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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

lunes, julio 20, 2015

Adolescentes que se van de sus hogares: decisión riesgosa que interpela a los adultos. Los peligros a los que se exponen muchos chicos que se van de sus casas obligan a tratar de evitar que lleguen a esta situación.

"Hay que romper el mito de las 48 horas", explican los fiscales de Cipolletti. No dejar pasar el tiempo. "Si el chico tenía una vida normal, regular, que salía a bailar y volvía al día siguiente y salió a bailar y son las once y no volvió, hay que ir a la comisaría. Inmediatamente se trata de buscar porque las primeras horas son importantes", graficó Marcelo Gómez, titular de la Unidad Fiscal que investiga los delitos contra las personas.
Si bien los adolescentes dejan su hogar como respuesta a una situación no querida dentro de su entorno familiar, los chicos no tienen en cuenta los riesgos a los que se exponen tomando esta decisión. Si antes la casa de un familiar era el lugar más elegido para refugiarse ahora, y sobre todo por la presencia de las redes sociales, el círculo se amplía mucho más y con ello los riesgos. Ni qué pensar si ese o esa adolescente deambula durante horas e incluso durante la noche.
De acuerdo a las estadísticas locales, la Justicia recibe entre dos y tres denuncias al mes de chicos que se ausentaron de sus domicilios. Casi siempre son jóvenes, adolescentes entre 14 y 18 años, que decidieron irse por su propia voluntad. Por la situación de rebeldía, que es propia de esa etapa, porque no quieren acatar determinadas normas de convivencia o, a veces, porque son víctimas de hechos delictivos graves como golpizas o abusos sexuales. Casi siempre se refugian en lo un familiar, algún amigo del colegio, novio o pareja. Hay muchos casos también que la familia no concreta la denuncia porque o bien sabe dónde se alojó el chico o porque el adolescente vuelve antes de que se efectivice el trámite judicial.
"Todos fuimos adolescentes y sabemos cuál era la fantasía. Es pensar que afuera de mi casa puedo hacer lo que en mi casa no me dejan. Igualmente la pregunta no es qué le pasa a los adolescentes sino qué les pasa a los padres. Hay una mirada que intenta demonizar a la adolescencia o ponerla en términos de qué les pasa a nuestros adolescentes. Me parece que la pregunta correcta es qué le pasa a los padres, o qué les pasa a los adultos", reflexionó el psicólogo Matías de Rioja, que es docente y trabaja en Salud Pública.
El profesional reconoció que la "amenaza" de los adolescentes de irse de su casa ante una situación que consideran injusta no es novedosa aunque sí lo es la decisión cada vez más común de "transformar esa amenaza en acto".
Para él tiene más que ver con "el dejar hacer" de los adultos actuales que con la imposición de límites. "El adolescente como cualquier persona, o cualquier niño, necesita ver que hay un otro que se preocupa por él, que hay un otro que me está esperando, que hay un otro que me cuida y si ese otro no cuida, no le intereso, no le importo, pues bien, me voy a buscarlo afuera", reflexionó.
A nivel judicial también existe una preocupación en torno a esta problemática. Se intensifica cuando la desaparición es de una mujer joven ya que, en general, se vincula a la violencia de género.
"La calle es un mundo terrible para los jóvenes sobre todo si se van con un grupo riesgoso. El tema de la delincuencia, la droga, tiene un efecto muy perjudicial para los menores que están en la calle. Puede ser que ellos piensen que en ese grupo pueden estar mejor porque creen que están contenidos pero seguramente no es así", reconoció el fiscal Gómez.
Un dato preocupante lo brindó de Rioja. Aseguró que cada vez es más común que los padres, absorbidos por sus problemáticas, no se den cuenta de que su hijo adolescente no está en la casa. "Debe estar en lo de fulanito, de un amigo, debe estar... y en realidad no está, no aparece y eso pasa muchísimo. Lo que preocupa hoy en día es la cantidad, el número de chicos que se van de sus casas, porque la amenaza, en todo caso, es una conducta reactiva normal de un adolescente", reflexionó.
a ausencia de estos lazos y la liviandad del "dejar hacer" fueron algunos de los motivos esgrimidos por el psicólogo Matías de Rioja para tratar de comprender una reacción adolescente que cada vez se da con mayor frecuencia.
-¿Por qué un chico decide irse de su casa?
-Hay que ver caso por caso. En qué familia está ese adolescente. La mayoría de esas actitudes son en respuesta a un entorno. La pregunta igualmente no es ver qué le pasa a los adolescentes sino qué les pasa a los padres. Hay una mirada que intenta demonizar a la adolescencia y me parece que la pregunta correcta es qué le pasa a los padres, o qué les pasa a los adultos.
-¿Y qué es lo que les pasa?
-Para mí hay como una laxitud de dejarlos hacer, de no meterse para no ser un ortiva, un policía o un facho. Si bien el adolescente necesita transgredir, necesita enfrentarse a los padres, encontrar en su grupo de pares su lugar de alojamiento, en el fondo necesita saber que el padre está. Tiene que contar con esa ternura, ese cariño, esa contención. Hay como una adolescentización de los adultos. Esa liviandad es la que termina dejando al adolescente desarmado. El no también es amoroso, el no también es cuidar. Obviamente que hay no que son represores y que también van a generar una conducta reactiva. Pero, la mayoría de los que hoy se van de la casa, me parece, es porque sienten que ahí no hay demasiada contención. A veces los padres están tan absorbidos por su problemática que ni siquiera se dan cuenta de que el adolescente no está. Debe estar en la casa de fulanito, de un amigo, debe estar... y en realidad no está, no aparece y eso pasa muchísimo. Lo que preocupa hoy es la cantidad, el número de chicos que se van de sus casas, porque la amenaza es una conducta reactiva normal.
-¿Quién no tuvo el bolso armado debajo de la cama?
-Claro, pero lo que antes era amenaza hoy se hace acto. Entonces, ese acto se hace efectivo porque no hay dispositivos de la ternura que estén bien instalados. Hay como una liviandad, un dejar hacer, entendido eso como mirá que progre que soy, que piola y en realidad el adolescente necesita ver que hay un otro que se preocupa por él, que lo está esperando, que lo cuida. Intento no caer en respuestas cerradas porque es un tema muy complejo, es multicausal, pero el límite cuida.
-¿Puede servir para reconstruir la relación entre el chico y los padres?
-Puede ser un llamado de atención que sirva como alarma y que toda la familia diga, hagamos algo. También puede ser que haga ruido este fin de semana, esta semana y en tres meses pasa lo mismo. Si no hay red es posible que esto se repita. Porque para que el chico se haya ido debieron haber pasado muchas cosas antes. Fue como el último paso. Hasta la discusión es sana.
A nivel nacional, y según los datos de la organización no gubernamental Missing Children, hubo el año pasado 10. 640 denuncias de chicos perdidos. De este total se encontraron 9.960 (97 fallecidos y 9.863 con vida) y el resto de los casos se cerró por diversos motivos.
De acuerdo a las causas, se ausentaron por "crisis de identidad" 498 adolescentes y por "conflictos familiares", 351.
Tal como ocurrió en la región, la mayoría chicos de entre 13 y 17 años (75%) y mujeres (66% de los casos).
Para acelerar la búsqueda en casos complejos existe el Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas. Este organismo permite contar con la información centralizada sobre la situación de los niños, niñas y adolescentes extraviados, sustraídos o abandonados en todo el territorio del país. Asimismo pone en marcha los mecanismos del Estado para lograr la aparición de los chicos que faltan de su hogar. El programa cuenta con la línea 142, gratuita desde cualquier compañía telefónica, y también el 0800-122-2442 que funciona las 24, todos los días del año.
El Programa tiene un departamento social y otro de gráfica en los que se actualiza constantemente las fotos y datos de las personas que se trata de localizar.
Publicado en Diario "Río Negro", lunes 20 de Julio de 2015.

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