Antirefranero por Jorge Sosa.

Los refranes están con nosotros desde hace tiempo atrás, a veces mucho tiempo atrás. Vienen de un tiempo tan viejo que la Mirtha recién comenzaba a desayunar. Son sentenciosos y pretenden tener razón en lo que dicen. Yo los he estudiado, los he usado con prepotencia y pienso que algunos pueden ser criticados y otros modificados para que se adapten a la realidad. 

Pongo algunos ejemplos: En boca cerrada no entran moscas. Es cierto, pero tampoco salen. Al que madruga Dios lo ayuda, por eso los ateos no madrugan, total, ¿quién los va ayudar? A mal tiempo buena cara, lo que quiere decir que en el barrio de Julio Cesar Falcioni hay tormentas todos los días.

La necesidad tiene cara de hereje: no estoy de acuerdo, muchas veces la necesidad tiene cara de injusticia. A falta de pan buenas son las tortas, no es negocio en este momento, las tortas son más caras que el pan. Ojos que no ven corazón que no siente y pared que se atropella. El ojo del amo engorda el ganado, el que termina siendo un ganado gordo de un amo tuerto. Perro que ladra no muerde, ajá, no muerde mientras ladra. En todas partes se cuecen habas, o sea que yo no puedo ir a comer a ningún lado, porque odio las habas. Quien siembra vientos recoge tempestades, sería un buen dato para descubrir quien sembró el Zonda.  A caballo regalado sacale la etiquetita. 

Continuemos, dijo Aníbal Fernández: Más vale pájaro en mano que elefante a peteco. Mal de muchos consuelo de tontos, no, mal de muchos epidemia. Contigo pan y cebolla, eso era antes, ahora es contigo pan o cebolla, elegí. No dejes para mañana lo que puedas encargarle a otro hoy.

Hay uno al que habría que ajustarle su sistema impositivo: Amor con amor se paga, en Argentina es amor con amor se paga más IVA. Mas vale malo por conocido que bueno por conocer, no es conveniente, porque entonces tendríamos que dejarlo a Boudou en el Senado para siempre.  

Analicemos esta  serie: Tanto va el cántaro a la fuente que al final rompe. El hombre es como el oso, feo, peludo y roñoso. Agua que has de beber déjala correr que va a parar a la Cuarta. La letra con sangre entra o sea que un banco de sangre vendría siendo una biblioteca. Carpintero a tus zapatos. En el país de los cíclopes el tuerto es ciego.

Nunca digas de esta agua no he de beber y mucho menos si te estás ahogando. Un clavo saca otro clavo, lo que es una manera bastante estúpida de sacar un clavo. En caso de médico consulte con su duda. Dime con quién andas y te diré con quién no te acuestas. Al mejor cazador se le escapa la liebre, al peor el perro y al más peor la escopeta.

Cría cuervos y te sacarán los ojos, cría buitres y te sacarán los dólares. No se le puede pedir peras al olmo ni Perón al Manzano. Sobre gustos no hay nada escrito, pero hay diez mil programas de cocina en la televisión. El que me da tristeza por su trasfondo de realidad es: Pan con pan comida de muchos. Sigamos: La pereza es la madre de todos los Pérez. El buey lerdo toma el agua turbia o se compra una gaseosa y Hombre prevenido vale por dos pero sigue cobrando por uno.

Recordemos algunos nuestros, qué mejor que de El Martín Fierro: Nadie sabe en qué rincón se oculta el que está escondido; El diablo sabe por diablo pero más sabe porque fue a la nocturna; Al que nace barrigón le dicen ¿Qué hacés, gordito?;

La vaca que más rumea es la que más se escucha; Cada lechón en su teta es el modo de mamar, salvo que la chancha pueda comprar Nutrilón y uno que me recuerda a los políticos: En la barba de los pobres aprenden a ser barberos. 

Y aquí termino porque si no me voy a hacer merecedor del refrán que dice: Procura que tus palabras sean mejor que tu silencio. Creo que es mejor mi silencio.

Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza.

http://www.losandes.com.ar/article/antirefranero