GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, mayo 20, 2018

REFLEXIÓN ANTE LA CULTURA DE LA MUERTE.

REFLEXIÓN ANTE LA CULTURA DE LA MUERTE.

Encuadre del tema.

El término "cultura" de la muerte fue acuñado por el Papa Juan Pablo II en su encíclica "El Evangelio de la Vida" publicada el 25 de marzo de 1995.

Debemos reafirmar, que la cultura de la muerte no es una mera creación de la fantasía humana, ni expresión de un supuesto imaginario colectivo, es una realidad que  existió y existe desde los albores de la humanidad y que  hoy continúa vital y presente en muchos de los  rincones del planeta.

La cultura de la muerte , expresa sin más  el simple y brutal desprecio a la vida.

"Cultura" de la muerte   refiere a una mentalidad, a una manera de ver al ser humano y al mundo, que fomenta la destrucción de la vida humana, de toda vida humana por parte de los más fuertes y poderosos, de los que tienen voz , voto, medios y poder de hacerlo.
Amplios sectores de la opinión pública justifican, minimizan o simplemente ignoran o se desentienden de estos flagrantes atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual, y sobre este presupuesto pretenden justificar su accionar. Y el motivo que va desde justificar las guerras que son necesarias utilizando la justificación que la potencia de turno esgrime e impone, pasando por acciones cotidianas de la vida privada de las personas, hasta los miles de motivos que llevan a pedir y justificar   la pena de muerte.

La libertad individual se torna en un principio absoluto, en el cual se manifiesta una visión de libertad muy egocéntrica, que acaba irremediablemente, por ser la libertad de los más fuertes contra los más débiles.

No se dice, ni manifiesta que nadie argumenta que la muerte es un bien, pero sí, que cada uno tiene total libertad de recurrir a ella cuando y como lo crea conveniente. Así desde el individuo que en la soledad de su conciencia toma una decisión hasta el Estado que en aras de la continuidad de sus políticas incurre en las mismas decisiones, aunque de magnitud mayor. Es más que preocupante  disponer de la vida, tanto por parte del individuo libre como de los Estados en nombre de la libertad.

La mayoría de los miembros de la sociedad postmoderna, consideran que la vida es un bien, y sin embargo, como es un bien intangible, conciben la posibilidad de poder eliminarla en sí o en otro, si esto pareciera conveniente. Así aunque se teme a la muerte, esta se lleva a cabo muchas veces, como una “solución” aceptable ante ciertos problemas existenciales, políticos, económicos, sociales, religiosos. De este modo, y con esta cosmovisión la muerte se ha convertido   en un objeto de derecho. El derecho a optar libremente por ella, para sí o en relación con los otros. Y negando el principio inalienable del derecho a la vida de los demás.

Esta realidad me ha llevado la siguiente reflexión:

En estos tiempos en los que se enseñorea la cultura de la muerte, y que la humanidad parece resignarse a vivir según sus imposiciones, no puedo menos que sentirme ajeno, extraño, alejado de este signo de los tiempos.

Será que el oficio-vocación, que me fue dado por Aquel -que nos fue prometido para darnos vida nueva- y que me permite desarrollarme y sentirme pleno, feliz, útil,  me entreveró en los amplios senderos y caminos de la historia, lo que hace que estudie y revise  a la historia del hombre, de los miles de historias de los hombres y mujeres sobre esta tierra, con la oculta intención de que al conocer al hombre pueda comprenderme a mi mismo.   Sin dudas obtuve más que eso, obtuve respuestas vitales.

Respuestas que me permitieron comprender sus triunfos, sus logros, sus derrotas y grandes sus fracasos, muchas veces presentados como algo necesario, y aquí hablo de las guerras, las batallas, las luchas,  la violencia que parece ser componente de la humana fragilidad , aunque suene contradictorio,  que siempre han redundado en muertes  inútiles y sin sentido. Guerras que parecen ser inacabables hasta hoy en día, siempre se encuentra un motivo para pelear, y sin dudas esto se convierte en fábricas de dolor, de sufrimiento, e injusticia, de marginación, y discriminación. Sin citar que empobrecen no solo económicamente a la humanidad, la empobrecen en su ansia de futuro, de trascendencia, de su misma alma de humanidad y la embrutecen poco a poco.

 Las imágenes del infierno de la destrucción, se enseñorean, la humanidad no cree en el infierno y lo vive y ve cotidianamente. Miles y miles de millones de dólares se gastan o mejor dicho malgastan en las armas que se utilizan en los distintos conflictos, en un absurdo sinsentido, casi obsceno, ya que al mismo tiempo no hay dinero para proveer de agua a los millones que no la tienen, de alimento a los millones que no lo tienen, de remedios a los millones que no lo tienen. De buscar la solución a la contaminación y la polución que destruye día a día el mundo que nos fue confiado.

Millones se destinan a investigar como destruir a la humanidad, en tanto poco a la investigación sobre los grandes males y enfermedades que aquejan a todos los hombres.

Miles y miles de seres humanos hoy en día están en movimiento ,son migrantes, todos nos conmovemos con su dolor , pero al mismo tiempo millones de dólares se gastan en levantar muros para que no se acerquen , sin citar siquiera los muros interiores que endurecen el corazón hasta hacerlo de piedra y que causan mas muertes que los desafíos que enfrentan los indeseados visitantes.

Parece que las soluciones que se buscan siempre deben tener que ver con la muerte, desde el escape vacío de las adicciones a la penosa elección del suicidio, todo implica muerte, ante el delito pena de muerte, ante la enfermedad eutanasia, ante el embarazo no querido, aborto. Y así ante cada humana situación, se impone la muerte, cada día una muerte. Parece que perdimos la capacidad de encontrar soluciones desde la vida. Es más muchas veces es como si la solución propuesta, solo contemplase ser lo más rápida y económica posible, sin siquiera plantearse si es viable en humanidad, solidaridad y comprensión de las necesidades del otro hermano que sufre.

Será que por mi edad, ya vi tantas muertes, ya presencie tantas muertes, ya sentí tantas muertes, será que conocí el silente acoso de la posibilidad de la muerte ante la enfermedad de seres queridos, será que perdí a tantos que amaba, a tantos que quería…será que sufrí y sufro por cada uno de ellos, que rechazo todo aquello que lleve a la muerte.

Y ante la indiferencia de muchos y la visible oposición a mi forma de ver  la realidad de otros, es que resignificó y hago mío el poema de Amado Nervo, como ostensible resistencia ante lo que parece inevitable, según la ola de la historia, pero no importa ser uno solo en las ideas y convicciones si estas nos hacen ser quien somos.

Está por demás decir que respeto a los que no compartan estas palabras, pero que quede en claro, que poco importa, ya que en el fondo es una personal , mínima y humilde declaración de principios que me acompañaron a lo largo de mi vida. Vida que debo reconocer que a pesar de todo, ha sido muy generosa y fecunda.

Por todo lo antes expuesto,  considero acertado lo que nos dice y recomienda el Papa Francisco ante la cultura de la muerte:

“Se nos exige generar desde abajo un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, responder con la cultura de la vida, del encuentro”

Quizás por esta reflexión, es que el poema de Amado Nervo me ha conmovido ya que expresa el valor que le doy a la vida.
  
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
                                                          
Amado Nervo

Por lo que falte o me reste de vida, seguiré caminando en pos de la vida ,sin reservas, sin desmayo, "por amor nada más que  por amor ", como decía un querido santito vasco al cual quiero mucho.


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