GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, abril 19, 2013

Reactivan la causa y citan a testigos por el asesinato de Rucci.

La causa por el asesinato en 1973 del entonces secretario general de la CGT, el peronista José Ignacio Rucci, se pondrá en marcha luego de que el juez federal Ariel Lijo, que la había archivado, citó a testigos tras recibir la orden por parte de la Cámara Federal.
Para el 6 de mayo, informaron fuentes judiciales a DyN, el juez Lijo citó a declarar como testigo a Carlos Flaskamp, ex oficial de la guerrilla Montoneros, organización armada de origen peronista que, según acusan la diputada Claudia Rucci y su hermano Aníbal, habría perpetrado el homicidio.
Otro citado a prestar testimonio es Ricardo Grassi, periodista que vive en Roma, Italia, ex director del semanario "El Descamisado", órgano oficial de Montoneros de 1973 a 1975, cuya declaración será por teleconferencia en fecha aún a determinar.
Claudia y Aníbal Rucci, patrocinados por el abogado Miguel Ángel Plo, pidieron que declaren también, en principio como testigos, los ex jefes montoneros Mario Firmenich -residente en Barcelona, España-, Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja, este último actual ministro de Obras Públicas en Río Negro.
Y también reclamaron la testimonial de Ernesto Jauretche, secretario bonaerense de Municipios al momento del crimen, en los años '90 funcionario del gobierno de Carlos Menem, y disertante en eventos organizados por la Secretaría de Cultura de la Nación.
Para los Rucci, la declaración de Jauretche es clave pues, según sostienen, él alquilaba un departamento en el barrio porteño de Flores y lo cedió como cuartel general para el operativo, pues quedaba a ocho cuadras de la casa en que emboscaron al jefe de la CGT.

Prescripción y reactivación.

En agosto de 2012 el juez Lijo consideró que el crimen había sido perpetrado por Montoneros, aunque argumentó que no podía ser considerado "delito de lesa humanidad" y, en consecuencia, estaba prescripto por el paso del tiempo, pero la Cámara revirtió ese criterio.
Los Rucci, en cambio, sostienen que es delito de lesa humanidad porque hubo participación del Estado ya que el grupo comando y las armas se transportaron en coches oficiales de la gobernación bonaerense que supuestamente facilitó Jauretche.
La Cámara Federal revocó por "prematuro" el archivo de la causa y le advirtió al juez que "deviene imprescindible la profundización de la pesquisa", para saber si la emboscada pudo haber sido financiada o apoyada desde el gobierno del peronista Oscar Bidegain en la provincia de Buenos Aires.

La historia.

A Rucci, del ala de centro-derecha del entonces peronismo gobernante, lo acribillaron a la salida de la casa en que paraba en la avenida Avellaneda 2935, del barrio de Flores, el 25 de setiembre de 1973, apenas 48 horas después de que Juan Perón fuera elegido por tercera vez Presidente de la República. Perón asistió al velatorio del sindicalista y confió a la viuda: "Me mataron a un hijo". Y al irse dijo a los periodistas que "estos balazos fueron para mí; me cortaron las patas".
El libro "Operación Traviata", nombre con que Montoneros bautizó el ataque, identifica al francotirador como Juan Julio Roqué -montonero muerto en 1976 en combate con marinos de la ESMA- y a otros dos integrantes, Marcelo Kurlat, "Monra", y Héctor Arrue, "Pablo Cristiano", también fallecidos.
En una entrevista televisiva con el historiador Felipe Pigna, Firmenich rehusó adjudicarse el crimen: "Me voy a guardar de dar la opinión porque es más complicada la muerte de Rucci y tengo mis dudas sobre algunos implicados, algunos partícipes, como no tengo certezas tampoco, no he de dar opiniones gratuitas, de modo que sobre esto no puedo decir".
Sin embargo, el periodista Grassi aseguró en una nota escrita en el diario "Clarín" que la noche del 25 de septiembre de 1973 el entonces jefe máximo de Montoneros fue a la redacción de "El Descamisado" y confesó: "Fuimos nosotros".
http://www.lanacion.com.ar/1573943-reactivan-la-causa-y-citan-a-testigos-por-el-asesinato-de-rucci

ANEXO:






José Ignacio Rucci.
De todos los dirigentes sindicales que he conocido durante mi larga carrera política el más leal, inteligente, valiente y comprometido con la causa peronista ha sido José Ignacio Rucci.
Nacido el 15 de marzo de marzo de 1924 en Alcorta, Provincia de Santa Fe, tenía 18 años cuando llegó a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades de trabajo y en 1944 ingresó como operario en los talleres de una fábrica de armas. Desde ese momento no abandonó nunca más el gremio metalúrgico. Fue desde aquellos talleres que Rucci partió junto a sus compañeros a Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, para reclamar por la libertad del coronel Perón. Un año después fue elegido Secretario General de su fábrica y en ese puesto lo encontró el golpe de estado de 1955, siendo ya un conocido dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica. Durante los años de la resistencia peronista sufrió la cárcel en varias oportunidades. El 3 de julio de 1970 fue elegido Secretario General de la Confederación General del Trabajo, viajando inmediatamente a Madrid para poner a disposición de Perón a la organización obrera.
Fue en esas funciones que los peronistas descubrimos su personalidad, su coraje y su fortaleza ante los riesgos que le tocó asumir. Y así empezamos a conocer a este muchacho humilde, austero, siempre muy firme en sus convicciones. Nos enorgullecía tremendamente la fuerza con la que solía expresarse en sus discusiones públicas, tanto fuese con un Presidente de facto de la Nación, Lanusse, como con otro sindicalista, Agustín Tosco.

Luchó y volvió

Desde la CGT, Rucci se convirtió en uno de los principales artífices del retorno de Perón. Aquel día, el 17 de noviembre de 1972, fue él quien con su paraguas protegió a nuestro líder ante la intensa lluvia que caía en Ezeiza. Muchos interpretamos ese gesto como un símbolo de la protección que el Movimiento Obrero le había dado a Perón durante sus dieciocho años de exilio. Otro de los hitos de su vida política, y sin dudas uno de los legados más relevantes del peronismo de esos años, fue la negociación del Pacto Social de la CGT con la Confederación General Económica, presidida por don José Ber Gelbard. La noche en que se firmó el Pacto, tal vez apresado por una premonición, Rucci me dijo: “Antonio, he firmado mi sentencia de muerte”. En ese momento no llegué a interpretarlo, pero lo cierto es que la tarea de aproximación y de construcción de un acuerdo nacional que fuera capaz de soportar los momentos críticos que vivía el país, encontró en Rucci a su mártir.
El 25 de septiembre de 1973, día de su asesinato, Rucci llevaba en su bolsillo el discurso que iba a pronunciar esa misma noche por televisión: “Ahora el fragor de las luchas ha pasado a convertirse en historia. La realidad de nuestros días es la unión, el trabajo y la paz. Ninguna sombra del pasado podrá interponerse ahora para que los argentinos marchemos unidos y solidarios, hasta la construcción de la Argentina potencia. Hubo un proceso distorsionado en el ámbito espiritual y cultura, cuyas consecuencias no han podido ser erradicadas del todo. Significa esto que a la recuperación plena del poder adquisitivo de los salarios, a la valorización del trabajo, a la creación de nuevas riquezas es necesario agregar la elección de los mejores caminos para arribar al objetivo común.
Las leyes emanadas del gobierno del pueblo, elaboradas por los representantes del pueblo, habrán de regir la convivencia argentina, asegurar los derechos de todos para frenar cualquier acción ilícita y, por lo tanto, antinacional y antipopular. La reconstrucción de la patria es una tarea común para todos los argentinos, sin sectarismos ni exclusiones. La liberación será el destino común que habremos
sabido conquistar con patriotismo, sin egoísmos, abiertos mentalmente a una sociedad nueva, para una vida más justa, para un mundo mejor.”
Rucci personifica la lealtad del militante de manera última y completa: humana, cívica, política y sindical. Rucci era el mejor hombre del Movimiento Obrero y el más apto para entablar el diálogo entre sectores enfrentados estérilmente. El que mejor había comprendido lo que cada quien era, lo que cada cuál defendía y hacia donde debían dirigirse los esfuerzos comunes para alcanzar la unidad
nacional. Su heroísmo se explica por su lealtad a Perón y a su causa: una lealtad que hoy se prolonga a través de sus hijos y que no ha muerto con los 23 balazos salvajes y cobardes que troncharon su vida.
Autor: Antonio Cafiero - ex senador y ex gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Fuente de infomación: Revista de la Fundación Rucci.

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