GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, octubre 01, 2013

"Cien años de la llegada a estas tierras".

Escribe Rubén Ali Yauhar desde  Los Menucos (provincia de Río Negro) en una carta de lectores que fuera publicada en Diario "Río Negro" (edición Nro. 23.404), martes 1° de octubre de 2013.

Un día como hoy, el 1 de octubre de 1913, arrimaba al puerto de Buenos Aires el buque Gavour procedente de Génova, en el venía un joven sirio libanés al que en migraciones se lo asentó a su llegada con el nombre y apellido de Mohamed Mahmud, siendo su apellido en el Líbano Jaouhar. Junto a él venían cinco personas más: un hermano de nombre Huehbe y sus amigos Felipe Habraham, Alejandro Cadi, Mustafa Zain y Yacem Cader. Estos fueron, según sus comentarios, sus compañeros de ruta.
Quiero en este día rendirles públicamente un merecido homenaje.
Después de su llegada al puerto de Buenos Aires, siguieron hacia San Antonio Este, donde lo esperaba allí un gran comerciante mayorista árabe de apellido Abraham, quien después los convirtió en sus vendedores ambulantes y esta región, y más precisamente Los Menucos, fue su destino final.
Aquí mi padre, llamado Emilio Yauhar, se radicó en el paraje Praguaniyeu, hasta el año 1944. De su primer matrimonio nacieron siete hijos, cuatro mujeres y tres varones; enviudó en el año 1933 y en 1944 se volvió a casar con quien fuera mi madre, María Mussi; él tenía 51 años y mi madre cumplía 16 el día del casamiento, el 8 de noviembre de 1944. De ese matrimonio nacen seis hijos más, dos mujeres y cuatro varones.
Mi abuelo materno, Emilio Mussi, había llegado a la Argentina en 1906. Cuando se vino de allá, había dejado encargada a una familia amiga una mujer que era por entonces una niña. En 1925, volvió al Líbano a buscar a quien fuera su esposa, Saada Ruston, matrimonio del que nacieron diez hijos, seis mujeres y cuatro varones. Hoy es una familia numerosa, producto de aquellos inmigrantes que sólo hicieron de sus vidas en esta tierra una enorme familia, con una vida de trabajo, con dignidad y enseñando con sus ejemplos de honestidad y solidaridad que la vida es eso y nada más que eso: dignidad, solidaridad y honestidad.
Solía decir mi padre muy a menudo "lo que es del agua, el agua lo lleva". Hoy se cumplen 100 años de aquella epopeya. Mi padre cumpliría, el 18 de septiembre, 120 años, nacido en 1893.
Quiero decirles, viejos queridos, que los extraño tanto como el primer día, extraño enormemente aquellas conductas que hacían de ustedes personas de bien, seres admirables en todos los sentidos de la vida del ser humano. Mi padre terminó su vida siendo panadero; por qué no contar por ustedes, viejos queridos, que de su panadería nunca nadie salió sin el pan en el bolso, con plata o sin ella, si es una forma de rendirles ese homenajes que se merecen todas las personas como ustedes, que dejaron marcado a fuego una conducta humana envidiable, admirable y digna de copiar.
Cómo no recordar a aquellos ciudadanos árabes, que después de sus trabajos cotidianos cerraban sus negocios y se juntaban a jugar al truco y tomar anís turco en familia, haciendo de este entretenimiento una demostración de amistad, que, pareciera, está perdida en los tiempos que vivimos. Los amo y los recuerdo cada día. Seguro Dios les ha dado el lugar que se merecen.

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