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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, julio 01, 2018

Perón, el presidente que nació en dos pueblos. Fue hijo natural de una india tehuelche y su padre lo reconoció a los dos años. Algo inadmisible para el concepto cultural de la época, que hubiese impedido su ingreso al Colegio Militar.

Los hermanos Illescas sabían bien lo que estaban cuidando: la casa natal de Juan Domingo Perón en Roque Pérez, un típico pueblo del interior bonaerense, a 140 kilómetros de Capital Federal. Durante años, preservaron bien el lugar de la mirada de curiosos. Dejaron crecer la maleza y apenas un caminito les habilitó el paso para ir a buscar agua en un balde desde la canilla del hospital. Si algún intruso osaba entrar, los perros se encargaban de alejarlo.
Una mañana del verano de 1938, “el coronel se había presentado en el lugar y señalándole la puerta de la derecha le dijo a Illescas: ‘allí, en esa pieza nací yo’”, detalla Hipólito Barreiro en su libro “Juancito Sosa, el indio que cambió la historia”.
La verdad acerca del “secreto mejor guardado” sobre quien fuera tres veces presidente de los argentinos recién comienza a develarse a fines de 1995, cuando los vecinos encontraron muerto a Jacinto Saturnino Illescas, el último custodio del predio en Roque Pérez.
Entonces fue importante el aporte de José María Belardinelli, un empleado del Registro de Catastro de Roque Pérez, quien aportó la documentación probatoria, demostrando que los lotes escriturados en 1893 a nombre de Juana Sosa (la madre de Perón), se venden en 1904 (cuando se marchan al Chubut) a Paula Pippo de Ferretti. Así quedan en manos de los Illescas desde 1927.
En 1998, mediante la Ley 25.004, se declaró a la casa como lugar histórico nacional; y en 2002 la Municipalidad de Roque Pérez la compró para restaurarla. Hoy funciona allí un museo histórico en el que se expone bibliografía y parte de los materiales obtenidos en una investigación arqueológica realizada por la Universidad Nacional de La Plata.
En tanto, la historia oficial indica que Perón nació el 8 de octubre de 1895 en la calle Buenos Aires 1380 de Lobos; mientras que las recientes investigaciones revelan que en realidad fue el 7 de octubre de 1893, del otro lado del río Salado, “por los pagos de Estación Roque Pérez” y como “hijo natural de una mujer de sangre tehuelche”.
Su padre fue Mario Tomás Perón, hijo del médico porteño Tomás Liberato Perón, quien además tenía un mandato cumplido como diputado mitrista. 
Mario contrajo neumonía a los 18 años, y se mudó a Lobos con el cargo de alguacil (oficial de justicia). Sin embargo, decide dedicar su tiempo a la crianza de ovejas en las costas del río Salado (aún no existía el pueblo de Roque Pérez). En una estancia cercana conoció a Juana Sosa (17), con quien vive en concubinato, y a fines de 1891 nace su primogénito Avelino Mario.
Al parecer, su antiguo puesto en el juzgado “lo condiciona para registrar en Lobos a un hijo extramatrimonial que él, proveniente de una familia distinguida de la ciudad de Buenos Aires, ha tenido con una joven de raza indígena”.
Lo mismo ocurre con Juan (dos años después), quien es anotado con el apellido Sosa y recién en 1895 (a instancias de su abuela paterna) es reconocido por el padre y bautizado.
¿Las razones para ocultar la verdad? “Estos hechos, que hoy no tendrían mayor relevancia, representaban sin embargo para la época y para Ejército, un estigma social insalvable. Habían pasado apenas 14 años de la Campaña del Desierto, donde la figura del indio era aún un enemigo para la mayoría de los argentinos. Naturalmente, nada de eso figuraba en el legajo personal del joven Perón a su ingreso al Colegio Militar en 1911, y por supuesto jamás figuró después.
Manos amigas se encargaron de allanar el camino, otorgándole además una beca para que pudiera estudiar porque carecía de recursos”, interpreta Barreiro, quien además fue su médico personal durante años.
Aunque “todo comienza a precipitarse a partir de 1938”, cuando Perón (con 45 años) ya es teniente coronel, profesor de la Escuela de Guerra, oficial de Estado Mayor, secretario y edecán del ministro de Guerra.
“Sangre india”.
Conociendo su pasado mejor que nadie y sabiendo que por sus venas “corre sangre india”, surgen en él “los mecanismos inconscientes de defensa y la necesidad de mantener en secreto su lugar de nacimiento”.
Sus camaradas más íntimos (Martini, Descalzo, Mercante), “perciben el peligro frente a sus adversarios, de dentro y fuera del país. Ellos saben muy bien que con solo localizar la humilde casita de su madre indígena, el resto de la historia les habría sido fácil desentrañar: el nacimiento confuso, su verdadero origen y el ocultamiento de todos estos hechos al Ejército. Después, al escándalo seguramente le habría seguido un tribunal de honor y más tarde la baja deshonrosa”, gráfica Barreiro.
Finalmente, en 1953, cuando Perón llevaba ocho años en el poder y la oposición crecía, se urdió el plan para “hacerlo nacer en Lobos”, en un hogar “de familia media acomodada, bien ubicada sobre la calle principal y con veredas acordonadas”.
Fiel a su estilo, cuando fue a inaugurar el museo allí montado, el general dejó estampado en el libro de visitas: “He nacido en la pampa y tengo el extraordinario orgullo de sentir dentro de mí algo de ese gaucho legendario que luchó por nosotros”.
En resumen, jamás reconoció que nació en ese pueblo, donde la supuesta casa natal fue construida recién cuando él ya tenía dos años.
La historia oficial sostiene que Juan Domingo Perón nació el 8 de octubre de 1895 en la calle Buenos Aires 1380 de la localidad de Lobos.
Recientes investigaciones revelan que en realidad nació el 7 de octubre de 1893, del otro lado del río Salado, en Roque Pérez.
Por la Patagonia, en una estancia
En su campito de Roque Pérez, Mario Tomás Perón compraba los víveres una vez por semana en el almacén de los Sierra y contrataba a don Zacarías Rivero para que se los lleve en su volanta. A cargo de la majada estaba Sixto “El Chino” Magallares, quien enseñó a Juancito a andar a caballo antes que a caminar.
No obstante, en 1898, Mario acepta el trabajo de administrador de la estancia “La Maciega”, cerca del pequeño pueblo de Camarones, en Chubut. Antes, pasa por Buenos Aires y, nuevamente a pedido de su madre, se casa con Juana Sosa, a quien deja con sus dos hijos en la costa del río Salado.
Los trae al verano siguiente. La peonada está compuesta por chilotes (oriundos de la isla de Chiloé). “Muy pronto, Juancito que comenzó llamándolos tíos, aprende a compartir el mate y los cuentos e historias de fogón con esos hombres sencillos y rudos, quienes como otros cientos de miles desparramados por el territorio nacional, están quebrados por las injusticias de un régimen medieval.
Son ellos los que ayudarán a formar su carácter y sentido de justicia social, para que medio siglo más tarde el nuevo secretario de Trabajo y Previsión pueda concebir y ejecutar el Estatuto del Peón de Campo”, subraya Dora María Suárez, sobrina-nieta del fundador del justicialismo.
Refiriéndose a ellos, Juan Domingo Perón recordará: “Con un tordillo manso salía al campo con la peonada después de tomar mate en la cocina. Esa fue mi primera escuela, aprendí a conocer los enormes valores de la humildad y al mismo tiempo la vacuidad de la soberbia”.
Sus padres: Mario Tomás Perón y Juana Sosa
Mario Tomás Perón, padre de quien será el creador del movimiento obrero, era hijo del médico porteño Tomás Liberato Perón, quien murió durante la peste de fiebre amarilla que asoló la ciudad en 1871. Tenía un mandato cumplido como diputado mitrista.
Mario contrajo neumonía a los 18 años, que lo obligó a abandonar la carrera de medicina.
Eulogio del Mármol (amigo de la familia), establecido como productor ganadero en Lobos desde 1860, le ofreció “un lugar más conveniente para su salud” y hasta le consiguió allí el cargo de alguacil (oficial de justicia).
Sin embargo, pronto decide dedicar su tiempo a la cría de ovejas y se muda a las costas del río Salado (aún no existía el pueblo de Roque Pérez).
En una estancia cercana conoció a Juana Sosa (17), con quien vive en concubinato, y a fines de 1891 nace su primogénito Avelino Mario.
Al parecer, su antiguo puesto en el juzgado “lo condiciona para registrar en Lobos a un hijo extramatrimonial que él, proveniente de una familia distinguida de Buenos Aires, ha tenido con una joven de raza indígena”.
Lo mismo ocurre con Juan (dos años después), quien es anotado con el apellido Sosa y recién en 1895 (a instancias de su abuela paterna) es reconocido por el padre y bautizado.
Por el lado materno, la abuela de Juan Domingo Perón fue Mercedes Toledo, una tehuelche santacruceña llevada a la provincia de Buenos Aires como esclava luego de la Conquista del Desierto.
Mientras que su abuelo, Juan Irineo Sosa, fue un descendiente quechua, nacido en Santiago del Estero.
Detalles de su biografía
Nacimiento Juan Sosa fue inscripto en Lobos porque “era el juzgado más próximo y el pueblo de Roque Pérez aún no existía”.
El secreto “Como si hubiese jugado al destino en una mágica apuesta, logré conservar hasta hoy el origen de mi nacimiento como un profundo secreto”, le dijo alguna vez Juan Perón a su biógrafo Enrique Pavón Pereyra.
Los amigos de la infancia y adolescencia de Perón en Camarones, lo visitaban cuando era presidente de la Nación y de esas relaciones esta pequeña localidad de la costa chubutense logró importantes beneficios tales como escuela, hospital, correo y acueducto, entre otras. Desde este pueblo, escribió a Evita la célebre carta en coincidencia con los hechos del 17 de octubre de 1945.
En Camarones, las leyendas locales registran, también, la presencia en las costas del Atlántico (a finales de la segunda guerra mundial), de buques y submarinos supuestamente pertenecientes al derrotado Tercer Reich.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 1º de Julio de 2018.
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