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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

miércoles, septiembre 28, 2016

Mons. Arancedo: “Es ingenuo pensar que el derrame de los que tienen va a llegar a los que no tienen”.

“Es ingenuo pensar que el derrame de los que tienen va a llegar a los que no tienen”, advirtió el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, al reflexionar sobre la parábola del “hombre rico y el pobre Lázaro”. El prelado consideró que “para plasmar una sociedad más humana, más digna de la persona humana, es necesario, afirma la Doctrina Social de la Iglesia, revalorizar el amor en la vida social –a nivel político, económico y cultural- haciéndola ‘norma constante y suprema de la acción’” y reclamó “la presencia del Estado con leyes justas que reconozcan esta dignidad e igualdad de toda persona y se nutran con los valores del Evangelio”.


El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, aseguró que “el tema de la trascendencia, el fin último del hombre, como destino al que todos estamos llamados, es una verdad de fe que responde a la aspiración más profunda del hombre y nos ha sido revelada por Jesucristo”. 

El prelado explicó que la parábola del “hombre rico y el pobre Lázaro” habla de esta realidad “en la imagen de dos personas que han vivido con criterios distintos, a quienes las contempla desde el término de sus vidas. La muerte los une, pero también los diferencia”. 

“Uno vivió su riqueza y bienestar en clave egoísta; el otro, el pobre, vivió rodeado de fragilidades y tratando de participar o recibir algo de lo que al rico le sobraba”, diferenció. 

“La vida eterna, como término de nuestra vida temporal, se vive como don y compromiso en este mundo. El sentido y contenido de la fe hace de este mundo un tiempo de opciones y responsabilidad. Nos hace vivir con gratitud el don de la existencia y su plenitud, y nos hace protagonistas de este camino. Vamos escribiendo nuestro futuro”, sostuvo. 

Monseñor Arancedo consideró que “esto que vale a nivel personal tiene, además, una dimensión social que se refiere al bien común”, y advirtió que “es ingenuo pensar que el derrame de los que tienen va a llegar a los que no tienen”. 

“Para plasmar una sociedad más humana, más digna de la persona humana, es necesario, afirma la Doctrina Social de la Iglesia, revalorizar el amor en la vida social –a nivel político, económico y cultural- haciéndola la ‘norma constante y suprema de la acción’. Lo que vale a nivel personal vale también a nivel social. Es importante la presencia del Estado con leyes justas que reconozcan esta dignidad e igualdad de toda persona y se nutran con los valores del evangelio”, concluyó.

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