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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

sábado, junio 30, 2012

LAS FRASES DEL GENERAL por Jorge Castañeda.


LAS FRASES DEL GENERAL
por Jorge Castañeda.

El general Perón y Jorge Luís Borges, dos de las personalidades más influyentes en la Argentina del pasado siglo XX, a pesar de sus posiciones políticas antagónicas, compartieron algunas facetas comunes como el hábito por la lectura de buenos libros y el ingenio para acuñar frases que luego harían historia.
De las de Borges mucho se ha escrito, pero de las dichas por Perón, si bien muchas se han incorporado a la vida cotidiana de los argentinos, hay otras que son prácticamente desconocidas.
Entre los más famosos dichos del general, están los aplicadas a la militancia política práctica, como aquel en que refiriéndose a la calidad del material humano con el que debe trabajar un conductor,  dijo que “la bosta también sirve para construir”. O ante el armado de una lista electoral al pedírsele el desplazamiento de alguno integrante, supo decir que “si se comienzan a sacar a los malos, no quedaba ninguno”.
Cuando en una oportunidad le preguntaron sobre el valor, respondió que “El hombre normal tiene miedo. El valor no es otra cosa que el triunfo de la vergüenza sobre el miedo”.
Contaba Enrique Pavón Pereyra que cuando un viejo gorila recién afeitado le dijo que después de haberlo combatido siempre, ahora se había hecho peronista; a lo que Perón contesto: “Es un error. Está bien eso de no ser más gorila, pero está mal eso de hacerse peronista, si hasta yo mismo he dejado de serlo”.
Como un dato casi desconocido reveló que “A veces escribo con el seudónimo de Descartes para devolverle la gentileza, porque el famoso filósofo francés firmaba con el seudónimo de “astrónomo Perón”.
Al igual que Borges, muchas veces las frases pronunciadas no eran propias sino de otra cosecha, como aquella de “todo en su medida y armoniosamente” que tomó del frontispicio de un templo griego y otras muchas extraídas del Martín Fierro (lo sabía de memoria y le hacía caso en todos sus consejos), de las Vidas Paralelas de Plutarco (dijo que “no escribió historias sino hombres”) o del Arte de la Guerra de Von Clausewitz.
Es célebre la respuesta a la joven periodista que lo importunaba en una conferencia de prensa y ante su evidente disgusto ésta le confesó que  peronista, quedando la respuesta del general para la posteridad: “Pues si usted es peronista, entonces lo disimula muy bien”.
Cuando se tuvo que definir a sí mismo expresó que “en principio acepto como verdad cuanto me dicen; pero cuando descubro que alguien me ha mentido, ya no le creo aunque me diga la verdad”. Tomada seguramente de Kant: “No me duele que me hayas mentido, sino el no poderte creer jamás”.
Su fino ingenio le llevó a acuñar algunas geniales como aquella en que definió a Felipe de Edimburgo: “Este Mountbatten (que son de origen alemán), es ciertamente un príncipe consuerte”.  A Harry Truman como “un vendedor del bazar Bignoli, pero barato”. De De Gaulle supo decir que era “la altura de Francia”. Sobre Kennedy expresó que “andaba tan lejos de Dios que Dios no pudo asirle de la mano para salvarlo” y de Wiston Churchill que “perdió todas las batallas”.
Aludiendo al famoso olvido del embajador Braden dijo que “no olvidó el sombrero, sino la cabeza. De Augusto Vandor expresó que “era una esfinge sin enigma”. De Raúl Matera que era “neuroperonista” y que “fue mariscal sin hacer el servicio militar”.  De Rogelio Coria que “más aceite da un ladrillo” y con respecto a Raimundo Ongaro se preguntó: “¿Para qué quiere verme? Si él conversa directamente con Dios.
Scalabrini Ortiz  “ejerció la primera magistratura moral de la Nación”. En cambio Isaac Rojas “era un pedazo de carne con ojos”. El general Velazco “primero era mi amigo; luego era todo lo demás”. A su parecer cuando estaba en Puerta de Hierro Osiris Villegas “vino, vio y no entró”. Ava Gardner, a quién conoció personalmente y que le llamaba excelencia, era “el animal más bello del mundo”. Bemberg, según su juicio “hizo su fortuna traficando con cerveza, lo mismo que Al Capone”. El Opus Dei era “algo así como la catolización del dólar” y Enrique Santos Discépolo “el único poeta mayor de Buenos Aires”.
Sobre Arnald Toynbee señaló que era “el antes y después de Polibio, con el brío interior de Michelet en sus resurrecciones, y el temple de Gibbon en el manejo maestro de los materiales históricos”.
Muchas otras frases quedan seguramente en el tintero. En sus último años después de haber alcanzado los mayores honores en la República expresó que “el triunfo no me excita, porque he alcanzado una etapa en mi existencia en que puedo hacer propia la actitud de un filósofo estoico: “he llegado a soportar la victoria”. Estoy en un punto de mi vida en que ni el triunfo me exalta demasiado, ni la derrota alcanza a deprimirme”.
Y que sirva como colofón.

Jorge Castañeda, escritor rionegrino que  reside en  Valcheta.

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