GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, octubre 18, 2015

18 DE OCTUBRE DE 1945: "SAN PERON". EL 17 DE OCTUBRE ES CONSIDERADO EN LA LITURGIA PERONISTA COMO EL "DÍA DE LA LEALTAD" Y EL 18 DE OCTUBRE ERA “SAN PERÓN”. EL 18 DE OCTUBRE DE 1945 LA SECRETARÍA DE TRABAJO Y PREVISIÓN QUEDA A CARGO DEL CORONEL DOMINGO MERCANTE.

En la madrugada del miércoles día 17 de octubre de 1945 empezó una movilización de los trabajadores desde barrios como La Boca, Barracas, Parque Patricios como de las zonas industriales de sus alrededores como Berisso, localidad cercana a La Plata donde había importantes frigoríficos, en la que estuvo muy activo a favor de la movilización el dirigente gremial Cipriano Reyes. También participó la secretaria del Coronel Domingo Mercante que se llamaba Elfriede Isabel Ernst.
El Coronel Domingo Mercante luego sería Gobernador de Buenos Aires desde 1946 hasta 1952.
La escritora Lucía Gálvez ha sostenido que Isabel Ernst fue la verdadera mujer protagonista del 17 de octubre de 1945.
Publica Wikipedia el relato de Isabel Ernst: "Hugo Mercante me pide que vaya a ver a los obreros para avisarles que, con la firma del decreto, se acababan las ventajas sociales. Cuando regresé a mi casa [...] me encontré con un grupo de dirigentes gremiales que me esperaban. Allí les conté que Perón y Mercante estaban presos en el puerto, en un barco, y que los estaban por llevar a la isla Martín García. Y les dije lo del decreto. A la noche siguiente regresaron los sindicalistas a mi casa y me pidieron que lleve la palabra de Perón a los obreros, porque sin esa voz de mando ellos no estaban dispuestos a salir”.
Dice Juan José Sebreli en su libro “Comediantes y Martires”: “La huelga y manifestación del 17 no fue, sin embargo, espontánea, la organizaron personajes secundarios –Juan Atilio Bramuglia, el coronel Filomeno Velasco, Cipriano Reyes, Eduardo Colom, Domingo Mercante, su sobrino Héctor Mercante empleado de la Secretaría de Trabajo y dos mujeres Isabel Ernst y María Roldán, delegada obrera del frigorífico Swift-

Casi todos desaparecieron en escena, durante el gobierno de Perón, cayeron en desgracia o permanecieron en lugares subalternos y uno de ellos Cipriano Reyes, fue encarcelado”.

LUEGO DEL 17 DE OCTUBRE VIENE "MAÑANA SAN PERÓN"...

En un fragmento del discurso del coronel Perón dice casi al final: "...Ha llegado el momento del consejo. Trabajadores: únanse, sean hoy más hermanos que nunca ...Y les pido que realicen el día de paro festejando la gloria de esta reunión de hombres de bien y de trabajo, que son la esperanza más pura y más cara de la patria". Desde el gentío, surge la ocurrencia: ¡Mañana es San Perón! ¡Mañana es San Perón!. Finalmente, el coronel afirma: "...Al abandonar esta magnífica asamblea, háganlo con mucho cuidado... Tengan presente, que necesito un descanso que me tomaré en Chubut para reponer fuerzas y volver a luchar, codo a codo con ustedes, hasta quedar exhausto, si es preciso...".
A la una de la mañana del 18 de octubre de 1945, cuando termina la concentración en la Plaza de Mayo, manifestantes encabezados por jóvenes de la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN) marchan en dirección al edificio del diario Crítica, en Avenida de Mayo 1333 dirigido por Natalio Botana que se había manifestado la tarde anterior que Perón era un "mito fascista".
Los muchachos exaltados, lanzan piedras y rompen los vidrios de las ventanas. Desde la terraza, los pistoleros de Botana disparan sus armas. Parapetados detrás de árboles y las mesas de un bar, algunos militantes de la Alianza responden al fuego. El tiroteo dura hasta las tres de la mañana. Cuando todo termina, en la calle quedan cincuenta heridos y dos muertos.
Darwin Passaponti.
Darwin Passaponti recibe un balazo en la cabeza. Tiene 17 años y es alumno del Colegio Normal Mariano Acosta, donde era delegado de la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES). En la solapa de su saco exhibe la insignia de la Alianza Libertadora Nacionalista: un cóndor con las alas desplegadas sobre una pluma y un martillo. Lo llevan al Hospital Durand, pero los médicos no pueden hacer nada. Es considerado el mártir de lo que sería después el peronismo.
Los otros muertos se llamaban Francisco Ramos, tenía 21 años y Benito Currá.

La Yapa Argentina.

San Perón, el santo olvidado por las nuevas generaciones del PJ.

Invariablemente, desde 1946 hasta 1954, después del 17 de octubre, “Día de la Lealtad Peronista”, se celebrada -el 18 de ese mes-, el “Día de San Perón”. “A pedido de las masas” como supo publicar algún medio impreso de la época.


El 18 de octubre era día no laborable, feriado nacional, Por decreto que firmaba el general después del acto del 17.  La firma del decreto era un simple formalismo porque todo el mundo sabía que Perón no se iba a negar a disponer que el 18 de octubre fuese feriado.
Esta medida pasó a ser parte del ritual establecido para los actos del Día de la Lealtad. Para los porteños, era una continuación de la fiesta iniciada el día anterior, pero para las decenas de miles de provincianos –hombres, mujeres y niños-, el Día de San Perón era utilizado para regresar a sus lugares de origen,
Recuérdese que con anterioridad al 17 de octubre y a través de las Unidades Básicas se organizaban los viajes de los grandes contingentes que se daban cita en la Plaza de Mayo, de tal manera, que poco después de mediodía el histórico paseo presentaba un aspecto que –según nuestras apreciaciones-, no se ha vuelto a repetir.
Allí coincidían porteños y provincianos ávidos de escuchar la palabra del general Perón que cuando se hacía presente tenía que esperar unos minutos hasta que la muchedumbre dejara de aplaudirlo y vivarlo.
Esta escena se repetiría, por caso, luego que Perón pronunciara la primera palabra como saludo a la concurrencia. “¡Compañeros!” ocasión en la cual la concurrencia estallaba en aplausos y gritos que duraban varios minutos.
Cabe recordar que el servicio ferroviario y los colectivos de larga distancia eran utilizados para trasladar a los seguidores del fundador del Movimiento Nacional Justicialista y su esposa Evita generando formidables concentraciones populares con gente proveniente de todo el país.
No es motivo de esta entrega señalar las causas por las cuales el “Día de San Perón” ha caído en el olvido y dejó de celebrarse masivamente.
No obstante, pensamos que  mediante estas líneas podemos recordar –a modo de sencillo y humilde homenaje-, a los miles de compatriotas que festejaron alegremente el Día de San Perón, algo que ahora pertenece al pasado del movimiento  político y social más  importante de América Latina que viera la luz en el siglo pasado.

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