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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, junio 21, 2016

De Lorenzo Miguel a Hugo Moyano. Dos formas de trabajar distinto sobre el poder. Miguel lo hacía “desde atrás”, mientras Moyano prefiere la exposición pública.

Los dos, uno antes y otro ahora, ocuparon (uno aún lo mantiene) un espacio importante en el sindicalismo y en la política argentina. Fueron (uno lo sigue siendo) los “hombres fuertes” del sindicalismo y de la política. Pero hubo aspectos que los diferenciaron, ya que mientras Lorenzo Miguel nunca aceptó cargos públicos y su intención fue la de manejar la política desde su lugar en las 62 Organizaciones, el dirigente de los camioneros siente pasión por el poder y a pesar de ser el titular de la central obrera más poderosa, incursiona también en el fútbol y quiere ser titular de la AFA, sin descontar su intención de acceder (así lo dijo en un discurso) a la candidatura a presidente de la Nación, a reflejo de lo ocurrido en Brasil con Luis Ignacio Lula Da Silva. 
Lorenzo Miguel.
Al decir de quienes lo conocieron en profundidad, fue un estratega excepcional. Debía modificar la imagen de un gremio -la UOM- que había liderado aquel denominado Peronismo sin Perón, a través de la figura de Augusto Timoteo Vandor. El “loro”, como lo conocían a Miguel, sucedió en la conducción del gremio al “lobo” Vandor pero, en lugar de diferenciarse, se alineó inmediatamente detrás de la figura de Perón.
Tuvo diferencias internas con José Ignacio Rucci pero trabajaron en conjunto, uno desde la CGT y el otro desde las 62, a favor del retorno de Perón al país. Tuvo incidencia fundamental en las elecciones de 1973, cuando la “Tendencia” alineada con Cámpora designó a los candidatos a gobernador en las principales provincias y las 62 decidieron quién sería el hombre del movimiento obrero que integraría la fórmula como vicegobernador.
En el caso de Mendoza en particular, un plenario provincial de las 62 Organizaciones debió elevar una “terna” de candidatos, para que la conducción nacional eligiera el nombre definitivo. Pero hubo una particularidad, la “terna” mendocina estaba integrada por 4 dirigentes, los tres designados, con Carlos Arturo Mendoza a la cabeza, y un cuarto: el dirigente de los edificios de renta Bienvenido Parisot, que era el encargado de redactar la nota que sería enviada a Buenos Aires y colocarla en el sobre. Fue el momento utilizado por Parisot para cometer la picardía.
Con la muerte de Rucci, Miguel siguió al lado de Perón, quien premió esa lealtad cuando priorizó al movimiento obrero por sobre la Tendencia en aquel famoso acto de Plaza de Mayo. La designación de Casildo Herrera como titular de la CGT fue un fracaso, especialmente luego de aquella frase “yo me borré”, a la hora del golpe de 1976.
Fue entonces que, durante la detención en un barco de la Armada junto a otros dirigentes sindicales, Miguel decidió impulsar la figura de un hombre joven para conducir la central obrera y la designación recayó en Saúl Ubaldini, quien ni siquiera ocupaba la secretaría general de su gremio de cerveceros. “El pibe”, decía Miguel cuando se refería a Ubaldini.
Fiel a su estilo de conducción, Miguel nunca intentó ocupar alguna candidatura electoral, pero sí priorizaba el “manejo” de la política del peronismo, defendiendo a ultranza aquel “33 por ciento de los cargos para el movimiento obrero”, lo que le permitió a decenas de dirigentes sindicales ocupar bancas tanto en las legislaturas provinciales como en el Congreso de la Nación.
La derrota electoral de 1983 golpeó con dureza a Lorenzo Miguel, especialmente por aquella denuncia de Raúl Alfonsín respecto del pacto militar-sindical. De todos modos, siguió “desde atrás” apoyando y aconsejando a Ubaldini en la conducción cegetista, quien se convirtió en el principal líder de la oposición, especialmente por aquellos trece paros generales al gobierno radical. 
Hugo Moyano.
Al dirigente de los camioneros le gusta tanto o más el poder que a Lorenzo Miguel, con la diferencia de que también le gusta la exposición pública, en la búsqueda de una carrera política que tiene como objetivo el máximo cargo en la conducción del país.
Lo dejó abiertamente aclarado en el acto de Ferro Carril Oeste, cuando dijo que un trabajador debía llegar algún día a ser el presidente de la Nación (como sucedió con Lula en Brasil) y la respuesta inmediata de la entonces presidenta, Cristina Fernández, fue que ella también era una trabajadora. Ahora, ya con Macri en el gobierno, Moyano, en un reportaje de la revista Crisis, dijo que “nosotros no podemos estar como la guerrilla, toda la vida insistiendo, nosotros tenemos que ir por el poder”.
Moyano llegó a la conducción del gremio de los camioneros en 1987 y, a diferencia de muchos otros sindicalistas, no estuvo de acuerdo con el gobierno de Carlos Menem. Ese enfrentamiento le permitió la valoración de Néstor Kirchner cuando asumió la presidencia y Moyano estuvo junto al santacruceño hasta que su ambición personal chocó con la intención de Kirchner de decidir la sucesión del modelo.
Al frente de su gremio poderoso (“todo lo que anda sobre ruedas en el país está bajo el ala de Moyano”, se asegura) se alejó del Gobierno y lideró una CGT confrontativa. Moyano tuvo una consideración especial con Mendoza, especialmente cuando el también camionero Mario Zaffora lideraba la central obrera local.
No conforme con el sindicalismo, decidió avanzar sobre otro de los poderes, el del fútbol, aunque previamente dejó bien “atado” el panorama, con uno de sus hijos al frente de Camioneros y otro como titular de los trabajadores de Peajes.
Ganó las elecciones en Independiente de Avellaneda y ahora quiere ser titular de la Asociación del Fútbol Argentino con un aspecto que lo favorece: sus años en el sindicalismo le permiten conocer de qué manera se “rosquea” para ganar espacios. Es más, utiliza como “pantalla” a su yerno, el Chiqui Pérez, quien también se postula para conducir la AFA. El tiempo dirá si Moyano logra alcanzar los objetivos perseguidos.
Autor: Luis Fermosel. Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, lunes 20 de junio de 2016.

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