GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, marzo 25, 2012

25 de Marzo: Día del Niño por Nacer.

25 de marzo.
DIA DEL NIÑO POR NACER.EL DERECHO A LA VIDA
ES EL PRIMER DERECHO HUMANO
POR CELEBRAR.


En cada niño nace la humanidad”.
Jacinto Benavente, premio Nobel de Literatura.



“El peligro más grande para la paz es el aborto. Porque si podemos destruir la vida que Dios nos da, y si la madre puede ser verdugo de sus hijos, entonces, de las otras matanzas y guerras en el mundo, ¿qué diremos?”

Madre Teresa de Calcuta.



El Salvador fue el primer país que decretó esta celebración en el año 1993, con el nombre de "Día del Derecho a Nacer". Así lo proclamó la Asamblea Legislativa gracias a los esfuerzos del movimiento pro-vida, especialmente a la propuesta de la "Fundación Sí a la Vida" (afiliada a "Vida Humana Internacional").
Siguieron nuestro país Argentina en 1998, luego Perú y Chile se sumó en 1999. Nicaragua en el 2000, República Dominicana 2001 y Filipinas a través de su presidente Gloria Macapagal Arroyo declaró oficialmente el 25 de marzo día del no nacido.
En la Argentina el 7 de Diciembre de 1998 por un Decreto N° 1406/98, el entonces presidente argentino Carlos Saúl Menem, declaró el 25 de marzo "Día del Niño por Nacer".
La fecha fue escogida por ser el día en que los católicos celebran la Fiesta de la Anunciación, cuando Jesucristo fue concebido en el seno de María.
Algunos de los países donde se ha instituido el Día del Niño por Nacer son: Chile, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, República Dominicana, Perú, México, Cuba, Filipinas, Eslovaquia, Austria y Ecuador.

Día 1: La vida comienza. El óvulo fecundado por el espermatozoide ha dado lugar a una vida nueva, con una identidad genética propia que combina los cromosomas de la madre y el padre.
CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS SUSCRITA EN LA CONFERENCIA ESPECIALIZADA INTERAMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS.
San José, Costa Rica 7 al 22 de noviembre de 1969.

CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS (Pacto de San José).

Artículo 4. Derecho a la Vida
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.
2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente.
3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.
4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes conexos con los políticos.
5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente.


Fragmento del libro "Autobiografía del hijito que no nació" de Hugo Wast publicado en 1963.

Capítulo I “Lo que mi ángel me cuenta”.
“Desde hace un instante soy un ser humano: mi cuerpo es tan pequeño todavía que no puede ser visto por los ojos de nadie, pero mi alma ya es tan grande como lo será siempre. Dios la ha creado para mi, en el mismo momento en que he comenzado a existir. Dios me ama como si yo fuera una persona perfecta. Dios sigue creando un sinnúmero de almas cada día, para todos los seres, hijos de los hombres, que son llamados a la vida. Mi ángel dice que nacerán tantos como se necesitan para repoblar el cielo, que el diablo ha despoblado de la tercera parte de sus habitantes.
Estas cosas profundas para personas tan pequeñitas como yo, son las primeras que me ha enseñado mi ángel guardián. Debo explicar que tengo un ángel guardián elegido entre los innumerables ángeles que quedaron fieles al servicio de Dios.
¡Mejor aún! Me enseña que Dios me ha amado desde toda la eternidad, como si no hubiera existido otro ser sino yo. Y que por mi ha realizado infinitas maravillas. Así las ha realizado para todos los seres humanos y su Hijo ha muerto por cada uno de ellos, como si fuera el único en el mundo, para salvarlo de la guerra que hace a los hombres el diablo.
Yo apenas entiendo todo esto, pero él me lo repite y trato de retenerlo.
Sin embargo confieso que me cansa. Querría dormir.
Mi ángel me habla sin ruidos y sin palabras. Es como un fluido que me penetra. Lo comprendo perfectamente. Mis oídos todavía no están formados.
Me dice que yo soy un hombrecito. O una mujercita. Lo ignora o no me lo quiere decir. Comprendo que sabe muchas cosas, pero no conviene que me lo cuente todo: me guarda infinidad de secretos para cuando yo sea mayor
Dice que si me habla demasiado mi pequeño cuerpo se va a cansar.
Y es verdad, vuelvo a sentirme con ganas de dormir un rato largo.
Será mi primera noche en el seno de mi mamá que todavía ignora que yo existo.
Mi ángel me dice que es mejor que ella siga ignorándolo.
¿Por qué no es bueno que una madre sepa que su hijito o hijita existe ya?
Estoy cansado. Será el primer sueño de mi vida en el suave y tibio seno de mi madre. ¡Qué oscuridad Dios mío! ¿Es porque todavía mis ojos no se han formado?”


Capítulo XIX “Me asesinan. Aquel milagroso vaso de agua”
“Nos han llevado a un sanatorio donde opera el doctor negro. Mi ángel no se aparta de mí. No lloramos ni él ni yo, pero nos miramos en los ojos.
--Vas a sufrir mucho– me dice Absalón mientras llevan a mi madre a una sala, donde hay otras personas, a juzgar por los diversos ruidos que llegan hasta mi.
Le contesto a mí ángel, y éstas van a ser mis últimas palabras de ser humano:
--Más de lo que sufro viéndote tan triste, mi ángel, no voy a sufrir…!
La han acostado a mi pobre madre sobre una cama que me parece muy alta.
¡Ay, qué dolor horrendo! Me han triturado la cabeza con unos fierros, unas tenazas diabólicas y mi cuerpo es arrastrado y sale al mundo palpitante y sangriento.
Todavía estoy vivo, tendido en una mesa blanca. Mi cuerpo no es más que una masa de sangre que agoniza.
Me examinan, conversan en voz baja y a ninguno de estos malvados que hablan de mí, se les ocurre bautizarme. Todavía podría ganarme el cielo y ganarse un abogado en el cielo. Hay allí, al alcance de la mano de cualquiera de los que me miran, un vaso de agua con el que podrían darme la visión de Dios. Pero no se les ocurre. Piensan que es un fastidio que ese amasijo de carnes laceradas por sus tenazas diabólicas continúe vivo y haya que matarlo otra vez.
¡Malvados! Dentro de medio minuto habré muerto. ¡Yo no veré a Dios!
En ese momento se produce el milagro más grande que yo podría imaginar.
Absalón, mi ángel, con el permiso de Dios que acoge mi ardiente deseo de ser bautizado, se ha revestido de aparente carne mortal. Ha penetrado en la sala de operaciones, como si fuera uno de los practicantes, ha tomado ese vaso de agua que yo había visto y lo ha entregado a otro de los practicantes vestidos de blanco, diciéndole:
--Tenga piedad de este niñito que todavía vive. Usted que sabe la fórmula, bautícelo.
Un ángel no puede bautizar. Tiene que hacerlo un ser humano.
El otro sorprendido, pero halagado de escuchar lo que acaban de decir, se me acerca con el agua de vida y me bautiza mojándome la dolorida cabecita: ‘Yo te bautizo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’.
El agua prodigiosa me llega en el último instante de mi vida mortal, que es el primero de mi vida sobrenatural.
No seré sacerdote, pero soy ya un angelito que penetra en la visión de Dios.
¡Gracias, mi Señor y mi Dios! Mi alma voló al cielo y mi pequeño cuerpo, todo ensangrentado fue al crematorio. Hasta el día de la resurrección de los muertos.
Y el doctor negro, con mano mentirosa, escribió el resumen de aquellas iniquidades afirmando que había sido necesario sacrificar al niño para salvar la vida de la madre…”

Fragmento Karol Wojtyla. Una vida familiar entre los misterios dolorosos y gloriosos. Autor: P. Raúl Téllez V. CJM Director Pastoral familiar "Minuto de Dios". Parece extraño, pero este calvario comienza desde el vientre materno para nuestro recordado y tan querido Juan Pablo II. Fue un gran amor el que unió a sus padres Karol y a su mamá Emilia. En su proyecto matrimonial –se habían casado en 1.904- pensaban a una familia numerosa, pero la dificultad aparece ya en la gestación del primer bebe, Edmund, nacido como por milagro después de un parto de alto riesgo, que llevó a los médicos a desaconsejar un segundo embarazo: “podría ser fatal para la mamá”. En cambio, en el 1914 aparece un nuevo embarazo inesperado y con alto riesgo. Es claro que no han pensado en ningún momento en el aborto, aunque hubiere sido aconsejado por los médicos.

Desde el sexto mes la madre no podía levantarse de la cama, mientras los médicos estaban preocupados y dispuestos a esperar un desenlace fatal: la muerte de la mamá y de su creatura. Ella dio a luz una niña pequeña y débil. El médico mismo la bautizó e inmediatamente expiró. Fue llamada Olga.

Obviamente siguió una severísima prohibición de los médicos en vista de un nuevo embarazo. El Papá Karol que había sido enviado al frente de guerra, regresó milagrosamente ileso. Y he aquí que, en el otoño de 1919 la mama Emilia se encontró de nuevo en embarazo. La orden absoluta de los médicos fue la de abortar: “Morirán juntamente la mamá y la creatura” decían. Esto fue un verdadero drama para estos padres, pero, colocaron su seguridad y su confianza total en el Señor. También, el buen hermano Edmundo de 14 años, se puso a orar fuertemente con sus padres. Y es así, por un verdadero milagro y un misterioso proyecto divino, el 20 de mayo de 1920, nacía Karol Wojtyla, que en las manos de Dios será un instrumento de una de las más grandes y bellas historias de nuestro tiempo. Fue bautizado inmediatamente “y para nosotros se llamará Lolek” (Carlitos) dijo la mamá.

Grande fue y permanecerá el amor del hermano mayor, llamado familiarmente Mundek. Pero la vida de esta mamá se estaba consumiendo lentamente. Se agregaba la gran pobreza de la familia, que sin embargo con grandes sacrificios se empeñaban en financiar los estudios de medicina del hijo mayor.

El pequeño Karol entre tanto empieza el estudio de la escuela primaria. El papá, también en la penuria, se había retirado del trabajo para seguir a su mujer enferma y al hijo Karol.

En 13 de abril de 1929 la madre Emilia se había levantado de la cama y se había vestido muy bien para abrazar efusivamente a su hijito Karol y después de llenarlo de tantos besos lo encaminó hacia la escuela que no era tan lejana de la casa. Pero hacia el medio día una mujer viene a la escuela para sacar al pequeño Lolek con la noticia que la madre había muerto.

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