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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

miércoles, octubre 31, 2012

Un presidente irrepetible por Héctor Ciapuscio.



Un presidente irrepetible por Héctor Ciapuscio.



Arturo Illia, quien estuvo a cargo del gobierno nacional entre octubre de 1963 y junio de 1966, llegó a él con sólo el 25% de los sufragios. Esa precariedad electoral, con el peronismo proscrito, fue uno de los factores de la inestabilidad de un gobierno que hoy, a más de 40 años de su derrocamiento, se aprecia cuando menos como irreprochable. Hubo en su caída otros factores que al final fueron decisivos. En primer lugar, la opinión adversa de los militares, alarmados por la Revolución cubana, por la rehabilitación electoral del peronismo, por la política cultural y la universitaria, por el debilitamiento de ideales del catolicismo integrista y por su desplazamiento como dueños del poder. En segundo lugar, la reacción del "establishment" económico ante políticas como la anulación de los contratos petroleros y la ley de medicamentos. En tercer lugar, la pertinaz confrontación de grupos sindicales, la hostilidad del desarrollismo y la sensación pública de una conducción parsimoniosa. Hay más, pero quizá lo que se constituyó en factor decisivo fue la prensa formadora de opinión. Aquel gobierno fue condenado desde el principio y en todo tiempo por los diarios y la caricatura (la "tortuga" de Landrú). La revista "Primera Plana", vocero de grupos desarrollistas y de los "azules" del Ejército, dio el modelo del acoso y la motivación para un cambio drástico (lentitud, ineficiencia, provincianismo, etcétera), con la exaltación de una urgente necesidad de orden, dinamismo y capacidad de gobierno. Así se entronizó la nostalgia militar de muchos en la figura de quien finalmente dio el golpe el 26 de junio. (Esa noche Juan Perón le dijo a Tomás Eloy Martínez en Puerta de Hierro que era "un movimiento simpático porque acabó una situación que ya no podía continuar", que "Onganía ponía fin a una etapa de verdadera corrupción" y que "Illia había detenido el país queriendo imponerle estructuras de los años mil ochocientos").
Vayamos ahora a un perfil del personaje que inspira el título de esta nota.
Un amigo nos trajo desde Italia un libro que no conocíamos y que en 110 páginas refiere una biografía familiar y personal del expresidente argentino. Fue editado en el 2007 con motivo del bautismo de la escuela media de Samolaco –localidad lombarda cercana a la frontera con Suiza– con el nombre "Arturo Umberto Illia" en razón de integrar –sus padres emigraron de allí a la Argentina– la nómina "illustri nel mondo" originarios del lugar. El libro incluye, además de lo biográfico y familiar, una cantidad de referencias documentarias sobre convicciones políticas y morales de Illia que le otorgaron una personalidad de excepción. Aquí se recortarán del texto italiano trozos que se refieren a dos aspectos: su política y su conducta.
En cuanto a lo político, la reproducción de párrafos de sus mensajes al Congreso nos muestra ideas que lo inspiraban y algunos de sus logros. Por ejemplo, la comunicación de 1963 donde dice: "No asumimos el poder para dominar a nuestro país, sino para servir a su grandeza sin alejarnos jamás de la Constitución y de la ley, asegurando a todos nuestros conciudadanos igualdad de derechos y responsabilidades". En el segundo, de 1964, resumió los esfuerzos de su gobierno por la paz social, el pleno empleo, la distribución equitativa de la riqueza, la independencia de los sindicatos y el efectivo ejercicio de la democracia en todos los niveles. En 1965 enfatizó la prioridad de la educación, la salud y la cultura, el significado de la nueva ley de "salario mínimo, vital y móvil" y la garantía de los derechos previsionales. En su último mensaje, en 1966, informará sobre la economía en pleno período de crecimiento, balanza comercial por primera vez en años favorable, la disminución de la desocupación al 4,6% y la inflación reducida a un mínimo. En cuanto al prestigio internacional del país, las visitas de personalidades como el presidente francés De Gaulle, el rey de Bélgica, el presidente italiano Saragat, el chileno Frei y el alemán Lubke mostraban la realidad de un país visto en el mundo como en paz y amigo. Fundamental, el éxito argentino en la ONU con la resolución 2065 que obligaba a Inglaterra a negociar la soberanía de Malvinas.
Respecto de su conducta como gobernante, el libro tiene un título –"L'austeritá e l'onestá del presidente"– en el que se refieren hechos que desconcertarían, por extraños, a muchos políticos de ahora. La austeridad, se lee, "es un aspecto en el que se distingue netamente de todos aquellos que lo habían precedido". Y seguido, se podrá añadir con malicia. Veamos algunos de esos hechos.
Al día siguiente de su derrocamiento, Illia convocó al escribano mayor del gobierno para hacer una pública manifestación de sus bienes. En 1963, cuando asumió la primera magistratura, poseía una propiedad en Cruz del Eje obsequiada con el aporte de 4.000 vecinos que habían contribuido individualmente con 1 peso moneda nacional, sus útiles de consultorio médico, un automóvil y un modesto depósito bancario. A la fecha de su destitución seguía teniendo la casa pero había perdido el automóvil y el saldo del banco. Por otra parte, durante los 32 meses de gobierno dispuso de 80 millones de pesos anuales para gastos reservados sobre los que no hay obligación de rendir cuentas. Del total de 240 millones para los tres años sólo utilizó 20 millones, entre otras cosas para la presentación en Europa de una obra teatral de Ricardo Rojas, y procedió a reintegrar los 220 millones restantes a la Tesorería General de la Nación. Posteriormente, su automóvil fue vendido para pagar una operación quirúrgica a su mujer, quien falleció el 6 de septiembre de 1966. En el mismo orden de cosas, el libro refiere que el presidente depuesto rechazó la pensión que le correspondía como expresidente. Su razón fue consecuencia de la decisión de no reconocer legalidad alguna a aquellos que se habían apoderado del poder no a través del voto ciudadano previsto por las leyes sino recurriendo a la fuerza de las armas.
Y este libro nos brinda una perla para un cierre de parábola. Una nota al pie de la página 50 transcribe una carta del coronel Perlinger quien, al mando del piquete armado que en la madrugada del 28 de junio de 1966 lo desalojó del gobierno, sostuvo con él en su despacho un diálogo final en el que Illia lo amonestó con sus principios advirtiéndole: "Yo sé que su conciencia le remorderá algún día por lo que está haciendo". Fueron palabras proféticas. El 19 de julio de 1982 Perlinger le escribió manifestándole que ya había hecho público el reconocimiento de su error. Le agradece por haberle dado en aquella circunstancia una lección de civismo, concluyendo: "Usted podrá siempre tener la satisfacción de saber que su último acto de gobierno fue el de transformar en auténtico partidario de la democracia hasta a quien lo estaba desalojando con la fuerza de las armas".

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