GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, octubre 30, 2016

Entre premios, felicidad y dramas, Mirtha Legrand sigue siendo la dueña de la cabecera de la mesa.

Casi medio siglo de almuerzos, 20 Martín Fierro (tres de oro, dos de platino), y 58 protagonismos entre cine, teatro, radio y tevé, la revalorizan cada día. Y está cerca de cumplir 90 años.
Un sábado más, un domingo más. La mesa está servida. Como desde hace casi medio siglo: el rito empezó el 3 de junio de 1968. Su dueña, la dama Rosa María Juana Martínez, Mirtha Legrand por siempre y para siempre, no ha descuidado detalle.
Orden perfecto. Armonía. Cada invitado en su sitio. Hace unos días, el 23 de octubre, como cada aniversario, ha puesto un aviso fúnebre en La Nación in memoriam de Daniel Tinayre, su marido desde 1946, muerto a los 84 años. Todo lo demás permanece inalterable. Y ella, eterna a sus confesados 89 años.
Pero, cómo empezó aquella historia de amor? Intentemos una reconstrucción…
Verano del 88 en el todavía salvaje José Ignacio de Punta del Este. Él deja temprano y en silencio la inmensa cama de mimbre: hace 42 años que respeta casi con devoción el sueño de ella. Recorre la casa blanca "muy Hollywood" (la definición es de ella), sale a la terraza–balcón, y mira largamente el mar. Una hora después ella entra en escena (camisón y deshabillé), desayuna, se hunde en la pileta y nada como en cámara lenta.
El sol, alto ya, y laborioso, quema la piel de ese hombre de 72 años y le repite el color que tenía el 24 de diciembre de 1945 (apenas se habían apagado los fragores del 17 de octubre, Perón, la Plaza…) cuando entró al set y la vio.
O se vieron, porque ella —18 años, con mucho de provinciana de la llanura (cuna en Villa Cañás, Santa Fe), filmando "Cinco Besos" al mando de Luis Saslavsky— le clavó los ojos y preguntó:
—¿Quién es?
—Daniel Tinayre, un director de cine francés.
Él sabía que ella era Mirtha Legrand. No preguntó nada. Pero le dijo a su amigo Saslavsky: "¡Qué mona es esa mujer!"
Los presentaron. "Una foto juntos, por favor", pidió un fotógrafo que por allí rondaba. Después, cada cual a su puesto.
A las 10 de la noche, Mirtha llegó a su casa. Había doce rosas rojas y una tarjeta: "Hoy es un día inolvidable porque la he conocido". Ella corrió al teléfono:
—Gracias, Daniel.
—Lo que yo quiero es volver a verla.
La moviola hizo galopar los fotogramas siguientes. Dos meses después ella filmaba en Mar del Plata y él veraneaba en Punta del Este. Pero al tercer día de playa, inquieto, levantó campamento, viajó e irrumpió en la filmación:
—Yo estoy enamorado de usted.
Legrand abrió los ojos como, por ejemplo, en el film La vendedora de fantasías.

El 23 de ese mismo febrero, compromiso. El 18 de mayo, civil e Iglesia por la mañana.
Anécdota del civil: él llegó tarde, trató de estacionar como en las películas y chocó, según recuerdan viejos vecinos de la calle Agüero.
Anécdota del la Iglesia (San Martín de Tours): ella vistió de negro.
La luna de miel tuvo pocas fases: cuatro días en Punta del Este, y a filmar.
Recién en el verano del 47 se tendieron en la playa con el Pan de Azúcar como telón, y ya con Daniel en marcha: nació el 20 de agosto, y cuatro años tenía cuando llegó —31 de octubre— Marcela.
Un álbum de fotos dice que en 1950 (guerra en Corea) viajaron a los Estados Unidos por Panagra y con sombreros.
Que en el 59 y de gala bailaron en el festival de cine de Venecia.
Que la casa de Mariscal Castilla, Barrio Parque, pegada a las vías, tenía una escalera como las que Mirtha subió y bajó en decenas de películas.
De teléfono blanco y de las otras.
¿Convivencia fácil, tormentas, tramos caminados por la cuerda floja? Seguramente. Una estrella de las pampas y un francés ácido y de carácter fuerte (lo admitió siempre) no son ingredientes para un cocktail en el Ejército de Salvación…
Sin embargo, cuatro décadas y dos años juntos no eran un diploma muy fácil de exhibir en las paredes de la enloquecida farándula criolla, francesa, norteamericana y/o japonesa. Tal vez Mirtha y Daniel tenían un secreto guardado bajo siete llaves.
Tal vez haya que buscarlo en estos monólogos que les pertenecen…
"Me gusta ser famosa. Es casi un vicio. Creo que no soy una gran actriz. Soy correcta, simplemente. Pero tengo bastante sentido de la estética y estoy casada con un hombre de muy buen gusto que nunca me impuso nada pero me ayudó a depurar mi estilo".
"¿Divorcio? Tal vez sea inevitable, pero hay que salvar la familia a cualquier precio. No se puede vivir sin un hombre al lado. Un hombre que nos proteja, que nos ayude, que nos diga qué cosa no está bien".
"Trato de no ver a Daniel afeitándose o lavándose los dientes, y trato de que él no me vea con ruleros o crema en la cara. Nunca me separaría de Daniel: le tengo un gran cariño, lo admiro, y su presencia me hace bien".
"¿Mi casa? Siempre funcionó prácticamente sola. Yo no sé manejar una casa, lo confieso. Tinayre (casi siempre lo llama así) tiene una gran virtud: calmarme en el momento justo. Soy muy impulsiva, y él me llama a la reflexión".

"¿Qué me critica? Que haya malcriado a nuestros hijos, por ejemplo. Y creo que tiene razón. Según él, las cosas no se arreglan con besos y abrazos… Nos respetamos mucho. Jamás lo interrumpo. Pero eso no quiere decir que estemos de acuerdo en todo. Ni mucho menos…"
"Tinayre es un realista. No se engaña jamás. Yo, más o menos. Con todo, hemos llegado a ser grandes amigos".
"¿Qué es el amor después de tantos años? Hummm. Una gran ternura, saber qué piensa el otro, y un conjunto de pequeños detalles contemplados. Eso es, supongo".
"No hay nada peor que los matrimonios mudos: sillón, libro, diario, y ni mirarse. Aún cuando la pasión deje de existir, hay que admirar al que está al lado, tener tolerancia y mucho, mucho sentido del humor".
—¿Estuvo enamorada de otro hombre?, le preguntaron una vez.
La respuesta fue sí.
—¿Cuándo? ¿De quién?
—No me van a sacar una palabra más de lo que dije.
Y la insistencia fue inútil.


De lo publicado en Infobae, domingo 30 de octubre de 2016.

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