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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

lunes, julio 03, 2017

2007: el año en el que comenzó el futuro por DANIEL MOLINA.

2007: el año en el que comenzó el futuro 

por  DANIEL MOLINA.

Lo nuevo comienza siendo ridiculizado o negado; luego se lo comienza a aceptar, pero con críticas, y finalmente termina pareciéndonos obvio. Como todo lo realmente nuevo pasa por ese proceso, la mayoría no se da cuenta de cuán disruptivos son muchos de los productos y procesos que sustentan nuestra vida cotidiana. No solo la mayoría nunca ve lo nuevo “en acto”, sino que no se suelen ver los cambios que esas nuevas tecnologías y conductas han producido realmente en nuestro medio, en nuestro trabajo y en nuestra familia. Hace apenas una década (en términos históricos es “nada”, pero en la vida de una persona es “bastante”) aparecían a la vez el iPhone, PornHub y Twitter, y así comenzaba ese futuro que nos venían prometiendo desde fines del siglo XIX.
Cuando apareció el iPhone (el jueves se cumplieron justo 10 años) todo el ambiente tecnológico volvió a criticar a Steve Jobs por mentir: vender como nuevo un producto que, según ellos, ya existía (y en mejores y más avanzadas versiones). Todos vieron el iPhone como un celular “apenas más lindo y más fácil de usar” que la mayoría de los que ya estaban en el mercado. Nokia, líder indiscutido de la telefonía celular en 2007, ni imaginó que pocos años más tarde sería apenas un recuerdo. Y todo debido a ese aparatito “apenas más lindo” que los otros.
¿Por qué el iPhone fue tan disruptivo y es, aún hoy, la tecnología más novedosa que está transformando el mundo? Porque no es ya un teléfono celular sino una prótesis del cuerpo humano: el iPhone (y todos los demás celulares que lo imitaron desde entonces, incluyendo Samsung, LG o Huawei) nos convirtió en la primera versión acabada de los cyborgs que estamos condenados a ser plenamente en un futuro muy próximo.
El iPhone (y los demás celulares) ya no son teléfonos: son centrales de inteligencia artificial que llevamos todo el tiempo con nosotros para realizar gran parte de las acciones que realizamos todos los días. Cada vez menos gente usa el celular para hablar por teléfono (y casi nadie usa un celular solo para hablar por teléfono). El iPhone (y luego los demás celulares, gracias al sistema Android, que aparece poco después tratando de copiar el iOS de Apple) digitaliza la vida: la transforma en cientos de miles de aplicaciones, que nos sirven para cosas que nos parecen imprescindibles y para otras que consideramos estúpidas (pero que a otros les parecen centrales para sus intereses). Justamente, la multiplicidad de aplicaciones permite, por primera vez, que cada persona pueda diseñar el tablero de mando de su mente para interactuar con el mundo.
Esta transformación que ha producido el uso de los celulares inteligentes es aún poco estudiada entre los expertos y casi invisible en la vida cotidiana, pero es lo que hacemos con un celular: lo hemos convertido en la central de control de nuestra vida.
¿Qué tiene que ver la masificación absoluta de la pornografía y una red social (que constantemente dan por muerta) con el futuro y la mística disruptiva del iPhone? Todo. El iPhone (al igual que los demás celulares) es la central de mando que permite hoy que cada cuerpo aislado esté conectado todo el día y a toda hora no solo a Internet sino a todos los demás cuerpos, aunque lo haga de manera digital. El celular nos digitalizó la vida. Pero para que esa vida quiera ser digitalizada (y pueda serlo) necesitamos “cosas” que nos seduzcan: juegos, sexo, dinero y chismerío. Es decir: sexo.
PornHub recibe 75 millones de visitas por día y es, lejos, la central de contenidos más visitada del mundo. En estos diez años reprodujo varias veces más horas de pornografía que todas las horas que lleva la vida (desde la primera bacteria) en nuestro planeta. No hay nada semejante. La pornografía nació en el Renacimiento (aunque existía en Grecia, Roma, Egipto y China, era casi insignificante). Pero solo para uso de los nobles, de los más ricos. Comenzó a democratizarse a mediados del siglo XX con la aparición de las revistas y los primeros films. Pero Internet permitió que realmente casi cualquier persona pueda acceder a ella. Y así fue que pudimos ver que casi cualquier persona lo que más busca en Internet es pornografía.
Cuando la pornografía logra satisfacer el deseo del internauta, la mayoría quiere pelear, informarse (o, mejor dicho, que le confirmen sus prejuicios y obsesiones) y sentir que hace algo que deja una huella: va a Facebook, Youtube o Twitter. Hay muchas otras plataformas que son masivas y cumplen funciones parecidas (desde Whatsapp a Instagram, pasando por el apogeo declinante de Snapchat), pero el modelo de todas es Twitter, la plataforma que los gurús condenan a la muerte cada mes desde hace al menos 5 años.
¿Qué tiene Twitter que no tienen las otras? Conecta realmente. Permite que las personas funcionen como neuronas de un cerebro colectivo haciendo sinapsis.
Gracias al equipo iPhone+PornHub+Twitter hace una década que ya estamos viviendo en el futuro. Pero la mayoría aun sigue pensando como si viviera en el pasado. Por eso sentimos tanto vértigo: todo gira y nosotros tratamos de mantenernos en el mismo lugar. Eso marea.
Publicado en Diario "Río Negro", sábado 1º de Julio de 2017.

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