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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, julio 11, 2014

11 DE JULIO DE 1986: FALLECE ENRIQUE “EL MONO” VILLEGAS “EL MONO” PIANISTA ARGENTINO DE JAZZ.

“La vida es lo más maravilloso que existe, pero lo frustrante es que el presente muy pronto se convierte en pasado y el futuro es siempre incierto” (Enrique “EL MONO” Villegas).

Él decía “Yo nací porque no me consultaron antes”. 
Su madre falleció a los 6 años de su nacimiento y recordaba “su única función en la vida fue tenerme a mí”… Así era “El Mono” Villegas toda una leyenda de un hombre que se hizo a sí mismo. La familia de Villegas era de los pagos de la provincia de San Juan. Enrique “El Mono” Villegas nació en Charcas y Agüero de la Capital Federal  el 3 de agosto de 1913 en la misma manzana que el pianista de folclore argentino Adolfo Ábalos  quien formara parte de ese grupo legendario que fueran “Los Hermanos Ábalos” y que el bandoneonista del tango Aníbal “Pichuco” Troilo. Falleció el 11 de Julio de 1986 el mismo día y mes del nacimiento de Troilo el 11 de Julio de 1914 que hoy se cumplen el centenario de “Pichuco”. Eran de la misma manzana Enrique Villegas nació en 1913, Adolfo Ábalos en 1914 y “El Gordo” Troilo en 1914.
“Su padre fue dentista, escribano, abogado y después dejó todo para dedicarse a criar gallos de riña. Su madre murió joven, de un ataque cerebral, cuando Enrique tenía seis meses. Contaba “me criaron unas tías condescendientes que jamás me obligaron a nada. Fui un pibe feliz que decidía por su cuenta lo que iba a hacer cada día”. El Mono creía que su vida había terminado a los 7 años. Lo anotaron en el Instituto Musical Guiseppe Verdi al mismo tiempo que en la escuela primaria, y aprendió a descifrar una partitura antes que a leer es que la música sería ¡toda su vida! eso era evidente. Desde entonces sólo se había dedicado a tocar el piano y a leer. A esa edad, ya tocaba Mozart correctamente.  
Tocaba nueve horas diarias y su primer maestro fue el compositor Alberto Williams”.
“Estudiaba en el Conservatorio Williams, en la calle Suipacha. Enfrente estaba la casa de música Gurina y en la esquina la Confitería del Gas. En lo de Gurina se leyó toda la música escrita para piano. Tenía una facilidad bárbara para leer música a primera vista.  Según decía su vida terminó a los siete años (por haber aprendido a leer y a tocar el piano, las únicas cosas que hizo toda su vida); llegó a 4to año del Nacional Mariano Acosta (echado por multiplicidad de ratas). Atribuyó su apodo a que “será porque imito demasiado bien a los seres humanos" –decía con ironía-  En 1932 estrenó el Concierto para piano y orquesta de Ravel, en el teatro Odeón de buenos Aires. Lo había leído en la casa Gurina; tenía 19 años” (http://www.melopeadiscos.com.ar/)
Por esa misma época descubrió a quien él reconoce como sus “maestros espirituales”: Art Tatum, Fats Waller, Duke Ellington y Louis Armstrong. Aunque luego incorporaría otras influencias (Thelonious Monk y Bill Evans, entre ellas), tanto su estilo como su repertorio quedarían marcados para siempre por la impronta de estos cuatro grandes.

Sus amigos lo llamaban por su nombre decirle Mono era certificado de distancia lo de "Mono" fue cosa de la prensa. Era irónico, crítico,  controvertido, aclamado, poco entendido también, depertaba polémicas, creativo y de respuestas rápidas cuenta Hermegildo Sabat “que en una oportunidad una soprano extranjera, acompañada por un pianista, desafinaba bastante, lo cual provocaba la lógica desaprobación del público. Como modo de justificación, manifestó que para la próxima cambiaría al pianista. Éste, no pudo menos que recoger el guante y replicó con su voz particular y estentórea: "Señora, la busqué en las blancas y no la encontré, la busqué en las negras y tampoco la encontré. ¡Usted canta en las hendijas!" Acto seguido, abandonó el escenario” ese pianista era “El Mono” Villegas.
Los que lo conocieron dicen que era austero, muy meticuloso y ordenado. Llevaba un registro preciso de cada gasto, que anotaba puntillosamente en una libretita; en su casa era habitual ver sobre una cómoda varias pilitas de monedas destinadas a un gasto específico programado.
Decia de si mismo que era “un tipo inteligente, músico de raza y de nacionalidad pianista”.
El “Mono” se dio el gusto de tocar con su admirado Duke Ellington, recorrió Europa y grabó una decena de dispares placas que sirvieron para forjar el mito. “Yo tocaba de pianista de intermedio; Duke tocaba 40 minutos y yo 20, y así. Cuando tocaba él, lo escuchaban en un gran silencio y respeto; salía a tocar yo y no pasaba ni medio. En mi segunda vuelta se me ocurrió tocar un popurrí de composiciones de Gershwin y nadie escuchó nada. Me disgusté y les dije: “Hace dos semanas murió un gran artista que, como yo, tocaba de pianista de intermedio, y me parece que ustedes tampoco lo habrían escuchado, se llamaba Art Tatum”.
En 1978 la Revista Pelo publica un reportaje donde dice:  “desde que comenzó el "show-business" en Estados Unidos, se terminó la música, todo es negocio, y ya dije que no hay música popular sino letras populares. El ochenta y tanto por ciento de la humanidad tiene una banana en la oreja y no siente ningún placer escuchando música” y sobre el jazz opinaba: “el jazz es producto de la rebelión de los negros, nada más; si los árabes no le hubieran vendido negros a los norteamericanos el jazz no existiría. Todo blanco que lo quiere tocar bien tiene que imitar a un negro”.
En 1985 recibió el Premio Konex como uno de los 5 mejores jazzistas de la Argentina. Cultivó amistades con Jorge Luis Borges , Macedonio Fernández,  Xul Solar y Astor Piazzolla.

Murió el 11 de julio de 1986.



Gustavo Cuchi Legizamon - Balada para el Mono Villegas.

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