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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

jueves, junio 18, 2015

Tres curiosidades sobre el general Manuel Belgrano por Jorge Castañeda.

Sobre su diáspora ósea.
El Dr. Omar López Mato, en su interesante libro "Trayectos póstumos", cuenta la siguiente anécdota: "Belgrano murió en la misma casa donde había nacido. Prisionero tras una revuelta en la provincia de Tucumán, fue enviado engrillado a Buenos Aires por el infame capitán Abraham González. Las fiebres de la malaria, su sífilis estudiantil y el desencanto de la guerra entre hermanos lo condujeron a la suerte final. Cuidó de él en sus últimos momentos el fiel doctor Redhead, a quien el general dejó su reloj en agradecimiento. Belgrano fue enterrado en la iglesia de Santo Domingo. Le hubiese correspondido un lugar más cercano al altar, por las generosas donaciones que su familia había hecho a la parroquia. Pero su fama de masón lo relegó a un sitio más apartado. Debió usarse como lápida el mármol de una cómoda, a falta de dineros para un entierro más digno".
"Pasados los años se agigantó la figura de este notable abogado devenido en entusiasta general. La historia le devolvió la gloria y la gloria, un postrero reconocimiento. Le fue encomendado al escultor italiano Ettore Ximenes hacer el glorioso monumento que portase sus restos. El 2 de junio de 1903 se retiró la lápida que lo cubría y uno a uno fueron extrayendo sus huesos para depositarlos en el nuevo sarcófago. Las autoridades en pleno asistieron al acto, interesadas en este póstumo homenaje".
"Como al pasar, el Dr. Estanislao Zeballos, canciller en ese entonces, tomó algunos de los huesos de la mano (los del carpo, esos que hacen dudar a los aplicados estudiantes de medicina), se los extendió al general Richieri -omnipotente ministro de Guerra-. Se miraron y como distraídos se los llevaron al bolsillo de sus sobretodos. Terminado el acto, pensaron que nadie se había percatado de esta inocente toma de souvenirs. No fue así. Al día siguiente los periódicos se hicieron eco de la sustracción. Obligados por la opinión pública, devolvieron los huesos desviados de su definitivo reposo".
Otras versiones aluden no a huesos sino a algunos dientes y con diferentes protagonistas. Tanto es así que una carta del Prior de Santo Domingo publicada en el diario "La Prensa" dice textualmente: "Señor Director de La Prensa. Muy señor mío: El Exmo. Señor Ministro del Interior Dr. Joaquín V. González, que llevó un diente del general Belgrano para mostrárselo a varios amigos, acaba de remitirme esa preciosa reliquia del glorioso prócer de la Patria, la cual está en mi poder y bajo la custodia de esta comunidad, como los demás restos de sus cenizas". ¡Pobre Belgrano!
Sobre su corazón
Se ha rescatado una pieza imperdible sobre la autopsia del general Manuel Belgrano. "El Dr. Julián Sullivan quedó atónito ante la general indiferencia de la población y en carta al Dr. Redhead se refiere de esta manera: "El corazón correspondía con las acciones y nobleza de este hombre verdaderamente grande. No tenía señal de enfermedad y era de un volumen que pocas veces se encuentra en investigaciones anatómicas. Experimenté un deseo vehemente de separarlo y prepararlo. Lo propuse a la persona que concurrió conmigo, lo desaprobó y no hallándome autorizado por la familia, abandoné, con sentimiento, los restos de este ilustre y experimentado patriota".
Olvidado pero no tanto.
Una vieja nota hace justicia al único periodista que se hizo eco del fallecimiento de Belgrano, el increíble fraile de combate Francisco de Paula Castañeda. "Ni la Gaceta, que era publicación oficial, ni el Argos con sus cien ojos, supieron del deceso de Belgrano, ni otro periódico alguno dio la noticia, a excepción del Despertador Teofilantrópico de Castañeda, el cual a los cinco días del luctuoso acaecimiento trató de despertar a los dormidos porteños. Poco pudo hacer, aunque consta que, en los días 27 y 28 de ese mismo mes, en la iglesia de Santo Domingo hubo funerales". Por eso pudo escribir Castañeda los siguientes versos inspirados "por su verdad justiciera": "Porque es un deshonor a nuestro suelo; / es una ingratitud que clama al cielo, / el triste funeral, pobre y sombrío / que se hizo en una iglesia junto al río / en esta ciudad, al ciudadano / ilustre general Manuel Belgrano".
El río al que alude el padre Castañeda no es otro que el De la Plata y la iglesia no es otra que la actual de Santo Domingo, en la intersección de las calles Belgrano y Defensa.
Mucho queda en el tintero para escribir sobre el prócer. La creación de la bandera, sobre su hijo Pedro Rosas y Belgrano, su desempeño militar al frente del ejército patrio, pero ya es historia más conocida. "¡Compatriotas! ¿Oísteis? ¡Qué dudamos! -escribía López y Planes- Imitando a Belgrano nos salvamos".
Jorge Castañeda Escritor patagónico - Valcheta, provincia de Río Negro.
Publicado en Diario "Río Negro", 17 de Junio de 2015.

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