GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, enero 08, 2013

RECUPERAR LAS MALVINAS DESDE LA PATAGONIA por Ricardo Villar.

Hoy me acordaba, leyendo el artículo de Ricardo Villar publicado en el Diario "Río Negro (edición Nro.  23.135), de la frase que leí en la desaparecida "Revista Humor Registrado" (Ediciones De La Urraca cuyo Director era Andrés Cascioli) donde el caudillo histórico Don Felipe Sapag  en un reportaje que le hiciera Mona Moncavillo decía que cuando nuestro país la Argentina tuviese un proyecto para la Patagonia Argentina a los ingleses las Malvinas se las pedimos por teléfono.
 

Recuperar las Malvinas desde la Patagonia por Ricardo Villar.
 
 
Hace muchos años escuché a don Felipe Sapag decir que la recuperación de las Islas Malvinas, para la Argentina, estaba atada al desarrollo y crecimiento de la Patagonia.
Registré el concepto, pero no lo profundicé. Lo registré porque siempre tomé en cuenta la visión geopolítica del extinto líder del MPN, sobre todo cuando la encuadraba en la región ubicada al sur del río Colorado.
Mucho tiempo después, en una de las veces que el señor Sapag tuvo la amabilidad de recibirme en su residencia de la calle Belgrano 555, de la ciudad de Neuquén, le pedí que me ampliara el concepto. Y lo hizo con pasión, sencillez y sabiduría.
Más o menos, me dijo lo siguiente: "Si nosotros creamos polos de desarrollo en distintos puntos de la Patagonia, con ciudades modernas en donde su gente viva bien, con confort y con buenas perspectivas laborales y agregado de valor a los recursos primarios, vamos a ejercer una presión importante sobre los isleños, que comenzarán a demandar servicios y prestaciones y a integrarse. No será inmediato, pero es la vía pacífica más conveniente…".
Ahora, no hace mucho tiempo, conversé largo y tendido con un señor de más de noventa años que frecuenta un cafecito del centro de la ciudad, que me contó una historia que encaja con aquella visión del señor Sapag. Se llama Vicente, pero no recuerdo su apellido, y no sé si alguna vez se lo pregunté, pero en el pequeño ambiente "cafeteril" le decimos "Bony" o "Boina", porque siempre usa una boina tipo vasco. "Bony" o "Boina" me relató que con un socio suyo, en la década de los 70, crearon una empresa de servicios hacia Malvinas, desde el aeropuerto de Comodoro Rivadavia, que se llamó Organización Malvinas. "Llevábamos de todo, desde mercadería a correspondencia y, además, ayudábamos a los isleños que por algún problema, sobre todo de salud, debían venir al continente. La actividad era próspera, pero todo se fue al diablo en 1982, con el desembarco de los militares argentinos…".
Hoy el tema Malvinas sigue estando en la agenda de nuestro gobierno y de buena parte de la sociedad. Pero los planteos se hacen desde la urgencia, desde lo inmediato, perentorio, ante un país invasor que se siente fuerte y respaldado políticamente y cuenta, también, con la posición de los isleños, a los que poco les importa el comienzo de esta historia, los derechos de la Argentina, la invasión de 1833, etc. Sólo les interesa la historia que ellos conocieron y que se escribió a partir del 2 de abril de 1982.
FELIPE SAPAG.
Nada de esto nos favorece. Tampoco las posturas épicas con pretensiones de generar hechos históricos, aunque sean fracasos históricos que dejan efectos residuales por años, décadas y generaciones marcadas por la frustración.
Ahora, cuando la señora presidenta reclama a Londres y Londres retruca y deriva la respuesta al pronunciamiento de los isleños, con resultado tan obvio y fuerte como los vientos del Atlántico Sur, rescato estos conceptos sabios de dos ancianos, que desde distintas posiciones y visiones indican un camino de múltiples efectos.
Porque si bien recuperar Malvinas es una causa emblemática (aunque dudo que haya planes para el paso siguiente a la recuperación…), pongo en primer plano, y como condición indispensable, el adecuado desarrollo y crecimiento del millón de kilómetros cuadrados ubicados al sur del Colorado y habitado por poco más de un millón de habitantes.
Para eso necesitamos una estrategia geopolítica como política de Estado, fuerte apoyo nacional, verdadera descentralización y vigencia del federalismo, terminar con los gobiernos feudales y demasiado mimetizados con poderes económicos y empresarios, empresarios que inviertan, ganen plata y reinviertan en la zona, agregarle valor a todo lo que se produzca y extraiga, cuidado celoso de la calidad del ambiente, promoción de las actividades productivas sustentables, desafío para las universidades asentadas en la región para que generen conocimiento a favor de ese programa estratégico, mejorar las comunicaciones, dirigir la mirada hacia el poniente como salida comercial, entre otras acciones.
Si se diera la lógica planteada por mis dos ancianos interlocutores, no solamente crearíamos un foco de atracción para los isleños sino que –prioritariamente– estaríamos defendiendo en forma efectiva y pacífica un valioso espacio geográfico que tiene todo lo que otras partes del mundo están necesitando, como tierra, ambiente sano, litoral marítimo rico, fuentes energéticas, bellezas naturales y, fundamentalmente, mucho agua dulce. Y además, haríamos un trascendente aporte para ir equilibrando el desarrollo demográfico, político y económico de nuestro país, que sigue acrecentando su macrocefalia, pese a los gobernantes nacionales que antes de llegar a esas responsabilidades se decían profundamente federales y con el aporte de los gobernantes provinciales que piensan sólo en subsistir, en salvar la ropa, olvidando mandatos históricos a favor de los intereses de sus Estados y de la región.

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