duda, está fundada en la virtud, es obra de la sabiduría y tiene por objeto la libertad y la felicidad humana. Las naciones que en nuestros tiempos se han acercado más a ella, son las más desgraciadas: la Confederación Helvética en Europa, los Estado Unidos del Norte en América. En cuanto a las repúblicanas hispanoaméricanas, son las que más lejos se hallan de la forma de gobierno que, según el sueño de ciertos filósofos, adoptarán los pueblos cuando hayan frisado con la perfección política y social. Esas repúblicas no tienen de ella sino el nombre, y muchas veces las constituciones, las leyes y los procedimientos escritos; pero en realidad son despotismos, porque el dictador llamado presidente se ríe de los códigos donde está campando la forma de gobierno más liberal y sensata del mundo.
Como los republicanos de esos países no tienen todavía hábitos de libertad ni se someten a la ley, resulta que ésta va por un camino y los gobernantes por el opuesto, sin que les falte nunca quien los aplauda y anime en ese modo de gobernar y hacer feliz a la patria.
Se han visto dictadores de siete años, cuando habían sido electos presidentes constitucionales; y dictadores por ley y derechos, ¡ atájenme ustedes esos pavos! Pues no hay cosa más sencilla: al otro día de ser electo presidente constitucional uno de esos campeones de la libertad del pueblo, pide a su congreso facultades extraordinarias, las cuales nunca le son negadas, y muchas veces omnímodas. Allí le tienen ustedes dictador legalmente, hasta cuando cese el peligro o la posibilidad de la revolución; y como este peligro y esta posibilidad no cesan jamás, el señor presidente de las leyes para maldita la cosa durante su período.

Extracto del texto de la "LA REPÚBLICA DE AMÉRICA" (1882), autor: Juan Montalvo.

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