GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, octubre 17, 2014

17 DE OCTUBRE DE 1945: Y UNA FOTO DE LA PLAZA.

La famosa foto de “las patas en la fuente” nos muestra a dos hermanos en primer plano, Juan Molina (fallecido el 11 de julio de 2010, a los 82 años) y su hermano mayor, los dos con un gesto casi calcado.
Fue Don Fermín Chávez quien años después de aquel glorioso 17 de octubre descubrió a quien estaba en la foto. Era al ser encontrado por Don Fermín dirigente del gremio de la sanidad.
Como homenaje a los miles de compañeros que hicieron aquel 17 de octubre glorioso, he unido y transcripto reportajes que realizaron Pablo Calvo y Luis Sartori:
"Estuve en la Plaza aquel 17, sigo siendo peronista, pero hoy no sé a quién votar"Testigo privilegiado del nacimiento del peronismo, hoy es uno más entre los miles de indecisos.
Hace 62 años que Juan Molina vive atrapado en una foto. Tiene los pies en remojo y está sentado al borde de una fuente de la Plaza de Mayo, esperando que liberen a Juan Perón. Mira a un costado y se frota las rodillas, porque llegó agotado desde Palermo, hasta donde lo había acercado el tren. Tiene 17 años, la vida por delante y la historia enfrente, en ese balcón.
También se frota las rodillas ahora que es anciano y empieza a contar lo que pasó entre aquel recuerdo en blanco y negro y esta tarde soleada junto a las veredas floridas de Hurlingham.
Su baúl de nostalgias guarda el momento en que conoció a Eva Perón. "Fue una emoción tremenda, insuperable. Me saludó, la besé en las mejillas, hablamos un poco. Luego la vi donar una casa y una máquina de coser a una mujer" que acababa de enviudar: "Cuidala, querida, no dejés que los yuyos te lleguen al techo. Mirá que una tarde paso a ver cómo la tenés y, de paso, tomamos un mate cocido", escuchó decir a la mujer delgada, que estaba por emprender el viaje hacia su propia leyenda.
Con brazalete de luto lo recibió Perón en la Casa Rosada, porque para entonces, 1953, Molina era dirigente del gremio de la Sanidad. Ninguno de los dos conocía entonces la historia de la foto.
La curiosidad del historiador Fermín Chávez, uno de los biógrafos de Perón, hizo que asomara la novedad:
-Che, Molina, fijate bien, ¿no sos vos el que está en esta foto?
-Uy, sí, y el de al lado es mi hermano mayor. Hasta tenemos el mismo gesto, miramos para el mismo lado.
Trabajaban juntos en una fábrica de aguas gaseosas el día en que decidieron sumarse a la multitud. Juan usaba botas ortopédicas, por una diferencia en el largo de sus piernas. En medio del camino, se las sacó. "Fue un gran error, porque los pies se me hincharon como dos empanadas". Al rato, el agua de la fuente le regalaba un alivio especial.
Pudo saltar cuando la gente coreó: "La Patria sin Perón, es un barco, sin timón, sin timón". Y pudo emprender el regreso en el tranvía que iba de Chacarita a Campo de Mayo. Lo esperaba el reproche de sus padres:
-Se puede saber adónde estaban? Son las dos de la mañana...
Años después, Juan trabajó en una fábrica de curitas y cinta adhesiva y se hizo amigo inseparable de José Falón, el que más se entusiasma con los recuerdos del 17 de octubre de 1945.
El 20 de junio de 1973, cuando el regreso definitivo de Perón al país, corrió con sus pies imperfectos en Ezeiza, con ruido de disparos de fondo. También conoció a Isabel Perón: "Vino a entregar los diplomas de la escuela de enfermería, sin López Rega"
Recuerda también su paso por la estructura sindical liderada por Saúl Ubaldini, en el retorno democrático."
"...cada uno había escuchado hablar del otro mil veces:
del negrito Ponce, el albañil, y de Molina, el gremialista.
Pero -como en un reencuentro de Gente que busca gente- recién volvieron a verse en julio de este año.Desde entonces, son inseparables. Se invitan a celebraciones con cualquier pretexto, se intercambian fotos y se prometen asados, y hasta dicen que sus esposas también se hicieron amigas.
Se les nota: disfrutan la certeza de haber protagonizado una tardenoche clave del siglo.
Juan Molina, bonaerense, es socio de San Lorenzo y dirige desde 1952 un sindicato del Gran Buenos Aires: el de la Sanidad de Hurlingham, que él mismo fundó.
Armando Ponce, santiagueño, sigue a Argentinos Juniors y tiene una empresa que arregla techos.Suman dos esposas (una cada uno), seis hijos y 16 nietos. Nacieron el mismo año (1928), con dos meses de diferencia. Uno tiene pelo negro y el otro una calva aminorada por su tenue cabellera blanca. Son verborrágicos, peronistas definitivos y de manos anchas.
Molina, más vehemente, pasó su vida en Hurlingham; Ponce vivió 20 años en Guaymallén, Mendoza, y quizás por eso es de modos más calmos.El 17 de octubre de 1945 tenían, casualmente, 17 años. Vivían cerca, a una estación de distancia: Molina en El Tropezón y Ponce en Villa Bosch, un puñado de cuadras más allá de la General Paz. Y cerca se sentaron en la fuente de la Plaza de Mayo para refrescarse los pies, en una tarde -recuerdan- sofocante. En el medio, aquel día célebre, un descamisado en camiseta.Las patas en la fuente y los descamisados, símbolos del peronismo insolente que estalló aquel 17 para cambiar la historia argentina.Recuerda Ponce: Yo era cadete en una sastrería militar, la sastrería García. Estaba en la calle 25 de Mayo, a media cuadra de la Plaza.
Y esa mañana, el delegado, que admiraba a Perón, nos convocó a ir a pedir por el coronel. Está en Martín García y lo quieren fusilar, porque nos defiende a nosotros, dijo. Allá fuimos. Y nos encontramos con una plaza recontrallena.Molina evoca: El 17 hicimos huelga. Trabajaba en una fábrica de aguas gaseosas con mi hermano mayor.
Los dos tomamos el tren en Caseros, nos bajamos en Palermo, y fuimos caminando desde ahí por la avenida Santa Fe hacia la Plaza. Por todos lados se veían pañuelos blancos y banderas argentinas. Cantábamos La patria sin Perón es un barco sin timón, y caminábamos. Llegamos a Plaza de Mayo como a las cinco de la tarde, hacía calor y no había agua en los bebederos. La foto la deben haber tomado a esa hora.Su hermano mayor, ya fallecido, es el engominado con saco que está a la izquierda de Juan, en el centro de la famosa foto de la fuente.
Ponce y los Molina se refrescaron en la fuente que está a la izquierda de la Plaza, entre la Pirámide y la Casa de Gobierno, yendo hacia Puerto Madero.
PSigue Molina: Todos los bares y negocios de la zona estaban cerrados. La gente traía y llevaba información sobre Perón, pero no sé de dónde la sacaba, porque no había radios portátiles. Al anochecer, se encendieron las luces de la plaza y mucha gente hizo antorchas con papeles. La Policía estaba tranquila: apenas había una guardia frente a la Casa de Gobierno, y algunos de la montada entre la multitud.Ponce remata: Para salir, como había tanta gente, tuve que costear las paredes del Banco Nación primero y de la Catedral, después.
El subte estaba cerrado en Diagonal Norte. Y fue en ese momento cuando empezó a hablar Perón, y comparó esa movilización popular con la toma de la Bastilla en París. No tenía reloj, pero serían las diez y media de la noche. El coronel terminó de hablar y Ponce se alejó caminando. Llegó a pie a Chacarita y ahí comió pizza, el único alimento del día de su bautismo político.Votaron por Perón al año siguiente (el 24 de febrero) y siguieron caminos distintos: Ponce se hizo albañil, trabajó de periodista y se destapó como inventor.
Siempre fue militante peronista, y su otro gran momento en la política ocurrió en 1962: fue cuarto candidato a diputado de Mendoza por la Unión Popular, el nombre del partido peronista, entonces proscripto.
Molina vio cuatro veces a Evita, fue preso en noviembre de 1955, después de derrocado Perón; lo echaron de la fábrica 3M un par de veces; integró la CGT de Saúl Ubaldini en la última dictadura; fue recibido por Juan Pablo II, y hasta fundó un hospital."

Publicado en face del Sr. 

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