GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, abril 27, 2012

ENTREVISTA A LUIS GENGA.

Entrevista a Luis Genga, uno de los fundadores de la Un.T.E.R (Unión de Trabajadores de la Educación de Río Negro) realizada por Carlos Torrengo publicada por el Diario "Río Negro" el 9-IV-2012.


un día nació la Unter…
–Allá lejos y hace mucho. Me tocó en suerte estar ahí cuando, a los finales de los 60 y comienzos de los 70, me sumo a los pequeños grupos de docentes de espíritu inquieto que van dando forma a la Federación de Docentes Rionegrinos en un congreso que se hace en Bariloche, uno de cuyos motores fue un hombre muy digno fallecido hace poco, Ítalo Laría. Yo me le sumé, me puse bajo su ala junto, entre otros maestros, con Tienro, de Cipolletti. En su momento se sumó Pablo Lazos. Yo recibo el legado de todos ellos y en el 74, en San Antonio Oeste, nace la Unter.
–¿Cuántos docentes afilia?
–La afiliación es un proceso lento. El potencial que surgía del sistema educativo de la provincia no era superior a 3.000 docentes y el grueso de ellos se afilió. Hoy hay 16.000, algo más o algo menos. Era un sindicato muy hecho a pulmón, complejo de mantener, entre otras razones porque los descuentos no se hacían por planilla sino por cobro directo que hacían los delegados.
–¿Cuál es la constante, si es que la hay, desde su gestión, su mecánica de funcionamiento interno, entre aquella Unter y la actual?
–La democratización en la toma de decisiones, un sistema que tiene su génesis en el respeto que se mantiene a lo que establece el estatuto de la Unter, donde la elección de los representantes de los afiliados es el punto donde nace todo ese sistema. Cuando nació la Unter teníamos un representante cada diez afiliados, hoy creo que hay uno cada 80.
–A usted le toca liderar la huelga del 75, octubre, noviembre –creo–. Muy dura. Gobierna el PJ, con Mario Franco. Esa huelga coincide con la de los trabajadores de Sierra Grande, durísima y que termina con la irrupción violenta en una madrugada de tropas del Ejército –V Cuerpo– y federales que vienen del Operativo Tucumán. Ya el golpe del 76 estaba en marcha. ¿Cómo recuerda hoy aquella huelga?
–Fue duro, sí. Habíamos presentado 17 puntos de reclamo al gobierno provincial. En aquellos tiempos, y debido a la inflación que marcaba a Argentina, lo salarial era siempre lo central de toda acción sindical. Pero en esa oportunidad, a un año de nacer, la Unter elevó una serie de peticiones destinadas a mejorar la gestión educativa. Clavamos la huelga en términos de sí o sí, pero bueno... conseguimos algo. Aquella Unter tenía mucho por hacer, era nueva. Tenía muchos temas por los cuales preocuparse.
–¿Qué quiere decir con eso?
–Que desde su tarea gremial estaba todo abierto. Pero nacía además en un marco de fuerte inestabilidad institucional, con violencia creciente. Calcule que a los dos años de nacer viene el golpe y se suspende la actividad gremial. Creo que aquella Unter era más movilizadora que la actual. Activaba mucho... sus asambleas eran muy representativas. Teníamos asambleas muy acaloradas, masivas. Hoy, nada de eso. Incluso hay prácticas de acción gremial que han desaparecido.
–¿Cuál, por caso?
–Promover las comisiones de padres. Los padres son indispensables a la hora de hacer conocer nuestros puntos de vista, las razones de nuestros reclamos. En la huelga del 75 fueron fundamentales en dirección a nuestros reclamos. Había muchos hilos conductores que vinculaban los intereses de los padres con los docentes, incluso por sobre el hecho educativo mismo, que por supuesto estaba en el centro del tema. No es crítica, simple reflexión de un veterano del sindicalismo: creo que la Unter, a la que tanto quiero, debería trabajar más con los padres.
–¿Qué recuerda, al margen de lo gremial, de aquel Río Negro?
–La incomunicación. Las escuelas recibían las comunicaciones, documentación, temas de gestión enviados por el Consejo de Educación, vía sacas policiales que llegaban a ésta o aquella comisaría de éste o aquel pueblo. Iba el director y retiraba los papeles. Más de la mitad de la provincia, si no el 80%, no tenía telediscado.
–En un trabajo publicado en Flacso mucho antes de que él incursionara en política, Daniel Filmus sostiene que el maestro ha perdido calidad de inserción en la sociedad. Que, si bien sigue siendo la clave sobre la cual pivotea mucho del hecho educativo, bueno, parece tener muy limada su gravitación. ¿Está de acuerdo?
–Es un tema muy amplio. No hablo de si aquel maestro era más que este maestro. Pero mire, por razones que hacen a la dinámica del proceso histórico, hoy el maestro al momento de la lucha gremial apela a métodos que están como tales en los sectores más amplios de la sociedad. El corte de rutas, por ejemplo. Los docentes no inventaron el corte de rutas, pero apelan a él desde una conclusión: el poder escucha más cuando en tren de huelga le cortan una ruta que cuando no lo hacen.
–Desde lo ideológico, ¿hay diferencias en cuanto a pertenencias entre aquel docente de los 70 y el de hoy?


–Le respondo en términos muy abiertos, no tengo una idea bien perfilada sobre el tema. El nacimiento de la Unter se da en un tiempo en que la Argentina está muy politizada, o sea, bajo intensa lucha ideológica, un proceso que, reflexionado desde nuestro sindicato, se expresaba enfáticamente, con gente con formación y convencida de sus convicciones. Se daba incluso que los distintos planos político-ideológicos que se expresaban en la Unter solían recibir apoyo de cuadros que bajaban de Córdoba, Buenos Aires... cuadros políticos que no eran quizá duchos para el trabajo sindical pero sí lo eran desde lo ideológico... era un signo de los tiempos. El docente leía política, protagonizaba desde algún sitio de nuestra historia política. Se llegaba a la política desde alguna cuna política.
–¿Cómo es eso?
–Claro: había cuna política. En aquella Argentina se nacía arropado por el radicalismo, peronismo, conservadores, izquierda de aquí o de allá... nos criábamos, no sé, en cierto linaje, por así llamarlo, político que se transmitía.
–Dice un historiador inglés que quiere mucho a Argentina que, aquí, estudiar desde lo político al abuelo es armar gran parte de nuestra historia política, aun admitiendo que en los 70 muchos nietos agarraron para otro lado.


–Pero sí... el abuelo también pesaba.
–En línea con todo esto, hablar hoy de clase media puede decir mucho o puede en todo caso neutralizarse en sí mismo porque hay muchas clases medias. La Unter que usted ayudó a forjar y lideró, ¿integraba en rango a docentes más clase media que hoy?
–¡Sí! Incluso esto se expresa en el debate interno, a la hora de la Unter definiendo posiciones. Y si aceptamos que aquélla era una clase media más homogeneizada, más "una clase", bueno la Unter nace y por largo tiempo contiene en su espacio expresiones muy conservadoras que en los hechos, en la práctica concreta, se deslizaban a la derecha posicionándose en mucho de lo que suele ser propio de la clase media en materia de lucha gremial: temores, prejuicios, miedos, individualismo...
–Y un día del 76 llegó el golpe militar…
–El día siguiente allanaron la Escuela 50 de Cipolletti, donde yo daba clase. Fue un acto vandálico. Destruyeron todo, todo, todo... (aquí Yenga se hunde en un silencio prolongado).
–¿Duele?
–¡Todo, todo destruyeron, tiraron, patearon...! Bibliotecas, papeles de la administración, ¡los trabajos de los pibes! ¡Todo! Me ordenaron presentarme en la Comisaría de Cipolletti. Estuve cuatro horas ante nueve personas, un grabador, una mesa grande con lo que se habían robado, porque habían entrado a la escuela sin ninguna autorización judicial, preguntándome: "¿Qué es esto de 'Las venas abiertas de América Latina'? ¿Y esta revista? ¿Y esta otra?"... revistas que yo compraba en el quiosco El Gaucho de Cipolletti. Y preguntas y preguntas, pero no me tocaron ni un pelo. No me detuvieron. Volví a la escuela y seguí trabajando. Y así hasta que una noche nos chuparon a mi compañera, a Cristina Botinelli, que murió durante el exilio en México, un amigo... patearon la puerta, entraron... "¡Esto es un atropello!" y ahí me noquearon a culatazos. Y luego, sí...
–¿La tortura?
–Nos llevaron a La Escuelita, el lugar de Neuquén donde torturaba el Ejército.
–¿Lo torturó Guglielminetti?
–No lo podría identificar, pero es posible que estuviese en ese operativo porque al menos por ese tiempo él operaba en la zona. Dos semanas después nos tiraron a los cuatro, divididos: en Arroyito, en Centenario a Cristina y a mí. Y, como no me habían dicho nada sobre si podía o no volver a dar clase, bueno, pasé por el hospital de Cipolletti. Estaba todo roto. Dije que había sido un accidente de moto. No me creyeron: "Son heridas muy raras para ser un accidente de moto", me dijo el médico que me atendió. Y bueno: di clases hasta diciembre. Y luego España, en el 77 hasta el 92.


Luis Genga tiene 72 años. Nació en Bell Ville, Córdoba, tierra de Mario Kempes. Ahí se recibió de maestro. A finales de los 60 recaló en Río Negro. Hoy vive en una chacra del Alto Valle, que "tanto quiero".

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