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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, febrero 11, 2018

El Carnaval. Historia. Que siga el corso. Todo el año es Carnaval.

Carnaval.... hay quien dice que estas fiestas proceden de las antiguas bacanales romanas donde se retoma la etimología de los bacanales romanos, orgías de vino, embriaguez y desenfreno, en que la “carne” (carne-vale).
Otros festejos populares del Carnaval en mundo son el de la ciudad mexicana de Veracruz. Es celebrado desde 1866. 
El carnaval de Niza es el más grande de la Francia y es uno de los más atractivos de Europa. Se lleva a cabo en el mes de febrero y dura dos semanas.
Otro es en la ciudad de Oruro, la cual es considerada la capital folclórica de Bolivia. Declarado en 2001 Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco.
El carnaval de Mardi Gras se celebra  el día antes del Miércoles de Ceniza en la ciudad estadounidense de Nueva Orleans. Sus inicios se remontan a principios del siglo XVIII.
En la Argentina nuestra, el Carnaval de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos, es considerado uno de los carnavales más importantes del mundo, junto con el Carnaval de Río de Janeiro de Brasil y el de Venecia en Italia.
En los tiempos del virreinato “Los bailes de carnaval se comenzaron a realizar en locales cerrados a partir del año 1771. Al principio eran organizados en casas particulares y luego se trasladaron a los clubes barriales. En época  del Brigadier Rosas tuvo importante auge: Vicente Fidel López da cuenta de la celebración del 25 de mayo de 1836 en Plaza de la Victoria (que actualmente forma parte de la Plaza de Mayo) con la participación de 6000 negros dando lugar a una reunión de indescriptible colorido y desbordante entusiasmo. A las fiestas de candombe concurrían la hija de Juan Manuel de Rosas: Manuelita Rosas, y la madre de ésta y esposa de Juan Manuel, doña Encarnación Ezcurra y el propio gobernador Rosas.8 En 1858 aparece la primera comparsa, en 1867 el viajero gascón Henry Armaignac es uno de los testigos que consideraron que los carnavales argentinos eran en su época los más festivos del mundo recordando que las mujeres arrojaban huevos rellenos con agua a los hombres y se usaban pomos de plomo para mojar con agua muchas veces perfumada, en 1869 se realiza el primer corso, con la participación de máscaras y comparsas. Al año siguiente, se incorporan carruajes (carrozas) y luego ya afines de siglo XIX surgen la murga generalmente integrando parte del corso” (Wikipedia).
“El carnaval en Argentina varía marcadamente entre las diferentes regiones del país. Merecen especial atención las festividades en Arias, provincia de Córdoba Corrientes, Entre Ríos, San Luis, Jujuy, Salta y la Ciudad de Buenos Aires y alrededores. El carnaval más alto del mundo se realiza a 4.220 msnm en el viaducto la polvorilla San Antonio de los Cobres provincia de Salta. El carnaval es una celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma cristiana. Mayormente se celebran 3 días de carnaval.
Los feriados de carnaval fueron establecidos en 1956. Durante 20 años el carnaval, originalmente era fiesta pagana de fertilidad agrícola y luego, desde la Edad Media, incorporada al Cristianismo, fue considerado como feriado nacional hasta el año 1976 en que fue eliminado del calendario de feriados.
Con el decreto 1584/10 se restablecieron, con lo cual a partir del año 2011 volvieron a considerarse Feriado Nacional” (Wikipedia).
A comienzos de la Edad Media la Iglesia Católica propuso una etimología de carnaval: del latín vulgar carnem-levare, que significa 'abandonar la carne' (lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la Cuaresma).
El carnaval está ligado a la Iglesia Católica una de las causas era la falta de métodos de refrigeración adecuados, las personas tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período, no sólo la carne, sino también la leche, huevos y similares.
Otro significado de Carnaval significa "Carne a Baal" BAAL para fenicios y judíos es la misma deidad que HORUS para egipcios.
Posteriormente surgió otra etimología que es la que actualmente se maneja en el ámbito popular: la palabra latina carne-vale, que significa 'adiós a la carne'.
Para algunos autores CARNA es la diosa Celta de las habas y el tocino o las fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna quizás traído a Europa por pueblos gitanos ya que el origen de estos proviene de la India.
Luego el Carnaval con el discurrir de los años se desvituó el sentido y pasó a ser distinto como el período de tiempo para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la Cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada.
Arturo Jauretche en el libro “De memoria, pantalones cortos”, 1972 decía del carnaval:
 “En otoño e invierno, las fogatas, en primavera los barriletes y en verano el carnaval. Enseguida que aflojaba el tiempo del barrilete, empezaba la construcción del carro de carnaval, que también se hacía en lo de Gangoiti, donde teníamos un papel mixto de colaboradores y colados. Pancho Gangoiti era ya casi hombre y estaba provisto de imaginación y habilidad manual. Era una especie de ingeniero en carros de carnaval y todos los años salíamos en ellos convencidos de que el corso esperaba expectante nuestra presencia, y siempre con la aspiración de un premio que sólo ganó mucho más tarde hasta que se hizo casi rutina. Pero yo ya no estaba en Lincoln, aunque mantenía mi secreta adhesión al grupo, y a la distancia viví el triunfo de nuestro carro como si hubiera o participado en el mismo.
Ahora los corsos de Lincoln son famosos en todo el oeste y le hacen con sus carros una pequeña competencia de prestigio a los de Corrientes con sus comparsas. La fama de los de mi pueblo proviene de numerosos y excelentes carros carnavalescos que han resultado de la pasión y las técnicas de Pancho Gangoiti, que inició la combinación de poleas y ruedas articuladas con la de locomoción que da vida y movimiento a las partes, en conjunción con las posterior presencia en el pueblo de los hermanos Urcola, excelentes dibujantes y artesanos del papel maché que han hecho escuela, originando sucesivos expertos en la fabricación de figuras y motivos, con los de las fallas valencianas. El corso de Lincoln es tan importante hoy que algunas noches se ha registrado la presencia de miles de forasteros, en número cuya significación se apreciará si se señala que excede la población de la planta urbana. Concurren vehículos de hasta 200 kilómetros a la redonda y si bien muchos retornan después del corso, la capacidad de hoteles y fondas es ampliamente desbordada y aun también la de los vecinos que ofrecen ocasional alojamiento para contribuir al brillo de la fiesta. Otro auxilio consiste en un gran campamento de carpas que se instala en el Parque Municipal.
Esto parece no incluible en mis recuerdos remotos del pueblo porque es actual, pero me interesa señalarlo porque pienso que dentro de pocos años, serán muy raros los lugares donde se celebre el carnaval en la forma tradicional, con los carros alegóricos que demandan largos preparativos y una especial artesanía; entre esos lugares, estará Lincoln, y a alguno se le ocurrirá averiguar cómo se originó esa tradición. Para esos averiguadores, lo cuento, porque tuve la suerte —muy poco frecuente— de haber conocido el origen y la trayectoria de una tradición desde su origen, antes de que alguna Academia de Historia le dé una explicación a piacere y la protocolice como cosa juzgada. (Mis lectores lo entenderán porque seguramente se sabe poco del carnaval de Lincoln pero bastante de la Academia de la Historia).
El corso de mi pueblo era escenario de cortesías amaneradas en las que hombres y mujeres intercambiaban serpentinas y perfumadas varas de nardo, la flor que en esta época está en su apogeo. Advierto que nadie sospechaba allá el signo erótico del nardo, del que oí hablar después, pues de lo contrario lo hubieran prohibido las castas costumbres locales. ¿Pero puedo recordar los nardos y olvidar los exquisitos aromas del óleo fragans, de las diamelas y jazmines, de las ramitas de diosma y de aquellos cartuchos de papel como de caramelos donde media docena de magnolias foscatas se escondían entre los senos de una niña o perfumaban los roperos alternando albahacas?
….
El corso terminaba con el disparo de una bomba a las doce en punto. Con la bomba se producía el desparramo de la mayoría de los carruajes, que disparaban por las calles laterales, especialmente los que optaban al premio y querían conservarse incólumes para las noches siguientes. Terminaba el inocente juego de los pomos, de “Las bellas porteñas”, que era la marca más prestigiosa. Los que seguían en el corso se transformaban: parecían baldes, jarras y globos de goma llenos de agua y a las instalaciones técnicas como la bomba de patio se agregaba la del barril, que habían permanecido ocultos bajo serpentinas durante el corso y empezaban a regar a todos con el chorro de una manguera. Unos se aguantaban a pie firme y participaban en este reemplazo de las serpentinas y las flores por los chorros, los baldes y los globos de agua y otros, mas previsores, se cubrían con impermeables. Se repetía así a la noche lo que había ocurrido por la tarde frente a las casas —y a veces en los patios—; allí donde había mujeres dispuestas se libraban verdaderas batallas que generalmente ganaban los hombres, por más que muchas veces, ocurría que uno de estos caía prisionero de las niñas débiles convertidas en la ocasión en guerreras amazonas que recuperaban los músculos de sus madres pioneras. Esto daba para la burla de todo el año, porque al prisionero lo metían en una tina o en una bañadera, de aquellas de latón, colocada estratégicamente junto a una canilla. Y no era fácil escaparse, hasta el punto de que más de un prisionero terminaba casándose con una de sus captoras.
Los chicos no éramos admitidos en el juego de agua de los grandes, que era un sí y un no, agresivo, enmascarando el devaneo amoroso y también las vivas tentaciones, resultado de la ropa que al mojarse modelaba las formas femeninas ocultas antes bajo el vuelo de polleras y batas.
Los chicos nos desquitábamos desparramados por el pueblo con bombas, baldes y tachos, acosando a todo bicho que camina, sin distinción de sexo ni edad. Inútilmente protestaban los varones apelando al refrán: “pan con pan comida de zonzo” porque no hay refrán sin contra refrán y podíamos apelar entonces al que dice: “a falta de pan buenas son las tortas”.

La cuaresma como tiempo litúrgico católico, que generalmente viene después de los carnavales, es un tiempo de preparación para la fiesta más grande la pascua o resurrección corporal de Jesús, Nuestro Señor.
Información y fotos: es una recopilación (con un aire de re-juntado) de información é imágenes de internet.

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