GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...
...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

jueves, mayo 10, 2012

TIREN PAPELITOS, MUCHACHOS...

Cuando los papelitos de clemente desafiaron a la dictadura por Héctor Sánchez.
Mucho le debe el hincha auténtico de fútbol, el futbolero de alma, el que no alquila ni vende su aliento a los aprietes violentos de las barras bravas, al fallecido humorista y dibujante Caloi. Desde el simple lugar de la resistencia cultural, Caloi encontró en el fútbol el rinconcito desde el cual contestar, fastidiar y desafiar a la mismísima dictadura militar en pleno Mundial 1978, cuando el tema de los papelitos en las canchas dividió las aguas.
Desde unos meses antes del Mundial, cuando los militares creían que tenían todo controlado en cuanto a la organización del máximo certamen de fútbol que se haya disputado en el país, la disputa se presentaba como despareja.
¿Cómo iba a poder una caricatura bastante absurda en su dibujo, un pájaro que no era tal pues no tenía alas, pero tampoco tenía manos y sí dos patitas flacas que lo elevaban apenas del piso y al que le gustaban con locura las aceitunas, ganarle una pulseada a los milicos en un tema tan popular y masivo como el fútbol?
Los voceros de los militares decían que era por una cuestión de prolijidad, que los papelitos que las hinchadas argentinas estaban acostumbradas a tirar al aire cuando su equipo salía al campo de juego podían afear el espectáculo, que de manera tan cuidada y organizada habían montado. Pero Clemente (Caloi) no bajó sus banderas, ni la bolsa con papelitos que tantos de nosotros hemos llevado a tantas canchas, o en su defecto algún diario doblado bajo el brazo para convertirlo en papelitos, y el conflicto estalló.
Desde los poderosos micrófonos de Radio Rivadavia, el relator José María Muñoz defendía la prohibición, pero ante las críticas y burlas refinadas de no pocos colegas suyos y de muchos futboleros decía: "No estoy contra los papelitos, pero la gente tira también rollos de cinta de papel (los que se usaban y se usan aún en las máquinas registradoras de negocios y oficinas), que adentro tienen un cañito de plástico que puede lastimar".
Clemente tomaba nota de todo eso, y en algún momento llegaría la respuesta.
Con el Mundial ya empezado, Clemente recogió el guante de la prohibición militar y desde los tres o cuatro cuadritos de la contratapa de Clarín respondió con lo que tenía: una sonrisa pícara, unos ojos saltones y desafiantes y una lengua picante.
"Tiren papelitos" es la consigna, y el milagro comienza a tomar forma.
En el debut contra Hungría casi no hubo papelitos en la cancha de River; en el segundo partido -ante Francia- la tribuna popular que da a Figueroa Alcorta tiró una buena cantidad de papelitos, que fueron más aún en la derrota contra Italia.
Pero fue en Rosario -siempre rebelde, siempre peleadora- en donde los papelitos coparían la parada en los tres partidos de esa fase, en donde la Selección Argentina lograría el pase a la final: una nube de papeles recortados cubrieron el estadio de Rosario Central, el Gigante de Arroyito, contra Polonia, Brasil y Perú.
En la historieta diaria, Clemente, a modo de cronista, daba cuenta de ello y los papelitos que dibujaba Caloi en la historieta también era protagonistas; mientras en laburos, lugares de estudio, mesas de bares y veredas, el guiño al personaje era cosa de todos los días, y era común escuchar un afable "che, ¿viste que hoy la siguió con lo de los papelitos?".
En la final contra Holanda, fotos y filmaciones siguen siendo la prueba irrefutable de cómo un personaje de historieta, al fin y al cabo el alter ego de tanto futbolero apasionado, le ganaba por goleada a la absurda pretensión dictatorial de prohibir los papelitos en la cancha, y aún se pueden ver muchos de ellos en las imágenes de los goles de Mario Kempes en aquel Monumental repleto.
Era, si se quiere, un triunfo modesto, humilde, como son muchas épicas populares, pero triunfo al fin y contra enemigos de mucho peso.
Y era también una expresión de aliento futbolero de esos que se extrañan, cuando a los papelitos los tirábamos los hinchas genuinos, en lugar de las máquinas del cotillón oficial que la dirigencia aggiornada y cool del fútbol criollo impuso en estos tiempos.
Hacia fines de ese mismo 1978, cuando Boca Juniors ganó su segunda Copa Libertadores de América, Clemente -insólito fana bostero creado por un artista hincha de River- decidió que era hora de ajustar cuentas definitivas con "Murioz", como lo llamaba al relator en sus cuadritos. Más pícaro y gastador que nunca, vestido con una camiseta de Boca, se reía al lado de un rollo gigante de papel similar a los que las hinchadas tiraban desde lo alto, mientras decía: "¿Qué dirá Murioz del rollo que vamos a tirar pa´ festejar la Copa Libertadores por toda América?".
Desde ese año y para siempre, Clemente sería otro hincha futbolero más de los que a pura pasión podían jugar con el doble sentido del fútbol y la realidad, mientras su popularidad crecía y crecía, y nos hacía reir con el hincha de Camerún -pintado de negro- y con los dibujitos que desde la tele acercaba al público infantil en el mundial de España de 1982.
Pasó el tiempo y aquel personaje de historieta sin brazos ni manos siguió presente en las oraciones de cuanto futbolero quisiera denostar a un arquero rival, o al suyo propio, después de una de esas macanas que inevitablemente terminan con la pelota en la red: Clemente, se les decía -y se les dice en cualquier cancha profesional o de barrio- a esos arqueros que se comieron el gol.
Muchos tendremos ganas entonces de volver a tirar papelitos inocentes pero no tontos, para que debajo de esa nube de festejo de popular no se refugien las porquerías de cualquier barra brava de cualquier club, sino para la despedida de Caloi, el creador de un dibujo inclasificable, ni pájaro ni humano, que supo interpretar la frescura del verdadero hincha de fútbol.
Imágenes: Internet.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.