Conocido como el Padre "Pepe", José María Di Paola tuvo que dejar la Villa 21-24 amenazado de muerte por narcos. La película "Elefante Blanco" volvió a echar luz sobre su tarea. Ahora en una pequeña capilla de Santiago del Estero asegura llevarse bien con el gobierno, pero no comparte despenalizar el consumo de drogas.
Pese a que su mayor mérito pudiera haber sido el hecho de tomar los hábitos en la villa 21-24 de la capital federal, su figura fue reconocida en 2009 después de que unos narcos lo amenazaron de muerte. El reciente filme "Elefante Blanco", de Pablo Trapero y con la actuación de Ricardo Darín -y que aún no vio-, puso en los medios nuevamente la tarea de los sacerdotes del Equipo para las Villas de Emergencia.
Dice que las condiciones de las villas tienen particularidades, pero que la falta del Estado es generalizable. Aclara que se lleva bien con el gobierno, pero no comparte el proyecto de despenalización de la tenencia para consumo de drogas.
El cura encabezó durante los últimos años la orden villera que tiene tradición en el párroco Carlos Mujica y los sacerdotes tercermundistas, quienes realizaron su opción por los pobres y los jóvenes. "Esa fue una decisión muy buena que yo siempre la comparo, el Estado nunca se animó a vivir dentro de las villas", dice el cura para explicar los 40 años que tiene la experiencia de vivir en las villas. La gente allí "tiene una mentalidad muy positiva por eso las villas crecen tan rápidamente" dice y completa que la falta de intervención del Estado ayudó a que se transforme en "un lugar apropiado para esconderse"; "como también lo es un campo en el medio de la nada", aclara. Esto también perturba a los villeros "porque es donde se entrega la droga, donde le van cagando la vida a los hijos de ellos, esa es la realidad en la que vivimos", dijo.
*Publicado en Diario "Río Negro" (edición Nº 22944), miércoles 27 de junio de 2012, página 31.
"No es lo mismo un porro en un chico de clase media que en un pibe de la villa".
Conocido como el Padre "Pepe", tuvo que dejar la Villa 21-24 amenazado de muerte por narcos. La película "Elefante Blanco" volvió a echar luz sobre su tarea. Ahora en una pequeña capilla de Santiago del Estero asegura llevarse bien con el Gobierno, pero no comparte despenalizar el consumo de drogas.
Padre no me puedo comunicar. Lo llamo al fijo en 10.
- Ok.
El que responde es José María Di Paola. Conocido como el Padre 'Pepe'. O como el cura villero. Pese a que su mayor mérito pudiera haber sido el hecho de tomar los hábitos en la villa 21-24 de Capital Federal, su figura tomó notoriedad pública en 2009 después que unos narcos lo amenazaran de muerte. Recientemente la película Elefante Blanco, de Pablo Ttrapero y con la actuación de Ricardo Darín –y qué aún no vio-, puso en los medios nuevamente la tarea de los sacerdotes del Equipo para las Villas de Emergencia. De charla amigable y clara dice que las condiciones de las villas tienen particularidades, pero que la falta del Estado es generalizable. Aclara que se lleva bien con el Gobierno pero que no comparte el proyecto de despenalización de la tenencia para consumo de drogas.
El padre 'Pepe' encabezó durante los últimos años la orden villera que tiene tradición en el párroco Carlos Mugica y los sacerdotes tercermundistas. Su opción es por los pobres y los jóvenes. "Esa fue una decisión muy buena que yo siempre la comparo, el Estado nunca se animó a vivir dentro de las villas", dice el cura para explicar los 40 años que tiene la experiencia de vivir en las villas.
La gente de la villa "tiene una mentalidad muy positiva por eso las villas crecen tan rápidamente" dice y completa que la falta de intervención del Estado ayudó a que se transforme en "un lugar apropiado para esconderse"; "como también lo es un campo en el medio de la nada", aclara. Esto también perturba a los villeros "porque es donde se entrega la droga, donde le van cagando la vida a los hijos de ellos, esa es la realidad en la que vivimos".
Fue una de las principales voces que se hicieron escuchar ante la problemática del ingreso del paco al país. Y desde entonces cuestionó la urgencia que exigían algunos referentes oficialistas para el tratamiento de una Ley de despenalización para el consumo de drogas. Ahora piensa igual. Incluso cree que se ha retrocedido en algunos aspectos. En mayo de 2009 una amenaza narco lo obligó a dejar la villa y solicitar un traslado. "Tenía la intuición que podía complicarle la vida a la gente que estaba ayudando" pensó y aceptó irse a Campo Gallo en el norte de Santiago del Estero.
Se fue a Santiago. ¿Cambió su vida?
- Síi... (risas) imaginate que antes con la bicicleta tenía en 70 hectáreas más de 40 mil personas, porque la villa 21 es la más grande de Capital. Y ahora el límite de la parroquia hacia el oeste son 120 kilómetros, asique antes andaba en bicicleta todo el día y ahora no... (risas).
Una de las principales preocupaciones de los curas villeros son los jóvenes ¿no?
- Creo que sí. El equipo de curas de la villa es más bien la vida dentro de la villa, son los sacerdotes que hacen una opción de una vida de compromiso con los pobres con los jóvenes. Alguna vez en el documento de los Sacerdotes Latinoamericanos dijeron que había dos prioridades en América Latina, una opción por los pobres y otra por los jóvenes.
Pueden pensarse más de una juventud.
- Si, acá en un mismo pueblo hay tres o cuatro realidades, casos para tipificar la juventud.
Violencia y drogas, son dos situaciones en las que parecen quedar involucrados los jóvenes. Qué opina de la despenalización. Hace por lo menos dos años usted decía que no era el momento de hablarlo, qué piensa ahora.
- Pienso lo mismo porque no se ha hecho nada. Primero información, el impacto en las representaciones juveniles de decir la droga se despenalizó. Yo me acuerdo cuando fue el caso Arriola, al otro día todo el mundo te decía "vio padre que ahora se puede fumar marihuana". Cómo explicás que era un fallo de la Corte para un caso puntual. O sea hay que medir el impacto que tiene, sobretodo en la clases más pobres, aquellas que los pibes están en la calle, que no van a la escuela, o a la universidad. También tienen que explicar los daños que producen las drogas. Sé que quienes quieren despenalizar, salvo algunos personajes siniestros, están diciendo que lo que no quieren es criminalizar al adicto. Todo eso lo sabemos y lo compartimos, porque de hecho nosotros hemos trabajado con adictos y lo que menos queremos hacer es criminalizarlo.
¿Hay qué seguir otros pasos?
Vos para llegar para ese punto (el de la despenalización) primero tenés que tener un programa educativo serio durante varios años, tenés que preparar un trabajo para los chicos que se drogan en cuanto camas en hospitales que sean apropiadas para desintoxicación, lugares en los que si es necesario el tratamiento se pueda acceder. Hay primero pasos en el orden educativo, orden sanitario, en el orden de aclarar de que también se escuche la voz de la gente. Creo que los legisladores piensan que una vez que los votan pueden hacer lo que quieran. Para mi seguimos igual que antes o, en algunas cosas, se dieron pasos para atrás.
Cuáles por ejemplo….
- Y por ejemplo en ese momento cuando fue el tema que hicimos "la Droga en la Villa Despenalizada de Hecho", era la ocasión justa para hablar de ese tema. Decir bueno, los que quieren la despenalización, tienen la oportunidad de hacer en cinco o seis años de trabajo serio y después proponerlo a la sociedad. Pero no lo han hecho. Solo han dicho como se planta un poquito de marihuana en una maseta, ese tipo de cosas y nada más. Además no es lo mismo un porro en un chico que va a la facultad y tiene la vida hecha, clase media alta o clase media, y un montón de contención, que en un pibe de la villa o de acá. Es totalmente diferente.
Piensa que se equivoca la representación en la que se piensa la despenalización.
- Creo que se está pensando en un chico de clase media y en realidad hay que pensar en la Argentina, hay que pensar en las poblaciones más vulnerables, esto que decía que es consumo recreativo, así lo llaman, para algunos, se transforma en problemático. Si agarro a todos los pibes que estaban en el centro de recuperación del paco y le pregunto con qué empezaron, te van a decir con una pequeña dosis de marihuana. El principio entraría, supuestamente, en el ámbito de lo que se considera recreativo, pero en poco tiempo terminó siendo problemático porque ese chico no era un chico que iba a un colegio privado ni a la Facultad de Arquitectura de la UBA. Ese chico vivía en una esquina y sin hacer nada, con la mamá con diez hijos y con una vida complicada donde tenía que guapearla sola.
La descriminalización del consumo es uno de los argumentos. Cómo ve eso.
- Para no criminalizarlo lo primero que tienen que hacer es darle la oportunidad de vivir como se corresponde. Si vos no querés criminalizar la pobreza, como se dice, creo que hay pasos que no se dieron y se tienen que dar. Sobre todo el individualismo que para mí no se terminó. Las leyes cuando se las quiere sacar así de urgencia no tienen la difusión que se merece. La criminalización, si hay alguien que no criminalizó el delito fueron todos los que dedicaron su tiempo a tratarlos como un hermano, a defenderlos, a sacarle los documentos, todo lo que no hizo el Estado. Entonces ahora quieren hacer un mea culpa con una ley que tiene que estar mejor pensada. No estoy en contra ni a favor.
Cree que no es una cuestión prioritaria. No lo considera como una ampliación de derechos.
- Diría que no. Es una medida de otro calibre. Si aquí se tuviese que hablar de derechos acá hay derechos totalmente vulnerados, por ejemplo, si una persona quiere hacerse una cesárea acá tiene que ir 250 kilómetros en ambulancia. Si tiene apendicitis lo mismo. Me parece que se leen en algunos aspectos los derechos y en otros no. Creo que el aspecto social se está perdiendo.
¿Vuelve a la villa?
- Algún día me gustaría, la verdad que sí.
Exclusivo para rionegro.com.ar: Entrevista al padre José María Di Paola. Por Federico Aríngoli.
Padre no me puedo comunicar. Lo llamo al fijo en 10.
- Ok.
El que responde es José María Di Paola. Conocido como el Padre 'Pepe'. O como el cura villero. Pese a que su mayor mérito pudiera haber sido el hecho de tomar los hábitos en la villa 21-24 de Capital Federal, su figura tomó notoriedad pública en 2009 después que unos narcos lo amenazaran de muerte. Recientemente la película Elefante Blanco, de Pablo Ttrapero y con la actuación de Ricardo Darín –y qué aún no vio-, puso en los medios nuevamente la tarea de los sacerdotes del Equipo para las Villas de Emergencia. De charla amigable y clara dice que las condiciones de las villas tienen particularidades, pero que la falta del Estado es generalizable. Aclara que se lleva bien con el Gobierno pero que no comparte el proyecto de despenalización de la tenencia para consumo de drogas.
El padre 'Pepe' encabezó durante los últimos años la orden villera que tiene tradición en el párroco Carlos Mugica y los sacerdotes tercermundistas. Su opción es por los pobres y los jóvenes. "Esa fue una decisión muy buena que yo siempre la comparo, el Estado nunca se animó a vivir dentro de las villas", dice el cura para explicar los 40 años que tiene la experiencia de vivir en las villas.
La gente de la villa "tiene una mentalidad muy positiva por eso las villas crecen tan rápidamente" dice y completa que la falta de intervención del Estado ayudó a que se transforme en "un lugar apropiado para esconderse"; "como también lo es un campo en el medio de la nada", aclara. Esto también perturba a los villeros "porque es donde se entrega la droga, donde le van cagando la vida a los hijos de ellos, esa es la realidad en la que vivimos".
Fue una de las principales voces que se hicieron escuchar ante la problemática del ingreso del paco al país. Y desde entonces cuestionó la urgencia que exigían algunos referentes oficialistas para el tratamiento de una Ley de despenalización para el consumo de drogas. Ahora piensa igual. Incluso cree que se ha retrocedido en algunos aspectos. En mayo de 2009 una amenaza narco lo obligó a dejar la villa y solicitar un traslado. "Tenía la intuición que podía complicarle la vida a la gente que estaba ayudando" pensó y aceptó irse a Campo Gallo en el norte de Santiago del Estero.
Se fue a Santiago. ¿Cambió su vida?
- Síi... (risas) imaginate que antes con la bicicleta tenía en 70 hectáreas más de 40 mil personas, porque la villa 21 es la más grande de Capital. Y ahora el límite de la parroquia hacia el oeste son 120 kilómetros, asique antes andaba en bicicleta todo el día y ahora no... (risas).
Una de las principales preocupaciones de los curas villeros son los jóvenes ¿no?
- Creo que sí. El equipo de curas de la villa es más bien la vida dentro de la villa, son los sacerdotes que hacen una opción de una vida de compromiso con los pobres con los jóvenes. Alguna vez en el documento de los Sacerdotes Latinoamericanos dijeron que había dos prioridades en América Latina, una opción por los pobres y otra por los jóvenes.
Pueden pensarse más de una juventud.
- Si, acá en un mismo pueblo hay tres o cuatro realidades, casos para tipificar la juventud.
Violencia y drogas, son dos situaciones en las que parecen quedar involucrados los jóvenes. Qué opina de la despenalización. Hace por lo menos dos años usted decía que no era el momento de hablarlo, qué piensa ahora.
- Pienso lo mismo porque no se ha hecho nada. Primero información, el impacto en las representaciones juveniles de decir la droga se despenalizó. Yo me acuerdo cuando fue el caso Arriola, al otro día todo el mundo te decía "vio padre que ahora se puede fumar marihuana". Cómo explicás que era un fallo de la Corte para un caso puntual. O sea hay que medir el impacto que tiene, sobretodo en la clases más pobres, aquellas que los pibes están en la calle, que no van a la escuela, o a la universidad. También tienen que explicar los daños que producen las drogas. Sé que quienes quieren despenalizar, salvo algunos personajes siniestros, están diciendo que lo que no quieren es criminalizar al adicto. Todo eso lo sabemos y lo compartimos, porque de hecho nosotros hemos trabajado con adictos y lo que menos queremos hacer es criminalizarlo.
¿Hay qué seguir otros pasos?
Vos para llegar para ese punto (el de la despenalización) primero tenés que tener un programa educativo serio durante varios años, tenés que preparar un trabajo para los chicos que se drogan en cuanto camas en hospitales que sean apropiadas para desintoxicación, lugares en los que si es necesario el tratamiento se pueda acceder. Hay primero pasos en el orden educativo, orden sanitario, en el orden de aclarar de que también se escuche la voz de la gente. Creo que los legisladores piensan que una vez que los votan pueden hacer lo que quieran. Para mi seguimos igual que antes o, en algunas cosas, se dieron pasos para atrás.
Cuáles por ejemplo….
- Y por ejemplo en ese momento cuando fue el tema que hicimos "la Droga en la Villa Despenalizada de Hecho", era la ocasión justa para hablar de ese tema. Decir bueno, los que quieren la despenalización, tienen la oportunidad de hacer en cinco o seis años de trabajo serio y después proponerlo a la sociedad. Pero no lo han hecho. Solo han dicho como se planta un poquito de marihuana en una maseta, ese tipo de cosas y nada más. Además no es lo mismo un porro en un chico que va a la facultad y tiene la vida hecha, clase media alta o clase media, y un montón de contención, que en un pibe de la villa o de acá. Es totalmente diferente.
Piensa que se equivoca la representación en la que se piensa la despenalización.
- Creo que se está pensando en un chico de clase media y en realidad hay que pensar en la Argentina, hay que pensar en las poblaciones más vulnerables, esto que decía que es consumo recreativo, así lo llaman, para algunos, se transforma en problemático. Si agarro a todos los pibes que estaban en el centro de recuperación del paco y le pregunto con qué empezaron, te van a decir con una pequeña dosis de marihuana. El principio entraría, supuestamente, en el ámbito de lo que se considera recreativo, pero en poco tiempo terminó siendo problemático porque ese chico no era un chico que iba a un colegio privado ni a la Facultad de Arquitectura de la UBA. Ese chico vivía en una esquina y sin hacer nada, con la mamá con diez hijos y con una vida complicada donde tenía que guapearla sola.
La descriminalización del consumo es uno de los argumentos. Cómo ve eso.
- Para no criminalizarlo lo primero que tienen que hacer es darle la oportunidad de vivir como se corresponde. Si vos no querés criminalizar la pobreza, como se dice, creo que hay pasos que no se dieron y se tienen que dar. Sobre todo el individualismo que para mí no se terminó. Las leyes cuando se las quiere sacar así de urgencia no tienen la difusión que se merece. La criminalización, si hay alguien que no criminalizó el delito fueron todos los que dedicaron su tiempo a tratarlos como un hermano, a defenderlos, a sacarle los documentos, todo lo que no hizo el Estado. Entonces ahora quieren hacer un mea culpa con una ley que tiene que estar mejor pensada. No estoy en contra ni a favor.
Cree que no es una cuestión prioritaria. No lo considera como una ampliación de derechos.
- Diría que no. Es una medida de otro calibre. Si aquí se tuviese que hablar de derechos acá hay derechos totalmente vulnerados, por ejemplo, si una persona quiere hacerse una cesárea acá tiene que ir 250 kilómetros en ambulancia. Si tiene apendicitis lo mismo. Me parece que se leen en algunos aspectos los derechos y en otros no. Creo que el aspecto social se está perdiendo.
¿Vuelve a la villa?
- Algún día me gustaría, la verdad que sí.
Exclusivo para rionegro.com.ar: Entrevista al padre José María Di Paola. Por Federico Aríngoli.
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