Las Listas Sabanas son un producto de la ingeniería política concebidas para que accedan por selección aquellos que serían considerados "los notables o los mejores" de los partidos o frentes o alianzas partidarias pero en los hechos (del dicho al hecho hay un gran trecho dice el dicho popular...) termina siendo un "rejunte" o "un cambalache" donde en los plieges de esa sabana se mixturan, se mezclan candidaturas de diferente tipo, para sumar votos, que terminan desvirtuando el sentido de nivelación para arriba del trabajo legislativo.
Generalmente, se incorpora en los primeros lugares o en el primer lugar de la misma a un referente que es atractivo en la lista del partido político o frente o alianza electoral como "gancho" para la oferta electoral. Es como la frutilla grande y vistosa de la torta y el resto se van sumando candidaturas de acuerdo a las lineas internas partidarias o de los partidos que componen la alianza o frente electoral para esas elecciones.
Luis Landriscina representa un humor bien nuestro, gracioso, ocurrente que con elegancia, detallista, dice mucho y con nivel y retrata una situación hablando de los apodos de las personas. Dice Don Luis estudioso del tema que los apodos o los sobrenombres de las personas “el primer gesto del humor popular es la puesta del sobrenombre” agrega Don Luis Landriscina “para poner un sobrenombre tenés que tener sentido de humor, poder de observación y poder de síntesis”
Y comenta acerca de las listas sabanas y los sobrenombres del ingenio popular:
"en mi pueblo, salió electo uno que era el cuarto o quinto en la lista, nadie lo conocía pero salió. Y agarró la función pública y las cosas empezaron a ir bien, a mejorar, pero no al pueblo, sino a él. Cambió la camioneta, reformó la casa, entonces le decían "carnicería sin techo" porque se ve que la mosca le viene de arriba".
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