"La música clásica se quedó en el frac", sostuvo Bruno Gelber.

"Desde chico me he casado con este señor de dientes blancos y negros, y le soy fiel", dice Bruno Gelber, que hoy, a las 20.30, toca a solas con su piano en Auditorio Fundación partituras de Beethoven, Schumann y Chopin. "Soy muy devoto de los schu, schu en francés quiere decir coliflor (se refiere a la expresión chou-fler). Es que a mí me gustan los compositores que hablan de los sentimientos, con amor, con pasión, con ardor, con dolor". Un Gelber genuino, no sólo para tocar, sino también para echar luz sobre "la la música seria" y confesar que también le gusta el rock, aunque advierte que "no toda la música popular es música".

—¿Uno de los tintes propios de tu interpretación es el tono emocional que aportás a los clásicos?

—Mirá, yo mucho no me escucho. Las obras de los genios están vivas gracias al intérprete cuando las toca, así que trato de vivirlas lo más intensamente posible, pero concientemente de pasarlas al público. Porque si uno tiene esa conexión con el compositor y no piensa en pasarla es como hacer el amor con alguien y no pensar en el otro.

—La música clásica siempre tiene un halo de música seria y...

—(Interrumpe) La seriedad no significa no tener sentido del humor, la seriedad bien entendida es la conciencia de lo bien hecho.

—Lo que decía es que más allá de esta formalidad de la música clásica, le aportás un color que tiene que ver con tu personalidad.

—Vos hablás de la seriedad con mucho placer, pero depende de lo que entendemos por seriedad. Yo soy una persona que desde chico me he casado con este señor de dientes blancos y negros, y le soy fiel. A veces me deja tiempo para vivir otra cosa, y de vez en cuando la hago, pero he entrado en esta religión totalmente. Pero cuando tenés ese demonio total de la vocación, es como un amor fulminante, que si no lo realizás te morís.

—¿Cuál es tu vinculación con la música popular?

—Momentito, la música popular no se puede llamar a todas. La música que hace ruido y repite más o menos 300 veces la misma frase y el mismo grupo de sonido, para mí no es música. Para mí es música el jazz, escuchar a Ella Fitzgerald cantando me emociona hasta las lágrimas, escuchar a la Negra (Mercedes) Sosa o Atahualpa (Yupanqui) en canciones folclóricas me maravilla, o en las otras también, pero no toda la música popular es música.

—Ojo que quizás muchos artistas te salten a la yugular con lo que decís.

—No, no, no, es decir, para mí la música es algo sagrado y viene de la inspiración. La cuestión es que la gente hace algo llamado música y están las histerias, los niñitos y las niñitas que se ponen el micrófono en la glotis para poder sacar un sonido, son las modas, el mundo ha cambiado. Lo que pasa es que no tuvimos la suerte de ser llevados de una manera inteligente, la música nuestra, la clásica, se ha quedado en el frac. Yo por eso me hago poner buenas luces y trato de que el escenario sea bonito, trato de que sea lo más estético posible.

—¿Qué aportó la cultura rock a la música?

—A mí me encanta el rock, yo soy de la época de Presley y era una maravilla. Era un compositor inspirado que hizo cosas extraordinarias. O Michael Jackson o Madonna, que han trabajado como es debido, es decir, no han hecho música de cualquier manera.

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