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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, agosto 21, 2015

21 DE AGOSTO DE 1940: HACE 75 AÑOS OCURRIÓ EL ASESINATO DE TROTSKY EN MÉXICO DONDE SE ENCONTRABA EXILIADO.

Dice Metapedia: “Lev Davídovich Bronstein, más conocido como León Trotsky fue un revolucionario judío nacido en Yanovka, Ucrania, el 26 de octubre -según el calendario juliano prerevolucionario- ó 7 de noviembre -según el calendario gregoriano- de 1879 y murió en Coyoacán, Ciudad de México, el 21 de agosto de 1940. Escribió un libro llamado Stalin, en el que denuncia las purgas del dictador soviético y la influencia judía en el régimen comunista.
León Trotsky, fue el quinto hijo de una pareja de pequeños terratenientes judíos de clase media.
Político y teórico revolucionario soviético, protagonista de la revolución bolchevique en Rusia en 1917.
Negoció la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial mediante la Paz de Brest-Litovsk. Tuvo a su cargo la creación del Ejército Rojo.
Stalin había dado orden de asesinar a Trotsky y, Jotov, encargado de las operaciones contra éste en México, se valió de dos comunistas catalanes, Caridad y Ramón Mercader (madre e hijo), para llevar a cabo el plan. Asimismo, ayudaron dos mexicanos de izquierda, Vicente Lombardo Toledano y David Alfaro Siqueiros.
Aunque el palacete en el que vivía estaba fuertemente custodiado, Ramón Mercader (conocido con el alias de Jaques Mornard) lograría infiltrarse en su círculo ganándose la confianza de una de las secretarias de Trotsky, Silvia Ageloff, con la que incluso mantuvo un noviazgo formal premeditado y planeado para perpretar el asesinato.
Con el pretexto de que leyera un escrito suyo se acercó a Trotsky y mientras este leía le clavó salvajemente un piolet en la cabeza. El grito de Trotsky se escuchó en toda la casa, acudiendo rápidamente sus custodios pero no se pudo hacer nada.
León Trotsky moriría un día más tarde en un hospital de la Cruz Verde”. 

Las matanzas del camarada Trotsky por Héctor Landolfi.
Increíblemente, lo que parecía un resto histórico de la ideología, el trotskismo reverdece en los márgenes australes del mundo.

Se agrupa en el Partido Obrero, FIT y el Nuevo MAS. No se presentan como trotskistas. Se autodefinen socialistas, feministas y defensores de los pueblos "originarios", término este tan ininteligible en la entonces Unión Soviética como inconsistente en la Argentina actual. En cuanto al feminismo, al comandante del Ejército Rojo (Trotsky) le hubiera costado entender el significado de esa mirada ideológica sobre la naturaleza femenina.

La izquierda vernácula tiene un derrotero singular y contradictorio. Adquirió importancia cuando el Partido Socialista se hizo famoso con la huelga de 1902, a la cual Roca le puso el brete de la Ley de Residencia. Y se consagró en épocas del mismo presidente (1904) cuando el conquistador del desierto modificó la ley electoral y dispuso la elección por "circunscripciones". Este cambio legislativo le permitió a Alfredo Palacios transformarse en el "primer diputado socialista de América".

Así las cosas, el socialismo creció al socaire de planteos reivindicatorios y del prestigio intelectual de Juan B. Justo, fundador del partido y traductor al castellano de "El Capital" de Carlos Marx.

Pero, a partir de 1918, el reverbero de la Revolución Rusa sobre el estuario platense generó la creación del Partido Comunista Argentino.

La Segunda Guerra Mundial encontró a los comunistas argentinos cohabitando con sectores "paquetes" de nuestra sociedad en la antiperonista Unión Democrática. Sospecho que la comodidad demostrada por los estalinistas autóctonos en su convivencia política con las clases medias y altas argentinas se debió, más que a ideología, al poder financiero que esgrimía el Partido Comunista.

Mientras tanto, y en forma paralela a los desdibujados seguidores de las órdenes de Moscú, se fue gestando el nacimiento del trotskismo.

Trotsky tuvo la rara oportunidad de hacer la Revolución, ocupar puestos de alto poder en el nuevo gobierno soviético, reprimir salvajemente a los opositores y teorizar sobre su propia experiencia. Hasta que, finalmente, le cayó la maldición que pesa sobre los que hacen revoluciones: son devorados por la inercia de la fuerza que generan.

La pelea por el poder en la entonces Unión Soviética favoreció a Stalin y Trotsky, para salvar su vida –cosa que logró solo por un tiempo–, huyó a México.

En las soledades aztecas, no exentas de placeres dada su proximidad a Frida Kahlo, el exiliado soviético reelaboró el marxismo y proyectó su "revolución permanente", una suerte de contrapunto ideológico a las rigideces del estalinismo.

El marxismo, una suerte de religión laica con sus dogmas materialistas e ideológicos, también tuvo sus cismas. El primero se produjo entre bolcheviques y mencheviques. Los primeros, partidarios de la dictadura del proletariado y los segundos, con una visión light de los textos de Marx, se transformaron en socialdemócratas.

Esa lucha ideológica terminó con el triunfo bolchevique. Y el resultado del enfrentamiento dejó miles de mencheviques muertos, ejecutados por la eficacia represiva del comandante Trotsky.

León Trotsky fue el tercer gran cismático. No murió quemado luego de pasar por el aquelarre de un auto de fe. Lo mataron introduciéndole el pico de un piolet en el cerebro.

La responsabilidad de Trotsky en no pocos de los males de Ucrania comenzó con la firma del Tratado de Brest-Litovsk (1918). En ese pacto, el entonces soviético comisario para las Relaciones Exteriores cede Ucrania y otros países bajo dominio ruso, a Alemania y a las potencias centroeuropeas de la época. La consecuencia inmediata de este abusivo reparto de países sometidos fue el saqueo sistemático de las inmensas riquezas alimenticias ucranianas por parte de Alemania y Austria.

El bochornoso desempeño como ministro de Relaciones Exteriores obligó a Trotsky a renunciar. Evidentemente, lo suyo no era la diplomacia sino el duro oficio militar, como lo demostró más adelante.

A poco tiempo de hacerse cargo del Ejército Rojo, Trotsky demostró ser buen organizador e implacable aplicador de "mano dura". No dudaba en ordenar fusilamientos individuales y grupales para mantener la disciplina castrense. Y hacía secuestros extorsivos de familiares de oficiales zaristas que revistaban en su ejército para que no se les ocurriera, aunque más no sea, cumplir con desgano las órdenes que se les impartía.

En la vasta llanura ucraniana, a principios del siglo pasado, surgió un movimiento revolucionario anarquista liderado por Néstor Makhno. En poco tiempo recibió la adhesión de miles de campesinos que padecían duras condiciones de vida y trabajo. Makhno organizó militarmente a sus seguidores bajo una fuerza que fue llamada Ejército Insurreccional de Ucrania. Participó de la Revolución Rusa y en alianza con el Ejército Rojo combatió a las fuerzas antisoviéticas del general Antón Dinikin.

El acuerdo entre Trotsky y Makhno establecía la independencia de cada fuerza pero la provisión de municiones y la conducción táctica estaba bajo mando soviético. Esto fue fatal para las fuerzas makhnovistas, pues en determinado momento de la lucha el Ejército Rojo dejó de proveer munición al Ejército Insurreccional y abrió su ala derecha para que pasara el monárquico Ejército de Voluntarios y masacrara a los anarquistas. Esta táctica la repitieron los comunistas en el Frente de Teruel durante la Guerra Civil Española (1936-39). Las fuerzas de Moscú dejaron de dar apoyo a las brigadas anarquistas y permitieron el paso de las tropas franquistas, que destrozaron al bando ácrata.

No obstante el traspié, Makhno reorganizó sus fuerzas y restableció su dominio en una amplia zona de Ucrania.

Trotsky ya no pensó en acuerdos con Makhno. El comandante del Ejército Rojo condujo en persona una encarnizada campaña contra los makhnovistas. Los bolcheviques intentaron asesinar a Makhno en varias oportunidades, pero fracasaron.

Trotsky no esperó más y emitió la orden Nº 1824, con la que lanzó a su ejército sobre la zona ocupada por los anarquistas ucranianos. Al principio la represión consistió en ubicar al combatiente makhnovista y fusilarlo; si se lo sorprendía en su casa se mataba también a la familia. La segunda fase de esta masacre consistió en arrasar aldeas enteras matando a todos sus habitantes.

La paradoja de esta matanza muestra al inventor de la "revolución permanente" masacrando a los que pretendían ir más allá de la Revolución Rusa.

Siempre me llamó la atención la facilidad con que León Trotsky se trasladaba desde su exilio mexicano hacia Estados Unidos y circulaba por Nueva York –ciudad donde estuvo años antes– como un turista más. Esta aparente contradicción quedó aclarada cuando leí la obra de Liborio Justo ("Quebracho"), que fue trotskista en su juventud y militó siempre en la izquierda ideológica, "León Trotsky y Wall Street. Cómo el líder de la Cuarta Internacional se puso al servicio del imperialismo yanqui en México".

Publicado en Diario “Río Negro” (edición Nro. 24.083), viernes 21 de agosto de 2015, página 18. 

Fotos internet.

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