Una de las niñas pidió perdón por robar peluches. Volvió a la juguetería y juró no volver a hacerlo. El comerciante la abrazó.

El robo ocurrió a las 4 de la mañana y los chicos fueron llevados a la Comisaría del Niño.

Toda la historia es peculiar. Comenzó por la madrugada, cuando tres niños robaron osos de peluche en un negocio de esta capital y fueron demorados por la policía. Y continuó por la tarde, cuando una de las chicas, de 15 años, se presentó en la juguetería, se disculpó con el comerciante, juró no volver a hacerlo y se llevó como obsequio el peluche que tanto le gustaba. El dueño del local la abrazó, le pidió "que estudie" y que le muestre el mes próximo el boletín de calificaciones. "Terminó de manera inesperada, de la mejor forma", dijo el fiscal de Delitos Juveniles, Germán Martín.

Claro, horas antes todo fue preocupación porque un hecho tan inesperado, con un niño de 11 años involucrado, no hizo más que desnudar nuevamente las carencias sociales y asistenciales de Neuquén. Un dato es elocuente: por diferentes motivos y delitos, en Neuquén capital demoran en promedio cinco chicos por día en causas por robos o actos violentos.

La crónica policial señala que a las 4:30 de ayer dos niñas de 15 y un nene de 11 arrancaron la reja de una de las vidrieras de la juguetería ubicada en Leguizamón y Alcorta, rompieron los cristales y se llevaron seis osos de peluche, cuando fueron atrapados. Se iban con un Spiderman, una gata Kitty, un Mickey y un par de osos grandes, costosos; un botín cercano a los ocho mil pesos.

Según el fiscal Martín, los menores involucrados en delitos "buscan en general bienes de estatus como motos, celulares y ropa". El dueño del comercio, Francisco Gallo, opinó: "Lo que se llevaban no tiene valor de reventa. Lo querían para ellos. Cuando pueda se los voy a regalar". Y cumplió cuando la chica arrepentida se presentó ante él.

Las palabras de Gallo apuntaron más allá. El comerciante dejó el lugar de la víctima para exponer un fenómeno sustancial: los menores en situación de calle, sin asistencia del Estado y desprotegidos por sus familias. Según los datos que brindó Martín, unos cinco chicos son demorados por día en Neuquén capital. En el 2014 se registraron 608 causas sólo en la ciudad y más de 1.100 en la provincia.

"Hay una carencia enorme de parte de la familia, en primer lugar, y del Estado, en segundo término. Creo que el Estado llega, pero tarde", remarcó Martín. Agregó que "la gran preocupación es que había un nene de 11 años. Eso no debe pasar".

Consumo y deseo.

Los tres niños que fueron demorados en la madrugada de ayer, cuando se llevaban peluches de una juguetería, van a la escuela, pero deambulaban de madrugada, y según la policía estaban intoxicados. Viven en una casa cuya dueña tiene problemas de adicciones.

"No siempre el delito juvenil se explica a partir de la pobreza. Creo que tiene que ver con cuestiones culturales, de consumo y deseo. Y, sobre todo, con la poca contención que existe en el seno familiar", dijo el fiscal Germán Martín.

-¿Que se lleven peluches no tiene que ver con desear algo que no van a tener?, le consultó "Río Negro" a Martín.

-Quizá sí, o puede ser que no. Cuando están muy intoxicados, como en este caso, ocurre que los chicos pierden la noción y la relación entre deseo y satisfacción. Buscan satisfacer su deseo inmediato, aún sabiendo que no se debe.

-Hay una falta de contención total.

-Sí, primero de la familia y después del Estado. La burocracia no ayuda. Yo me inclino por dispositivos "híbridos". Que esté fuerte el aporte estatal, pero también que existan resortes comunitarios, con gente que conoce la realidad del barrio.

Publicado en Diario "Río Negro", sábado 18 de abril de 2015.