En Valcheta un policía no dejó pasar al gobernador. El arma reglamentaria en el pecho.
Por Jorge Castañeda.
Don Emilio Rada, un antiguo poblador de Valcheta, sabía contar esta historia donde un agente de la policía territoriana asentado en Valcheta le impidió el paso nada menos que al entonces gobernador Ingeniero Adalberto Torcuato Pagano, en riguroso cumplimiento de su deber.
Solía contar que “cuando se comenzaron a construir las comisarías en la Línea Sur (de gran belleza arquitectónica” durante el gobierno del gobernador Pagano, él personalmente como solía acostumbrar venía a controlar las obras, por toda la línea”.
Según recordaba don Emilio en su testimonio “habrá sido por el año 1929, cuando aquí, el destacamento no tenía un domicilio fijo; se cambiaba de rancho en rancho por falta de seguridad y de espacio”.
“En esa oportunidad, funcionaba en dos piecitas de adobe, donde está ahora la casa que ocupa la oficina de Trabajo y Previsión”. La nota, aclaramos, realizada por la escritora Josefina Gandulfo Arce de Ballor a don Rada fue realizada a principio de los años 70.
“El gobernador, ingeniero Pagano, venía en forma mensual. Es así que llega al Destacamento y en la puerta, de guardia, se encontraba un agente. El entonces gobernador avanzó sin pedir permiso y el agente se le puso por delante. Entonces Pagano le pregunta: -¿Cómo se llama usted? –Y a usted que le importa le responde el uniformado. Don Adalberto Pagano, con más energía trata nuevamente de avanzar, haciéndolo a un lado. El agente, en un ademan veloz, saca el arma y se la pone a la altura del pecho. Sin moverse el gobernador insiste: -¿Cómo se llama usted?. El agente no contesta. Se va adentro y le informa al oficial. Cuando éste sale y se encuentra con el gobernador, palidece tomándose la cabeza con ambas manos”. El señor gobernador, muy paciente, le averigua al oficial el nombre del fiel cumplidor del deber”.
“A la semana de lo ocurrido, procedente de la Jefatura de Policía de la ciudad de Viedma, llega el ascenso a cabo del fiel y corajudo agente que se apellidaba Gone”, agrega sonriente don Emilio Rada. –Y había que verlo lucir las nuevas jinetas!!
Historias como estas son comunes de empleados celosos de su trabajo que cumplen puntillosamente sus obligaciones.
¿Acaso el brigadier Juan Manuel de Rosas y el general José de San Martín no dejaron testimonio de casos similares donde valientes soldados dieron cumplimiento de su deber no importando quien fuese el que no respetara las consignas.
*** Texto: Jorge Castañeda Escritor – Valcheta (Río Negro).
Publicado en Más Río Negro.
Adalberto Torcuato Pagano (San Miguel del Monte, 24 de enero
de 1894 - Buenos Aires, 1 de enero de 1960) fue un ingeniero y político
argentino, que ocupó el cargo de Gobernador del Territorio Nacional de Río
Negro,
Su padre era constructor de origen italiano que influyó
sobre el futuro de Adalberto Pagano y se recibió de Ingeniero Civil en la
Universidad Nacional de Buenos Aires en 1916.
Radicado con su familia en familia en Bahía Blanca diseñó y
construcción de edificios como la sede del diario La Nueva Provincia, la
Sociedad Sportiva, el cine teatro Rossini.
El 11 de septiembre de 1932, fue designado gobernador del
Territorio Nacional de Río Negro por el presidente Agustín P Justo que se desempeñó
el cargo hasta 1943.
Se destacó como Gobernador del Territorio Nacional de Río
Negro por el mejoramiento de la infraestructura policial y de la inauguración
de hospitales en las localidades rurales de Ingeniero Jacobacci y Valcheta.
También se dio inicio a un hospital nuevo en la capital que recién fue finalizado
en 1945 cuando él ya se había alejado del cargo de Gobernador.
En la capital rionegrina construyó los edificios del
hospital regional, correo, turismo. Entre 1934 y 1936 el Gobernador Adalberto
Torcuato Pagano agregó a la Casa de Gobierno de Viedma otras dependencias hacia
el fondo, con puertas hacia un gran patio interior que estaba descubierto.
Llevó a cabo las defensas y compuerta del Valle Interior, impulsó el turismo y
las comunicaciones. En El Bolsón hizo diseñar su trazado urbano, la construcción
de los principales edificios públicos como la municipalidad, el correo, el
hospital, la comisaría, la escuela hogar.
Se opuso al traslado de la capital provincial a General
Roca, estableciendo a Viedma como capital definitiva.
Fue convencional constituyente provincial por el Partido
Demócrata de Río Negro en 1957.
Autor del artículo que dispuso que Viedma fuese capital
provisoria hasta que una ley fijara definitivamente la sede oficial y logró así
destrabar la discusión, evitando también que la capital fuese llevada a General
Roca. Candidato a Gobernador en 1958 para la ya declarada provincia de Río
Negro, en la cual obtuvo apenas el 4,4% de los votos. Se retira de la política.
“SALAMONE/PAGANO.
A Francisco Salamone y Adalberto Pagano los emparenta una obra caracterizada por ubicarse en pequeñas localidades perdidas en la llanura. Compartieron también el título de ingeniero, Salamone egresado de la Universidad de Córdoba en 1917, Pagano de la de Buenos Aires en 1916. Ambos desarrollaron su obra en la década de 1930 y murieron con diferencia de meses, en agosto de 1959 Salamone, en enero de 1960 Pagano” (Museo Histórico La Lobería Grande).
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Leyendo el interesante artículo de Jorge Castañeda: “En Valcheta un policía no dejó pasar al
gobernador. El arma reglamentaria en el pecho”. Vino en mente la publicación de
una carta de lectores sobre Marcelo Torcuato de Alvear, cuando era Presidente de la Nación Argentina, que habla, ante diferentes circunstancias, de conductas
de las autoridades por aquellos años.
PRESIDENTE MULTADO.
A raíz de los últimos sucesos de dominio público recordé una
ejemplar anécdota leída hace muchos años en la revista Todo es Historia, que
fue creada y dirigida por Félix Luna. El doctor Marcelo Torcuato de Alvear, en
esos momentos presidente de la Nación, era muy entusiasta del automovilismo.
Habiendo recibido un vehículo de su preferencia, salió a
probar las cualidades mecánicas del automóvil. Enfiló hacia la avenida
Costanera y comenzó a acelerar, circunstancia en que fue detenido por un agente
de tránsito, quien comenzó a labrar el acta por exceso de velocidad. Cuando le
pidió su registro de conductor, constató de quién se trataba y pasado el momento
de estupor, lo miró y siguió escribiendo bajo la mirada respetuosa del
automovilista.
El agente labró el acta de infracción que ya había iniciado.
Días después, el agente fue citado y se presentó en la Casa de Gobierno, donde
el Presidente lo hizo pasar a su despacho y lo saludó con un "buen día, mi
cabo". El policía le aclaró: "Soy agente", y Alvear sentenció:
"Desde hoy usted es «mi cabo», pues recién he firmado el decreto en el que
recomiendo su ascenso. Usted cumplió con su deber".
Son gestos de los que está llena nuestra historia, y que
eran vividos con la naturalidad propia de un país donde la educación era
valorada y la Constitución, respetada.
Dr. Bernardo Ficher
DNI 4.473.233
Publicado en Carta de Lectores del Diario "La
Nación", 20 de octubre de 2013.
Año: 2013 ¡cómo pasa el tiempo!
Publicado en GPA EL BLOG DE LA PATAGONIA.
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