EL ADN NACIONAL según JAMES NEILSON.

El ADN (ácido desoxirribonucleico) es una macromolécula que contiene la información genética, y como tal, es la responsable de la transmisión hereditaria.
El PERONISMO ADN nacional."Puede que el talento peronista para adaptarse a las circunstancias con rapidez extraordinaria le haya ahorrado al país crisis políticas aún más convulsivas que la ocurrida a comienzos del 2002, ya que si hay algo peor que tener que soportar un partido hegemónico indiferente a los contratiempos ello sería no contar con ningún partido que sea capaz de formar un gobierno, pero esto no quiere decir que la situación resultante sea buena. Para que una democracia funcione bien, conviene que la ciudadanía confié hasta cierto punto en la sinceridad de por lo menos algunos políticos tantos oficialistas como opositores, pero en la Argentina actual la mayoría entiende que con escasas excepciones son oportunistas natos cuyo discurso depende más de las encuestas de opinión que de lo que en verdad creen, si es que creen en algo.
Sea justa o no esta impresión, no cabe duda de que el carácter proteico del peronismo ayuda a estimular el escepticismo generalizado que se ve reflejado en el desprecio que tantos sienten por el Congreso, los partidos políticos y la Justicia.
Los radicales solían afirmar que, si bien en ocasiones su movimiento se rompía, no se doblaba nunca, es decir que era conformado por materia quebradiza que no podía adaptarse a los cambios. De más está decir que los peronistas son muy distintos. El peronismo puede romperse en mil pedazos pero los fragmentos son tan dúctiles que se reensamblan en seguida, razón por la que no resultaron suficientes como para destruirlo los muchos desastres que a través de los años ha protagonizado. Gracias a su presunto monopolio de la gobernabilidad, los peronistas saben aprovechar mejor que sus contrincantes las calamidades que ellos mismos desencadenan.
Bien que mal, pareciera que el peronismo ya forma parte del ADN nacional. Es posible que con el decurso del tiempo su influencia merme, pero tendrían que pasar varias décadas antes de que el país se liberara de la sombra del golpista militar que en los años cuarenta consiguió en erigirse en el tribuno popular más célebre de América Latina. "

*** Fragmento del libro "Los años que vivimos con K" de James Neilson. Editorial Emecé, Buenos Aires, 2011. Págs. 222-223.