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LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
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lunes, marzo 14, 2011
FELIPE SAPAG A UN AÑO DE SU FALLECIMIENTO.
Sapag: "En el '73 le gané las elecciones a Perón, pero en el '76 me volvieron a echar y luego me mataron dos hijos".
"En paz no se puede estar, siempre hay algún problema".
El que sigue es el extracto de una entrevista realizada por el autor a Felipe Sapag en sus últimos años. En este primer aniversario del fallecimiento del cinco veces gobernador de Neuquén, "Río Negro" lo reproduce porque revela reflexiones personales, poco conocidas de uno de los hombres que signó la política neuquina durante más de 40 años.
-¿Cómo vive estos días, tiene paz?
-La persigo, siempre tratando de llegar a ella. Es difícil; una tarea complicada. He tenido una vida agitada políticamente, desde el punto de vista de participar en la vida de Neuquén y del país. Pero, bien, he llegado a esta edad, avanzada, con buen ánimo, con buena disposición, con una linda familia cuyos miembros también tienen sus complicaciones. Uno, como padre, tiene que participar en sus vidas, en sus enfermedades, y en la vida social de los nietos, y los bisnietos.
-¿Cómo hace para apartarse de la política y dedicarse a los nietos?
-No participo. Leo los diarios, y si no charlo con algún amigo, pero no tengo una participación activa. Prácticamente no salgo de mi casa, no voy a actos públicos, sólo a los cumpleaños de mis hijos y de mis nietos. En paz no se puede estar, siempre hay algún problema. Y es bueno que lo haya, porque uno hace el esfuerzo y renueva la capacidad para salir adelante. Estoy pasando bien, pero sí, cada vez más aislado.
-¿Es un aislamiento elegido?
-No creo que tenga que ser así porque uno se lo proponga. Es difícil. Yo caminaba mucho todos los días, hacía una buena caminata. Ahora sólo puedo hacer 15 cuadras y volver a casa, que es lo que hago todos los días con Chela, mi esposa. Vamos a comprar el diario, hacemos otras compras y volvemos. Y el resto del tiempo se me va en ver a médicos, o estar recluido en la casa, de pie o en la cama.
-¿Lee mucho?
-Sí. Empezamos por los diarios, y luego alguna novela entretenida. Me gusta la lectura de fondo, la filosofía. Tanto Chela como yo, leemos las noticias y luego las comentamos. Algo de televisión, y el desayuno. Si hago un análisis, puedo decir que estoy contento de haber partido de una familia de inmigrantes del Líbano, muy humilde. Me siento contento de haber contribuido con mi esfuerzo, con mi conocimiento, para que mi provincia, mi pueblo, fueran adelante. Por distintas razones me tocó liderar la política de Neuquén durante 40 años.
-¿Le gusta cuando hablan de usted como uno de los últimos caudillos?
-Nunca me complació pero uno termina acostumbrándose a que le digan. La verdad es que en ciertos momentos políticamente muy difíciles, ejercí ese… en la época en que tuve que enfrentar a Perón, por ejemplo. En el único lugar donde perdió el Peronismo fue en Neuquén, con el MPN. Se crea también un mito alrededor de eso, una leyenda.
Pero yo no tengo las condiciones de un caudillo porque no me gusta salir en todo, no me gusta hacer discursos, hablar de más. Me gusta más escuchar que hablar. Soy bastante retraído.
-¿Está arrepentido de haberse rodeado de alguna gente?
- Arrepentido no, dolido. Es decir, sin ánimos de venganza, ni de nada. Pero sí dolido por gente que uno ha ayudado, que le dio apoyo, y ver que los intereses de ellos son otros y no los de servir al país, a la provincia.
En ese caso, me ha tocado esto varias veces. Los militares no me dejaron asumir en el primer gobierno, cuando gané las elecciones en el '62. Fue la época que destituyeron a Frondizi. Luego asumí en el '63 pero me echaron en el '66. Y en el '73, le gané las elecciones a Perón, pero en el '76 me volvieron a echar y luego me mataron dos hijos. Tener que superar todo eso es tremendo.
Oscar Sarhan
* Fuente e imagen: Diario Río Negro, regionales, lunes 14 de marzo de 2011.
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He vivido en Neuquén y conocido a Don Felipe como un ciudadano mas. Todos lo saludaban en la calle. Pudo tener sus actitudes buenas y como todo ser humano, también las malas, pero decir Sapag es decir Neuquén, gracias a él. Que descanse en paz.
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