GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, abril 03, 2015

2 de Abril de 1982: Rodolfo Terragno "Viví los hechos con ambivalencias…" El testimonio de Terragno sobre la guerra de Malvinas.

Rodolfo Terragno
A un mes del golpe del '76, la dictadura le hizo saber a Rodolfo Terragno que era conveniente que saliera del país. Por entonces dirigía la revista "Cuestionario". Por ello se exilió en Venezuela. Y a partir del '81 en Gran Bretaña. Ahí lo tomó la Guerra de Malvinas, a la cual ha dedicado libros y artículos desde ese ser "testigo de privilegio".
-Y un día se despertó en Londres con la noticia que...
-Que los "argies" estaban en Malvinas... "Tenemos muchos nuevos amigos" se había confirmado desde las islas a Londres. Yo estaba combatiendo en otra guerra, pero más elegante que la que ahora estallaba.
-¿Cómo comenzó a vivir esos 70 días que duró el conflicto?
-Con ambivalencias. Por un lado y en alguna medida me ayudó a instalarme de cara al conflicto, no tenía ninguna simpatía por ninguno de los dos poderes que definían los hechos. Por la dictadura, me había tenido que ir del país seis años antes. Y de Margaret Thatcher no compartía su ideología y sus estilos y formas de ejercer el poder. Además, convencido de que se iba a la guerra, pensaba en la sangre inevitable. Se cruzaba mucho, mucho en uno.
-Usted escribía desde Londres para el "Diario de Caracas"...
-Que ayudé a fundar con otros argentinos durante los primeros años de exilio.
-Computando esos cruces de emociones, de sentidos, ¿cómo manejaba la información?
-Lo digo en uno de mis trabajos sobre Malvinas: "Falklands". Actuaba bajo fuerte dictado de responsabilidad profesional. Lo que me impedía que me dominaran los sentimientos, pero esto de ninguna manera implicaba que los sentimientos siempre estuvieran presentes.
-Por argentino, por periodista, ¿sintió que los servicios de inteligencia británicos, el MI 5 concretamente, estaban sobre sus pasos?
-No. Había censura sí, especialmente en lo concerniente a cómo se iba conformando desde lo bélico, y luego se conformó y fue guerra, el escenario de las operaciones. Pero a lo largo de todo el conflicto se podía criticar la decisión de mandar la flota, decir que las Malvinas eran argentinas...
-En "Falklands" sostiene que Thatcher sólo quería la guerra. Años mediante, ¿mantiene ese convencimiento?
-Absolutamente. Incluso algunas de sus decisiones cubiertas de intenciones de lograr un acuerdo eran conducentes a más guerra, que por otra parte ya se había iniciado el 1º de mayo.
-¿Se refiere a la propuesta del 19 de mayo?
-Sí. Es una propuesta audaz. Propone que las fuerzas argentinas se retiren de las islas, la flota que ya estaba en operaciones se replegaría hacia el este del archipiélago, donde se enarbolaría la bandera de la ONU, que a su vez designaría un administrador. Se suman otras propuestas tendientes a descomprimir la crisis y a hablar de un acuerdo amplio. Ella sabe muy bien, y así lo ha demostrado la historia, que la Argentina se opondría al plan. Esa oposición les deja libre las manos: más guerra. Habla ante el Parlamento en términos de -digamos- "hemos hecho todo lo posible"... "No somos el problema, el problema son los argentinos y su intransigencia" y etc., etc. De hecho, renueva y construye más poder y ya es guerra y más guerra...
-Definió la propuesta de audaz. ¿Qué la define así?
-El hecho de que si la dictadura aceptaba el plan, Thatcher quedaría malparada. Su decisión de ir por el todo que había adoptado desde el 2 de abril mismo se transformaría en un repliegue de la flota y de todo lo que había dicho ella en aquel comienzo. Yo, al comentar la propuesta en el diario, sostuve que si eso sucedía, era posible que Thatcher cayera. Pero estaba bien informada de lo que sucedía aquí.
-¿Cómo es eso?
-Claro, ella sabía que su propuesta era inaceptable para la dictadura. Había avanzado mucho la decisión de recuperar las islas, de enfrentar a la tercera potencia militar del mundo, de tener muertos... eso pesaba mucho en la opinión pública argentina. Porque al momento de la propuesta británica, aquí la Guerra de Malvinas tenía mucho consenso...
-Una vez me contó que durante esos días de mediados de mayo logró hablar con el canciller Nicanor Costa Méndez sobre las posibilidades que esa propuesta abría para un acuerdo. ¿Cómo fue esa conversación?
-Logré el contacto a través de Bernardo Neustadt, con quien no tenía vínculo alguno. Le hablé para ver si me podía contactar con Costa Méndez. Me ayudó. Y hablé. Costa Méndez aceptaba mis reflexiones, mis puntos de vista. Pero, de hecho, me confesó que el problema era la Junta Militar. Ahí estaba el núcleo duro de la intransigencia.
-¿La conoció a Thatcher, habló con ella en alguna oportunidad?
-No, pero la estudié mucho.
-Dice Max Hastings, quien cubrió Malvinas y ahora ha escrito el formidable "La guerra de Churchill", que en materia de convicciones, Thatcher se enrola en las filas más selectas de los políticos más tenaces. Churchill, en todo caso. Usted llegó a Inglaterra dos años después de que ella llegara a primera ministra. ¿Cómo vivió el ejercicio de su poder?
-Sí, era muy dura. Llegué sabiendo que era así. No podemos olvidar que estrenó su poder lidiando con la huelga de mineros que duró meses y ella no cedió nada. Los aplastó. También estaba su intransigencia a negociar con los guerrilleros del IRA que en la cárcel iniciaron una huelga de hambre. Se fueron muriendo sin que ella negociara nada... Bajo presión nadie le sacaba nada. Conducción férrea...
Esa otra guerra.
"Cuando se inició la Guerra de Malvinas yo estaba enfrascado en otra guerra, no sangrienta... claro. ¿Qué había pasado? Que por esas semanas estaba comprando una editorial para editar dos Newsletter, cosa que finalmente logramos con quienes me acompañaban en la patriada. Pero tenía un problema: éramos el primer medio escrito editado en Gran Bretaña que trabajaría con computadoras. ¡Para qué! Se nos vinieron encima el sindicato de periodistas y el de gráficos en línea a oponerse a esa tecnología porque significaba reducción, según ellos, de personal. Teníamos todo listo, incluso alquilado un edificio de cuatro pisos donde finalmente funcionamos, pero fue una batalla dura, con manifestaciones frente a la editorial. Periodistas que renunciaban por solidaridad con la causa que levantaban los sindicatos. La mitad de la redacción se nos fue... así que en esa guerra me metí en la otra guerra. Finalmente terminamos imprimiendo en París, vía el sistema de punto a punto, todo un sacrificio... ¡Ah, internet dónde estabas! Pero salimos adelante y nuestros Newsletters se afirmaron en todo el mundo...
Publicado en Diario "Río Negro". Entrevista de Carlos Torrengo. Imágenes: internet.

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