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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, noviembre 22, 2011

Río Negro, cambalache. No hay aplazaos ni escalafón...




TEMAS DE DEBATES Y OPINIONES.


Río Negro, cambalache
No hay aplazaos
ni escalafón...
Pocos días atrás se conoció la resolución 3298 del Consejo Provincial de Educación de Río Negro por la cual los alumnos secundarios, cualquiera sea la modalidad que cursen, podrán pasar de año aunque adeuden tres materias.

La medida dispuesta sobre el fin del ciclo lectivo pone como condiciones a los alumnos para matricularse en el ciclo superior que concurran al período complementario del mes de febrero "en las asignaturas no acreditadas" y la adopción de un "acuerdo con los padres y alumnos para incorporarse a una instancia complementaria de evaluación/acreditación, para superar las dificultades".

El objetivo de la misma, según se desprende de su fundamentación, apunta a la "inclusión educativa como derecho individual y social". La mencionada norma se suma a la reciente disposición 68/11, que impide que los alumnos queden libres cualquiera sea el número de faltas que registren en el ciclo escolar, para lo cual faculta a los supervisores de Nivel Medio y los equipos directivos de los establecimientos a "diseñar y aplicar dispositivos para favorecer su permanencia en el nivel secundario".

Así la cartera educativa ha promovido una suerte de "moratoria escolar", donde se premia a quien falta o no estudia, absolviéndolo de todo "pecado" y brindándole cómodas facilidades de pago.

La resolución, que no ahorra en eufemismos, parece ser un paliativo destinado a mitigar preocupantes índices de repitencia o deserción escolar. De no ser así, no alcanza a comprenderse cómo no fue dictada a principios de año a efectos de otorgar suficiente seguridad jurídica a todos los integrantes de la comunidad educativa.

Pero ello jamás aconteció. Se esperó al minuto suplementario en la íntima confianza de que una medida de corte demagógico nunca será mal venida. Por fortuna no son pocas las voces que se alzaron contra la resolución, hartas del rezongo discepoliano por el cual: "Todo es igual, nada es mejor".

Eso sí, todo ha sido justificado en aras de un salto a la inclusión educativa, que a la postre no es tal. Podrá ser un parche para tapar grandes agujeros, pero nunca una solución de fondo con proyección de futuro.

Ahora bien, ¿qué clase de formación va a tener un adolescente a quien se le da un mensaje por el cual no se premian sus méritos y, por el contrario, se ampara a aquel que falta o se lleva gran cantidad de materias?

¿Para qué mundo se prepara a nuestros jóvenes? Bill Gates en una de sus ya célebres once reglas ha dicho sobre el particular: "En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Esto no ocurre en la vida real".

¿Sabrán los diseñadores de estos planes que el camino que espera a la mayoría de nuestros chicos no es un atajo? ¿Que el mercado laboral es cada vez más competitivo y conseguir un empleo calificado implica eficiencia, responsabilidad y méritos? De avanzar en esta dirección, ¿cuántos chicos y chicas rionegrinos estarán en condiciones de acceder a una universidad en pocos años más?

De persistir en esta política, la educación pública que siempre fue garantía de igualdad de oportunidades formará personas acostumbradas a un Estado paternalista al que luego recurrirán, arrogándose casi un derecho adquirido.

Paralelamente, la brecha con quienes puedan propiciar para su hijos una educación privada que resista estos espejismos cada vez será más amplia. El propio Gates, al responder sobre qué lo diferenció de otros jóvenes de su edad, sostuvo: "Fue una excelente educación secundaria que me interesó por la ciencia y la tecnología".

Todas estas asimetrías de la vida real nos llevan a pensar que, en aras a una pretendida inclusión, llegaremos en un término mediato a una exclusión silenciosa e inexorable.

A su vez, la permanencia del alumno en la secundaria a como dé lugar es la demostración más clara de un nuevo modelo de escuela: "la escuela depósito".

Hoy, aunque cueste admitirlo, los establecimientos educativos se han convertido en una suerte de "papeleras de reciclaje" donde van a parar todas las problemáticas que ni las familias ni la sociedad en su conjunto saben cómo resolver, tales como la ausencia paterna, la marginalidad, la violencia, el hambre, el desempleo o las drogas.

El problema es que la escuela no ha sido diseñada como un dispensario social sino como un ámbito donde un niño o un joven complementan su educación. Hay subyacente en ella un concepto de calidad que permite a la persona superarse y afrontar los desafíos que supone la vida adulta.

¿Cómo podremos hablar de calidad, si no hay estímulos para alcanzarla? ¿Cómo se destaca a aquel que se exige? Cuesta recordar una sola norma que apunte en esa dirección, a la superación del alumno.

Si hoy todavía queda un margen de nivel en algunos colegios, ello se debe a los esfuerzos compartidos de directivos y docentes que miran incrédulos cómo se les imponen normas que seguramente no comparten.

En la medida en que no se estimule la actitud del alumno, se subestime su inteligencia y el ser mejor no tenga sentido, seguiremos, al decir de Enrique Santos Discépolo: "...revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos".

MARCELO ANGRIMAN. Abogado. Prof. nacional de Educación Física.

*** Columna publicada por el Diario "Río Negro" corresponde así también caricatura de Enrique Santos Discépolo.

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