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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

miércoles, agosto 06, 2014

Probos y buenos por Jorge Castañeda.

Los argentinos debemos recuperar los ejemplos de algunos políticos que fueron probos y buenos, injustamente olvidados en el tiempo.
Una anécdota marca de cuerpo entero a Elpidio González, que fuera vicepresidente de la Nación.
"Entramos con mi amigo al bar, con los sacos en la mano, en aquel mediodía tórrido de Buenos Aires deseosos de refrescarnos con una buena cerveza tirada, especialidad de la casa. Los temas centrales de nuestras conversaciones eran siempre de la actualidad política. Mi amigo argumentaba sobre los peligros de la reciente modificación de la Constitución del 49. Nos sentamos en el centro del salón pidiendo sendas cervezas y, mientras mi amigo seguía hablando sobre el tema, que era excluyente en ámbito político, yo observé a un anciano que estaba sentado a dos o tres mesas de distancia.
"El anciano tenía un vaso de cerveza servida por la mitad. Hurgaba en su maletín de cuero de donde sacaba anilinas y pomadas Colibrí, las revisaba, contaba las monedas y los pesos de su billetera y anotaba en un cuaderno. Yo seguía observando los movimientos del anciano de largas barbas canosas, asintiendo cada tanto lo que decía mi amigo pero sin atender lo que me decía. Me dije que el anciano estaría haciendo un balance de las ventas y la recaudación efectuada, para decidir si seguiría vendiendo en los cafés de la zona sus anilinas y pomadas. Caí en cuenta de su identidad, olvidada en los últimos años por la crueldad de la política que se ensaña de los personajes humildes y que han osado rechazar los derechos que les corresponde".
"Llamé al mozo y le dije que no le cobrara la cuenta al anciano, porque yo lo invitaba. Y cuando él hizo el ademán para abonar, el mozo le indicó que había sido invitado por 'ese señor', y me señaló. Él miró hacia mí y yo le respondí con una reverencia con la cabeza. Acomodó los elementos que tenía sobre la mesa, bebió el último sorbo de cerveza, se paró y se acercó a nuestra mesa. Yo me levanté, ante el asombro de mi amigo, y me dijo: 'Hijo, muchas gracias, pero no debió hacer eso, puede mal interpretarlo algún opositor'.
"El exvicepresidente de la Nación, don Elpidio González, me saludó, salió de la confitería La Victoria, de la que era asiduo concurrente, y se alejó por Avenida de Mayo, con su figura pequeña y encorvada, en dirección hacia la Plaza que tantas veces lo vio desfilar en los tedeum de las fiestas patrias, desde la Casa Rosada hasta la Catedral".
Se sabe que murió pobre y olvidado en una pequeña casa que alquilaba y que nunca quiso cobrar los sueldos que como exvicepresidente de la Nación le correspondían.
Su correligionario don Hipólito Yrigoyen no le iba en zaga. Es conocido que, como su estado de salud mientras estaba recluido en la isla Martín García había empeorado mucho, los médicos aconsejaron su traslado a su domicilio. "Dos mujeres lo acompañaban ahora, al desembarcar del guardacostas. En el puerto lo esperaban un oficial de marina y un comisario de policía, que saludaron gentilmente, lo ayudaron a subir a un automóvil y lo condujeron a la casa de la calle Sarmiento 944, nueva residencia de Yrigoyen como inquilino, en el primer piso, pues carece de otro domicilio. Allí son descendidos del automóvil los sencillos enseres del derrocado, consistentes en una valija y varios cajones a manera de baúles.
"En el nuevo domicilio prevalece una austeridad rayana en las pobreza, condición a tono con las costumbres del morador. Nada más que el mobiliario necesario, sin ninguna decoración superflua. La cama con cabezales de bronce, el escritorio, algunos libros. Una salita modesta, contigua al comedor y la cocina, sirve para recibir a los visitantes".
El tercer ejemplo es el Dr. Arturo Humberto Illia. "Illia le da una mano limpia" rezaba el eslogan principal de su campaña. Y nadie, ni su peor enemigo, dudo nunca de la bondad y la honradez del único presidente que, año tras año, devolvió intactos los fondos reservados, sobre cuya disposición el primer magistrado no debía rendir cuentas".
Quedan en el tintero otros ejemplos de políticos probos y buenos de diferentes ideologías políticas.
Lamentablemente son valores que se han perdido en un recodo del tiempo. Ahora pareciera que es todo lo contrario, excepto honrosas excepciones, porque no todos son iguales.
Ya lo dijo el Dr. René Favaloro: "Proceder con honestidad en aras de la dignidad del hombre es el compromiso más trascedente de nuestro corto paso por este mundo".
Publicado en Diario "Río Negro", 6 de agosto de 2014, edición Nro. 23708.

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