Curiosidades del idioma castellano.
El idioma castellano es uno de los idiomas ricos, flexible, versátil y vigoroso y tiene muchas curiosidades.
Son correctas las palabras murciégalo, vagamundo, correveidile, tiquismiquis y quilogramo. Esta permitido decir "agora" que es el "ahora" (el “aura” sigue siendo parte del glosario gauchesco) "cuadriplicar" por "cuadruplicar", "pilotar" por "pilotear".
Una de las curiosidades es: "Huebos" o "uebos" no son formas incorrectas de "huevos", pero, hay una anécdota, una vez un juez lo creyó así y querelló por desacato a un abogado porque entendió que éste había dicho que la sentencia que acababa de dictar debía ser revocada "por huevos", por ser una "huevada". El abogado negó haber sido irrespetuoso y puntualizó que lo que él había dicho era que debía ser revocada "por uebos", así, sin hache y con be, que significa "necesidad" o "cosa necesaria" que un arcaísmo latino que se encuentra en el castellano antiguo, en frases como "uebos me es", que significa "es mi necesidad", pero que en el Poema del Mio Cid figura escrito con hache: "nos huebos avemos en todo de ganar algo" (nosotros necesitamos tener alguna ganancia en todo).
En nuestro castellano el diminutivo rebaja el significado del vocablo del que deriva: "cosita" es menos que cosa; "perrito" es más chico que perro. Pero en algunos casos, lo aumenta: "Está clarito" significa más que claro; y "tempranito" es más que temprano. La palabra "miar" es lo mismo que maullar: ambos se refieren al aullido del gato o gata (para no andar discriminando).
Y las disculpas se ofrecen no se piden (le ofrezco mis disculpas por las veces que las pedí equivocado). Hay que decir "fue elegido" y no "electo", que se usa sólo como adjetivo (el presidente electo si es varón); los puestos no se detentan (salvo que sea de manera ilegítima) ni se ostentan, se ejercen; y los pozos con petróleo son petrolíferos, no petroleros.
Entre los matices que distinguen a la lengua castellana figuran en un sitio relevante las curiosidades. Pongo de muestra un caso de acentuación.
Aquí se trata de una oración en la cual todas sus palabras - nueve en total - llevan tilde.
Ahí les va:
«Tomás pidió públicamente perdón, disculpándose después muchísimo más íntimamente».
(A lo mejor es una construcción forzada, pero no deja de ser interesante).
Observen este grupo:
La palabra oía tiene tres sílabas en tres letras.
En aristocráticos, cada letra aparece dos veces.
El término arte es masculino en singular y femenino en plural.
En la palabra barrabrava, una letra aparece una sola vez, otra aparece dos veces, otra tres veces y la cuarta cuatro veces.
El vocablo cinco tiene a su vez cinco letras, coincidencia que no se registra en ningún otro número.
El término corrección tiene dos letras dobles...
Y este otro grupo:
Las palabras ecuatorianos y aeronáuticos poseen las mismas letras, pero en diferente orden.
Con 23 letras, se ha establecido que la palabra electroencefalografista es la más extensa de todas las aprobadas por la Real Academia Española de la Lengua.
El término estuve contiene cuatro letras consecutivas por orden alfabético: stuv.
Con nueve letras, menstrual es el vocablo más largo con solo dos sílabas.
Mil es el único número que no tiene ni o nie.
La palabra pedigüeñería tiene los cuatro firuletes que un término puede tener en nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.
El vocablo reconocer se lee lo mismo de izquierda a derecha que viceversa.
La palabra euforia tiene las cinco vocales y sólo dos consonantes...
Y la última esta es una “genialidad sarmientina”:
“Las palabras: ARGENTINO e IGNORANTE se escriben con las mismas letras . Luchemos para que no se transformen en sinónimos.” Domingo Faustino Sarmiento.
La Palabra Argentino, alterando el orden de sus letras, sólo puede ser transformada en ignorAnte (por suerte, el calificativo no es aplicable a la totalidad de los habitantes de nuestro país bendito… y digo bendito porque todavía con desaguisados y des-gobiernos no se hunde nuestro querido país)…
*** Fuente: correo electrónico. Con modificaciones: EL REGINENSE "cosecha propia" y de Internet.
Son correctas las palabras murciégalo, vagamundo, correveidile, tiquismiquis y quilogramo. Esta permitido decir "agora" que es el "ahora" (el “aura” sigue siendo parte del glosario gauchesco) "cuadriplicar" por "cuadruplicar", "pilotar" por "pilotear".
Una de las curiosidades es: "Huebos" o "uebos" no son formas incorrectas de "huevos", pero, hay una anécdota, una vez un juez lo creyó así y querelló por desacato a un abogado porque entendió que éste había dicho que la sentencia que acababa de dictar debía ser revocada "por huevos", por ser una "huevada". El abogado negó haber sido irrespetuoso y puntualizó que lo que él había dicho era que debía ser revocada "por uebos", así, sin hache y con be, que significa "necesidad" o "cosa necesaria" que un arcaísmo latino que se encuentra en el castellano antiguo, en frases como "uebos me es", que significa "es mi necesidad", pero que en el Poema del Mio Cid figura escrito con hache: "nos huebos avemos en todo de ganar algo" (nosotros necesitamos tener alguna ganancia en todo).
En nuestro castellano el diminutivo rebaja el significado del vocablo del que deriva: "cosita" es menos que cosa; "perrito" es más chico que perro. Pero en algunos casos, lo aumenta: "Está clarito" significa más que claro; y "tempranito" es más que temprano. La palabra "miar" es lo mismo que maullar: ambos se refieren al aullido del gato o gata (para no andar discriminando).
Y las disculpas se ofrecen no se piden (le ofrezco mis disculpas por las veces que las pedí equivocado). Hay que decir "fue elegido" y no "electo", que se usa sólo como adjetivo (el presidente electo si es varón); los puestos no se detentan (salvo que sea de manera ilegítima) ni se ostentan, se ejercen; y los pozos con petróleo son petrolíferos, no petroleros.
Entre los matices que distinguen a la lengua castellana figuran en un sitio relevante las curiosidades. Pongo de muestra un caso de acentuación.
Aquí se trata de una oración en la cual todas sus palabras - nueve en total - llevan tilde.
Ahí les va:
«Tomás pidió públicamente perdón, disculpándose después muchísimo más íntimamente».
(A lo mejor es una construcción forzada, pero no deja de ser interesante).
Observen este grupo:
La palabra oía tiene tres sílabas en tres letras.
En aristocráticos, cada letra aparece dos veces.
El término arte es masculino en singular y femenino en plural.
En la palabra barrabrava, una letra aparece una sola vez, otra aparece dos veces, otra tres veces y la cuarta cuatro veces.
El vocablo cinco tiene a su vez cinco letras, coincidencia que no se registra en ningún otro número.
El término corrección tiene dos letras dobles...
Y este otro grupo:
Las palabras ecuatorianos y aeronáuticos poseen las mismas letras, pero en diferente orden.
Con 23 letras, se ha establecido que la palabra electroencefalografista es la más extensa de todas las aprobadas por la Real Academia Española de la Lengua.
El término estuve contiene cuatro letras consecutivas por orden alfabético: stuv.
Con nueve letras, menstrual es el vocablo más largo con solo dos sílabas.
Mil es el único número que no tiene ni o nie.
La palabra pedigüeñería tiene los cuatro firuletes que un término puede tener en nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.
El vocablo reconocer se lee lo mismo de izquierda a derecha que viceversa.
La palabra euforia tiene las cinco vocales y sólo dos consonantes...
Y la última esta es una “genialidad sarmientina”:
“Las palabras: ARGENTINO e IGNORANTE se escriben con las mismas letras . Luchemos para que no se transformen en sinónimos.” Domingo Faustino Sarmiento.
La Palabra Argentino, alterando el orden de sus letras, sólo puede ser transformada en ignorAnte (por suerte, el calificativo no es aplicable a la totalidad de los habitantes de nuestro país bendito… y digo bendito porque todavía con desaguisados y des-gobiernos no se hunde nuestro querido país)…
*** Fuente: correo electrónico. Con modificaciones: EL REGINENSE "cosecha propia" y de Internet.
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.