“Yo no fui nada. Fui una luchadora contra molinos de viento. Por eso no quiero homenajes. Lo único que me interesa es que quienes me conocieron me recuerden como me vieron o se imaginen qué fui” decía Alicia Moreau de Justo.
Nació en 1885 en Londres y llegó muy pequeña a la Argentina.
Sus padres habían sufrido la expulsión de Francia por su participación en la
Comuna de París (1871). Así, hacia 1890 arriba a tierras argentinas, pasa su
niñez en el barrio de Floresta. Se recibió de maestra y profesora de ciencias
en la Escuela Normal N°1 en 1904, es alumna de Hipólito Yrigoyen, caudillo de
la Unión Cívica Radical; se graduó de
médica en 1914. Fue una de las primeras médicas del país.
Luchadora incansable por los derechos de las mujeres, sobre
todo en cuestiones relacionadas con el derecho femenino al sufragio, los
derechos laborales de los asalariados, la salud y la educación pública. En
1902, junto a un grupo de compañeras, fundó el Centro Socialista Feminista y la
Unión Gremial Femenina.
En 1910 fue una de las organizadoras del Primer Congreso
Femenino Internacional y fundó el Ateneo Popular. En 1918 fundó la Unión
Feminista Nacional y su revista Nuestra Causa y presidió la Asociación Pro sufragio
femenino.
En 1922 se casó con Juan B. Justo, fundador del Partido
Socialista Argentino.
Fue una asidua crítica del Peronismo, al que juzgó como autoritario
con ideología cercana al fascismo de Benito Mussollini y el nazismo de Adolfo
Hitler.
“En 1946 escribió su libro La mujer en la democracia.
En 1947 el peronismo sancionó la ley del voto femenino, y en
1949 sancionó una nueva Constitución Nacional que establecía la igualdad plena
de la mujer y el hombre y la responsabilidad compartida frente a la patria
potestad. Alicia Moreau de Justo, a pesar de su oposición al peronismo, se
alegró y apoyó esas decisiones, que concretaban el objetivo por el que había
luchado durante 40 años. Cuenta Cecilia Lérici, una dirigente del Partido
Socialista, que en aquel momento dijo: "¡Qué bueno!, aunque venga del
gobierno peronista".
A pesar de su oposición al peronismo, nunca tuvo una actitud
despectiva para con Eva Perón, a quien consideraba que, pese a que era
utilizada por el sistema, "era una mujer muy rebelde,... (que) después,
cuando se dedicó a aliviar la situación de los trabajadores, expresaba también
ese mismo sentimiento de rebeldía de las que querían el sufragio"(citado
en http://www.psamdp.com.ar/moreau_biog.htm).
Fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos (APDH) tres meses antes del golpe de estado en diciembre
de 1975 junto con Rosa Pantaleón, el
Obispo de Neuquén, Don Jaime de Nevares, el Sr. Eduardo Alfredo Pimentel, el
Dr. Ariel Gómez, el Prof. José Miguez Bonino, el Dr. Guillermo Frugoni Rey, el
Dr. Roque Raúl Aragón, el Sr. Jaime Scmirgeld, el Obispo Carlos Gattinoni de la Iglesia
Evangélica Metodista Argentina, el Sr. Alfredo Bravo, la Sra. Susana Pérez
Gallart. Acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo en las rondas de los jueves y firmaba solicitadas y
petitorios acerca del paradero de los detenidos- desaparecidos y es por 1980 cuando llegó a
nuestro país la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización
de los Estados Americanos que fue encargada de la recepción y de exponer ante sus
miembros la realidad del país en materia de la violación de los Derechos
Humanos.
Fundó la Confederación Socialista Argentina y la Fundación
Juan B. Justo las cuales presidió hasta su fallecimiento ocurrido a los 100 años
de edad el 12 de mayo de 1986.
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