Estoy harto de escuchar desde hace 25 años por lo menos referencias del tipo "debemos recuperar nuestra identidad", "Fulanito recuperó su identidad",
"debemos preservar la memoria y recuperar nuestra identidad", y también a la inversa "debemos recuperar la memoria y preservar nuestra identidad", etc, etc, etc, es decir, expresiones muy similares que ya son lugares comunes del habla y el pensamiento que se da en llamar "políticamente correcto"; frase ésta última que también me tiene harto por su vacuidad y su estupidez esencial, originada en la vacuidad y estupidez (por usar un eufemismo) de sus sostenedores.
En los casos públicamente conocidos de hijos nacidos en los años de plomo de Argentina que aparecen de tanto en tanto no recuperan su identidad sino su filiación.
Una "amiga" (profesora universitaria en esta Argentina actual) comentó que en esos casos se recuperaban "las dos cosas: la filiación -que es el nombre- y la identidad que no me parece un termino tan malo y esta vinculado con la historia familiar , lo que lo identifica con un grupo social determinado y que el no conoce". Pero por más que advirtiera que " solo es mi humilde opinión" le manifesté la mía -que no es ni humilde ni soberbia- :
Mirá, para mi no hay "una" identidad. Y menos una determinada por contextos familiares o socioeconómicos. Nadie queda adscripto a la clase social que tuvo al nacer no sólo porque pueda rechazarla en el futuro, o perderla, sino por algo tan simple como que es muy discutible acerca de qué entendemos cuando hablamos de clase social, lo mismo que sucede cuando se habla de "la identidad".
La identidad es un complejo abstruso, cambiante e inabordable en su totalidad que tiene que ver no solo con la emisión y recepción de mensajes, señales, gestos, gustos, etc. sino también con las formas adocenadas, disciplinadas e históriocas de emitir, de recibir y decodificar mensajes en un campo sujeto a las modificaciones de tiempo y espacio, ahí donde viven los seres humanos.
La tal supuesta identidad es un constructo para nada inocente que algs. creen que consiste en la portación de origen, clase, apellido, color de piel, de implante de cabello, etc. En lo cual están totalmente equivocados. Esta manera de categorizar tipos identitarios es lo más parecido que conozco a las teorías y experiencias racistas de todos los tiempos.
La identidad no consiste en la atribución de nichos de diversa clase para cada ser humano, sino todo lo contrario. La identidad es algo que se puede distinguir pero nunca agotar en una descripción o clasificación, salvo en una abstracción, tan alejada de la realidad de un ejemplar individual por exceso o carencia.
Tampoco es una suma de elementos visibles sino que comprende el gran y vasto campo de lo invisible, de lo mental y psíquico, del deseo y de la voluntad así como de los rechazos conscientes e inconscientes de ciertos aspectos o elementos de la experiencia personal.
Por eso mismo, esta palabra, junto con lo de "la memoria" o lo "políticamente correcto" (critico esta porque algunos creen que es válido usarla si se es de izquierda para denostar lo que no lo es...!!!!) se ha convertido en otro mito culturoso, de moda, que sirve lo mismo para un fregado que para un barrido.
Es decir, los mitos no son casualidades. Son producto de la capacidad mistificante de cada sociedad. ¡Y la nuestra vaya si la tiene!
Foto internet.
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