La Constitución Argentina es la primera que distingue la riqueza de la nación de la riqueza del gobierno; y que, mirando la última como accesoria a la primera, halla que el verdadero medio de tener contribuciones abundantes es hacer rica y opulenta a la nación. Y en efecto, ¿puede haber fisco rico de país desierto y pobre?
Enriquecer al país, poblarlo, llenarlo de capitales, ¿es otra cosa que agrandar al Tesoro fiscal?
¿Hay otro medio de nutrir el brazo, que engordar el cuerpo de que es miembro? O ¿la nación es hecha para el fisco y no el fisco para la nación? Importaba consignar este hecho en el Código fundamental de la República, porque solo constituye casi toda revolución argentina contra España y su régimen colonial. Hasta aquí el peor enemigo de la riqueza del país ha sido la riqueza del Fisco. Debemos al antiguo régimen colonial el legado de este error fundamental de su economía española.
y otra más de Juan Bautista Alberdi
Enriquecer al país, poblarlo, llenarlo de capitales, ¿es otra cosa que agrandar al Tesoro fiscal?
¿Hay otro medio de nutrir el brazo, que engordar el cuerpo de que es miembro? O ¿la nación es hecha para el fisco y no el fisco para la nación? Importaba consignar este hecho en el Código fundamental de la República, porque solo constituye casi toda revolución argentina contra España y su régimen colonial. Hasta aquí el peor enemigo de la riqueza del país ha sido la riqueza del Fisco. Debemos al antiguo régimen colonial el legado de este error fundamental de su economía española.
y otra más de Juan Bautista Alberdi
“Mi libro de las BASES es una obra de acción que, aunque pensada con reposo, fue escrita velozmente para alcanzar al tiempo en su carrera y aprovechar de su colaboración, que, en la obra de las leyes humanas, es lo que en la formación de las plantas y en la labor de los metales dúctiles. Sembrad fuera de la estación oportuna: no veréis nacer el trigo. Dejad que el metal ablandado por el fuego recupere, con la frialdad, su dureza ordinaria: el martillo dará golpes impotentes. Hay siempre una hora dada en que la palabra humana se hace carne. Cuando ha sonado esa hora, el que propone la palabra, orador o escritor, hace la ley. La ley no es suya en ese caso; es la obra de las cosas. Pero esa es la ley duradera, porque es la verdadera ley”.
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.