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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, septiembre 25, 2015

Mirta Le Grand almuerza en Stefenelli.

Su nombre suena igual al de la diva televisiva. Dice que la admira y que le gustaría conocerla. "Cuando era chica la maestra preguntaba el nombre de mi mamá y no me creía", sonríe.
Dueña de los almuerzos televisivos hay una sola, y Mirta Le Grand, como dice su documento, también.
Foto Hebe Rajneri
Es más bajita, y morocha, pero también agradable y muy coqueta. No es "taaaan" famosa y tampoco tiene un programa de tevé, pero sí tiene sus buenos admiradores en el sur del país. No se pregunta si "lo digo o no lo digo", pero reconoce que "alguna vuelta" se le ha escapado algún "¡carajo, mierda!" de la boca. Su nombre suena igual, igual, igual, aunque se escribe ligeramente distinto. Ella es la verdadera. Es Mirta Le Grand. Así lo cuenta y, para que no queden dudas, muestra su DNI. La de la tele es "la otra", bromea Mirta. "Ella es Rosa María Juana Martínez", recuerda.
Su padre, Yves Le Grand, llegó muy joven de Francia. Ella no tiene una Marcela, ni una Juanita Viale en casa, pero la vida la premió con siete hijos, 22 nietos y 24 bisnietos. Vive en General Acha, La Pampa, pero pasa parte de su tiempo en Stefenelli, donde vive una de sus hijas, y también cruza el puente hacia Neuquén para visitar a otra de sus hijas.
Graciela, una de ellas, es la que más anécdotas cuenta porque esta Mirta es un poco tímida. "En la escuela, en la calle, cuando hacíamos trámites, siempre la gente se sorprendía. Cuando era chica la maestra preguntaba el nombre de mi mamá y no me creía", sonríe.
La Le Grand dice que admira a la otra Mirtha. "Siempre la miro. Cuando era jovencita tenía una amiga y sus abuelos tenían un cine así que siempre íbamos a ver sus películas, muy lindas".
La "real" también sabe de almuerzos... pero más de la parte "de atrás". "Siempre vivimos en el campo. Mi marido tenía cancha de bochas, así que invitaba a los vecinos, a los amigos, y yo tenía que hacer los asados. Hasta los corderos al asador", recuerda. También son famosas por estos lares patagónicos sus empanadas y sus pastelitos. Y en tren de oficios también supo ser la propia modista de todos sus hijos, y ahora sus nietos. "Adora las plantas además", agrega su hija.
"Una vez, un familiar intentó llamar a la producción del programa, para tratar de hablar con Mirtha Le Grand, le escribieron, pero no pudieron contactarse. Así que ahora con esto de las redes sociales –dice Graciela– esperamos por ahí que se pueda cumplir el sueño de conocerla o al menos hablar con ella".
Publicado en Diario "Río Negro", 25 de septiembre de 2015.

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