Lo que la clase media le pide al poder por Carlos Salvador La Rosa.

El famoso cantautor popular argentino Luis Aguilé, fallecido en 2009, casi sin participación política en su vida, compuso, no obstante, dos canciones que expresaban muy notablemente los deseos políticos de esa clase media gran promotora de la democracia (argentina, pero también latinoamericana e incluso de España, donde Aguilé residió gran parte de su vida). Las dos se tratan, como una especie de rezo laico, de peticiones a un supuesto nuevo presidente hechas por un ciudadano común. La primera -“De hombre a hombre”- fue escrita en 1983 cuando renació la democracia en el continente. La otra -“Señor Presidente”- se compuso en 2007 cuando nuestros países ya habían vivido un cuarto de siglo de experiencia democrática. Las letras de estas canciones son  claves para ver cómo cambiaron las clases medias con respecto a la política en ese lapso de tiempo.

El 1983 el ciudadano imaginado por Aguilé le pide al nuevo presidente lo siguiente: “un futuro lleno de libros”, “una historia que sea verdad y no esté falseada la realidad”, “una idea limpia de sangre”, “una tierra donde no hay hambre”, “dame una escuela, dame un hogar”, “un anciano limpio y cuidado y jubilados sin estrecheces”, “dame razones para vivir”, “un equipo de gente honesta”, “un mañana que se analice”, “proyectos que se realicen”, “un estudio sin sobresalto sin ver enfrente carros de asalto”, “dame una urna, dame esperanzas, dame ilusión”, “dame un mandato corto y de acción”. Y en el medio el estribillo: “Los que estamos abajo queremos trabajo y queremos también ayudar”.

Era una clara réplica del ideario alfonsinista renovador de los 80, que se extendía a muchos más países, donde se pensaba que con la democracia se podía hacer todo eso y mucho más. 

Es cierto que algunas reivindicaciones se concretaron, pero la mayoría siguen pendientes. Por eso 25 años después Luis Aguilé ya es mucho menos esperanzado y a la democracia le pide muchas menos cosas, apenas tres. La primera: “Que a la cárcel irán los que deben pagar todas sus corrupciones”. La segunda: “Que la inseguridad, con la que hay que acabar, sea una prioridad...Ya no somos nación. Ahora somos el Reino de los Delincuentes”. Y tercer pedido: “No se quiera quedar, para toda la vida, como un elegido. No se deje llevar, por esa tentación de cambiar la Nación y arreglar a su hechura, y a su conveniencia, la Constitución”. 

Notable cambio en la opinión pública el que ocurrió en estos tiempos: en vez de que la sociedad le demandara cada vez más cosas nuevas a la democracia en la medida que las anteriores se iban  cumpliendo, el pueblo se retrayó y viendo que la mayoría de sus grandes anhelos no eran cumplidos por las elites elegidas para gobernar, al final su súplica al poder sólo se relaciona con que al menos sepan luchar contra la inseguridad que ha convertido la vida cotidiana en un infierno sin ley. Y para que eso y poco más puedan cumplir los gobernantes, se les pide también que eliminen la corrupción de su seno y que abandonen la tendencia de reelegirse indefinidamente para quedarse en el poder sin haber cumplido casi nada de lo que prometieron.

PD: La canción “Señor Presidente” fue prohibida en Venezuela por su presidente Hugo Chávez.

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