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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, agosto 04, 2015

"Alicia en el país de las maravillas" cumple 150 años de historia.

- ¿Qué camino debo seguir para salir?
- Esto depende del sitio al que quieras llegar.
- No me importa mucho el sitio.
- Entonces, tampoco importa mucho el camino.
En 2015, la novela que nació como un cuento para divertir a tres pequeñas victorianas, cumplió un siglo y medio. Pero la novela de Lewis Carroll no ha envejecido: mantiene su vigencia y su poder intactos. Es sin dudas, el libro que más comentarios y teorías ha inspirado: psicoanalistas, artistas, científicos, todos han visto algo en ese maravilloso mundo en el que el sinsentido es lo único que tiene sentido. Y sobre todo han visto algo los lectores, pequeños o grandes, que se han dejado a caer por la madriguera del conejo.

¿Un libro infantil que simboliza el asombro y el miedo de crecer, o uno para adolescentes, que expone el fastidio ante la hipocresía de los adultos?, ¿un texto que denuncia la codicia y el despotismo de los que gobiernan?, o ¿el más maravilloso libro, lleno de bromas filosas, juegos de palabras, planteos filosóficos, humor y lógica desconcertante?
"Alicia en el país de las maravillas" cumple 150 años de historia, y sigue siendo tan moderno como clásico; tan encantador (en el más real de sus sentidos) como -algunas veces- aterrador.
El germen de esa magia nació una tarde de julio de 1892, cuando el reverendo y profesor de matemáticas en Oxford, Charles Ludwidge Dogson (así se llamaba Lewis Carroll) salió de picnic con las hermanitas Liddell: Lorina, Edith y Alicia.
Iban los cuatro en una pequeña barca a tomar el té a orillas del Támesis, cuando las pequeñas comenzaron a insistir en que les contara un cuento: "Son tres niñas en la barca/pero insisten como cien/ aburridas de la calma/piden un cuento a la vez;/contra una insistencia tanta,/¿qué otra cosa puedo hacer ?", empieza el texto.
Contar, claro. Y Carroll, más imaginativo que matemático, o ambas cosas a la vez, se inventó allí mismo, mecido por el movimiento de la barca, un cuento con la pequeña Alicia de protagonista. Una Alicia que seguía a un conejo blanco y que caía por una madriguera; una niña que cambiaba de tamaño a cada rato y, desconcertada, dudaba de quién era ("Sabía quien era esta mañana, pero he cambiado varias veces desde entonces"); todo en medio de un escenario donde el sin sentido le da sentido a la obra ("Sí yo hiciera mi mundo todo sería un disparate. Porque todo sería lo que no es. Y entonces al revés, lo que es, no sería y lo que no podría ser si sería", o como ese diálogo surrealista entre la reina y Alicia:
-Es una pobre clase de memoria que sólo funciona hacia atrás,
-¿Qué tipo de cosas recuerda mejor?— se aventura a preguntar Alicia.
-Oh, las cosas que ocurrirán la semana que viene después de la siguiente", respondió la reina en un tono despreocupado.
Alicia, fascinada con ese cuento de verano, le rogó a Carroll que lo publicara. Y él tardó dos años en cumplir ese deseo.
Dodgson trasladó aquella historia al papel y le puso de título "Las aventuras de Alicia bajo tierra", junto con sus propios dibujos (ver abajo). Dos años más tarde, en 1865, la editorial Macmillan de Londres publicó el libro con el mismo nombre que se conoce hoy, la firma de "Lewis Carroll" y las ilustraciones del dibujante satírico John Tenniel (las que se ven en la parte superior de la página).
Y fue entonces que nació este clásico. El viaje inicático de una niña que hace añicos las convenciones victorianas de la época; que se fastidia con algunas respuestas de los entrañables personajes que la acompañan en ese mundo (la oruga, el gato de Cheshire, los gemelos Tweedledum y Tweedledee) y que para cuando despierta en "la obtusa realidad" habrá encontrado su forma.
Hay magia, y hay criaturas memorables, pero el hueso de la historia son los rompecabezas lingüísticos, las contradicciones y el humor inglés:
Humpty Dumpty, mostrando su arbitrario poder sobre las palabras ("una palabra significa lo que yo elijo que signifique"); la Liebre de Marzo y el Sombrerero demostrándole a Alicia que no es lo mismo una cosa que otra ("veo lo que como" no es igual que "como lo que veo" o "me gusta lo que tengo" que "tengo lo que me gusta"); o las moralejas de la Duquesa:
-Estás pensando en algo, querida, y eso hace que te olvides de hablar. No puedo decirte en este instante la moraleja de esto, pero la recordaré en seguida.
-Quizá no tenga moraleja -se atrevió a observar Alicia.
-¡Calla, calla, criatura! -dijo la Duquesa-. Todo tiene una moraleja, sólo falta saber encontrarla.
Y se apretujó más estrechamente contra Alicia mientras hablaba. A Alicia no le gustaba mucho tenerla tan cerca: primero, porque la Duquesa era muy fea; y, segundo, porque tenía exactamente la estatura precisa para apoyar la barbilla en el hombro de Alicia, y era una barbilla puntiaguda de lo más desagradable. Sin embargo, como no le gustaba ser grosera, lo soportó lo mejor que pudo.
-La partida va ahora un poco mejor --dijo, en un intento de reanudar la conversación.
-Así es --afirmó la Duquesa--, y la moraleja de esto es... «Oh, el amor, el amor. El amor hace girar el mundo.»
Concebida para entretener a una pequeña, la historia de Carroll trascendió la literatura infantil. Ampliamente.
El país de las maravillas inspiró a artesanos verbales como James Joyce, quien incluyó en "Finnegans Wake", además de muchas referencias a Alicia, una larguísima palabra compuesta querecuerda la caída del Humpty Dumpty. Jorge Luis Borges, que leyó este libro en su original inglés (un dato muy importante porquelos juegos de palabras son bastante difíciles de mantener en su espíritu original al ser traducidos) sugiere que Alicia comparte el mundo fantástico del soñador de las ruinas circulares y también de su Inmortal. André Breton reconoció en sus páginas el humor negro de los surrealistas. Y entre los inspirados también hay que mencionar a Vladimir Nabokov (que fue además su traductor al ruso); a Salman Rushdie, que confesó que su mundo de ficción fue fundado en su infancia por esa niña de eterno delantal blanco; y a nuestro Serú Giran y su tema "Canción de Alicia en el país". Hay películas, obras de teatro y una pieza de ballet. Todo nacido de aquella historia inventaday hamacada por las aguas del Támesis.

Ciento cincuenta años después, Alicia no ha perdido su "muchosidad", como díría el Sombrerero Loco. Guardadas entre las páginas de ese libro, hay mucho más magia, sabiduría y humor que la que cualpuede imaginar detrás de la palabra "Maravillas". Sólo hay que abrir el libro, y dejarse caer por la madriguera del conejo. La "obtusa" realidad de este lado no volverá a ser la misma. Promesa.
Autora: Verónica Bonacchi. Fuente de información e imágenes: Diario "Río Negro", 4 de agosto de 2015.

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