GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

jueves, diciembre 11, 2014

Rodolfo Casamiquela, abriendo tranqueras a la ciencia patagónica.

Hoy, 11 de diciembre de 2014, Rodolfo Casamiquela hubiese cumplido 82 años, pero justamente por estos días lamentamos su partida un 5 de diciembre de hace ya seis años.
Rodolfo Casamiquela, abriendo tranqueras a la ciencia patagónica (El Regional)
La partida: una curiosidad inagotable

El 11 de diciembre de 2008 hubiese cumplido 76 años quien fuera el etnólogo más prestigioso de la Patagonia. Pero, quiso el destino que unos pocos días antes, el viernes 5 de Diciembre, falleciera en Cipolletti, Río Negro, el Doctor Rodolfo Casamiquela, o “Rudy” como lo conocían sus amigos dispersos en toda la Patagonia y otras regiones de nuestro país y del exterior, ya que su renombre no reconoció fronteras. 

También estaban por cumplirse seis décadas de cuando, con solo 16 años de edad, comenzara su búsqueda de materiales fósiles, líticos, etc., primero en su Jacobacci natal y luego en la Patagonia toda, acompañado primero de su tío materno Jorge Gerhold y luego de su hermano René. Con dichos materiales conformaría la colección del museo que fundara en 1949, junto con su tío, en su pueblo natal, Ing. Jacobacci.
También comenzó por entonces a interesarse por las lenguas de mapuches y tehuelches, y así supo que el lugar donde había nacido era conocido como Huahuel Niyeu, en lengua mapuche, o Yagüjütr a Suwun, en lengua de los, los Tehuelches del Norte de la Patagonia.
Es que para conocer una cultura y a su portador —el pueblo— es importante conocer su idioma, porque éste es el reflejo de la cultura de esa sociedad, a la vez que el instrumento que su hacedor —el dicho pueblo— usa para pensar, para expresarse, para comunicarse. Y este, creo, fue uno de los mayores legados de la obra de Rodolfo Casamiquela, la comprensión profunda de la cultura de los pueblos originarios de la Patagonia, los Pampa o Günuna künna, y los Aonikenk o “Patagones”. Patagones, nombrados así por los españoles, inspirados por el personaje —mitad hombre, mitad bestia— de las novela Primaleón, su nombre se hizo extensivo a la tierra que ocupaban, de allí Patagonia, tierra de los Patagones. Conocidos luego y actualmente como “Tehuelches” —indómito, salvaje, bárbaro—, nombre que le dieron sus vecinos en la lengua mapuche, en reconocimiento a su bravura comprobada por ellos en sus hostiles encuentros.
Pero ¿cómo se llamaban ellos a sí mismo?, ¿cómo veían y denominaban a los diversos elementos de su cultura, y a los del mundo natural y celestial? Esa fue una de las preocupaciones de Rodolfo Casamiquela; el mismo interés que mantuvo con constante entusiasmo en sus casi sesenta años como investigador de las culturas y las lenguas de los pueblos de la Patagonia. Pocos días antes de partir me comentó con entusiasmo que prácticamente tenía lista su gramática gününa iajech, la lengua de los Pampas, o Tehuelches del Norte.
Además de esta obra Rodolfo “tenía en barbecho” la reedición de los Diarios de Claraz, y otro sobre expresiones artísticas de los aborígenes patagónicos, que Rodolfo seguramente verán la luz de la mano de alguno de sus colaboradores. Estas obras, junto con las reediciones de sus múltiples escritos y libros, harán que su alejamiento sea sólo físico, y sus enseñanzas nos sigan iluminando.
Es que Rodolfo poseía amplios intereses científicos alimentados por una gran curiosidad, la que además de la antropología, con especialidad en etnología patagónica y lenguas indígenas regionales, arqueología, el arte rupestre y la toponimia patagónica, lo llevó a incursionar por temas como geología y la paleontología, lo que le valió acceder al doctorado en ciencias con mención en biología en una universidad chilena.

Por los caminos de la ciencia

Somos muchos los discípulos que tuvimos la suerte de conocerlo y de trabajar con el Doctor Rodolfo Casamiquela. A todos nos abrió las puertas con la generosidad del maestro que no temía ser superado por el alumno. Más bien fomentaba el espíritu crítico al que graficaba con una conocida frase de Ameghino “Me rectificaré tantas veces como sea necesario”. Por ello uno de sus primeros libros se llama, justamente, “Rectificaciones y Ratificaciones…”.

En mi caso personal puedo decirles que me abrió, no solo las puertas del CENPAT y de la investigación histórica, sino las de la Patagonia. Una Patagonia que tuve la suerte de recorrer, aunque sea en parte, de su avezada mano (un lujo que no olvidaré, y que siempre le agradeceré). Viajes en los que —buscando un sitio, una pintura o grabado en la roca, la charla con un informante— transitábamos por ignotos caminos en los que muchas veces teníamos que bajar del vehículo para abrir la tranquera y poder continuar. Viajes en los que se mezclaban descripciones geológicas, paleontológicas, zoológicas y paisajísticas; la explicación de pinturas y grabados; charlas en lengua con los paisanos que visitaba con "una Gancia" en algún boliche patagónico. Todo condimentado con su humor, y sus inolvidables interpretaciones de melodías operísticas, o de la letra completa de algún ignoto tango ni siquiera grabado y que solo gracias a su prodigiosa memoria podía retener y reproducir, o la canción del caballo blanco en el idioma de los gününa künna que supo recoger de los últimos hablantes de esa lengua. 
Al radicarse en Puerto Madryn su curiosidad se volcó también hacia la colonización galesa, y así creo el Programa de Investigación sobre Historia y Cultura de los Galeses en la Patagonia, trabajando en conjunto con el Museo Histórico Regional de Gaiman. En dicho marco se desarrollaron varias investigaciones de las que tuve la suerte de participar junto con Tegai Roberts, Fernando Coronato, Nelcis Jones, Leonardo de Bella y otros, que derivaron en la producción de varios artículos y libros de carácter científico y de divulgación, incluyendo su propia obra “Toponimia de los Galeses en el Chubut”.

El regreso, una nueva partida y reencuentro

Sus restos fueron trasladados, según su voluntad, a Ing. Jacobacci, adonde había nacido un 11 de diciembre de 1932. 

Allí había nacido su camino por las rutas de la historia y la etnología de la Patagonia, y allí retornó el sábado 6 de diciembre. Allí lo despidió su gente, sus familiares y sus amigos de toda la vida de Jacobacci, junto con algunos que nos habíamos acercado desde Madryn y otros lugares. 
Allí lo despidieron la emocionada palabra del Intendente de Jacobacci y el canto de Doña Julia Nahuelquir, una anciana indígena de 96 años, en lengua mapuche. 
Muchos de los que estábamos allí sólo percibimos el sentimiento que emanaba del homenaje de la anciana; Rodolfo, que aprendió el mapudugum en su juventud, seguramente comprendió todo cabalmente y partió tranquilo por el camino que conduce al cielo de los tehuelches (la Vía Láctea). 
Allí seguramente estará sentado, conversando con sus viejos amigos. José María Cual, con el que salvo la lengua pampa del olvido, viendo a los cazadores arrojar las boleadoras (Alfa y Beta de Centauro) al choique que huyendo deja su huella en el cielo (la Cruz del Sur). Y, como tehuelches y galensos eran amigos, seguramente estará también Clydwyn ap Aeron Jones, dándole la bienvenida con un aire de locomeo a ese patagónico gorsedd celestial.

Marcelo Gavirati
Foto Izq: "La pisada del Choique", la Cruz del Sur. Fte: A. Fiadone "Simbología Mapuche en Territorio Tehuelche", Maizal Ediciones.

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