HISTÓRICAS
PATAGÓNICAS
ARGENTINAS
EL BANDOLERISMO EN NUESTRAS TIERRAS.
VAIROLETTO.
Estos lares también vieron huir de la policía a otro legendario bandolero:
Juan Bautista Vairoletto (con "v" como él mismo lo escribía, pero frecuentemente aparece con "b")
Nació de inmigrantes italianos en Santa Fe. Vivió en Castex, La Pampa y en Alvear, Mendoza. Parte de su juventud la pasó en burdeles, donde conoció a los primeros anarquistas. Mató a un gendarme por una mujer. Se movía por casas de juego y protíbulos. Fue asaltante de caminos y sostuvo tiroteos con uniformados de varias localidades pampeanas y de las provincias vecinas. La mitología señala que la gente lo ayudaba a huír, le hacían llegar mensajes para prevenirlo y le daban alimentos, abrigo y cuidados. La leyenda dice también que robaba a los ricos y ayudaba a los pobres.
Hay registros de graves hechos de su banda en las inmediaciones de Regina. El más cruento asalto que se le atribuye ocurrió en el invierno de 1928 en el almacén de la familia Muner; allí fue acribillada a balazos la clienta Ana Sferco de Nelli, de 21 años. Antes había asaltado violentamente a un comerciante en Otto Krause. Hubo más incursiones de Vairoletto en Roca, Catriel, Mainqué, Cipolletti, Cinco Saltos y parajes del norte de la Linea Sur. Se le imputaban más hechos de los que se le probaban.
A principios de los 40 se organiza una persecución para terminar con él. El 14 de septiembre de 1941 fue rodeado y ultimado de varios tiros. Pero su esposa, Telma Ceballos, jurá que se mató antes de entregarse.
ASADO DE "TURCOS".
Horror. Canibalismo. antropofagia.
Hechos aberrantes ocurridos hace algo más de 100 años en cercanías del paraje El Cuy, Río Negro (Lagunitas-Sierra Negra). Casi sin mención especial en las varias historias rionegrinas pero que la lectura documental le incorpora escalofríos. No hemos encontrado todavía cifra precisa de los asesinatos, mutilados y algunos asados comidos. Las víctimas: sirio-libaneses asentados en Fuerte Roca que actuando como "mercachifles" a caballo y mulas cargueras, llegaban hasta la Línea Sur con varias mercaderías, especialmente harina, yerba, azúcar, tabaco, bebidas, géneros y baratijas que intercambiaban por plumas, cerdas y tejidos elaborados por mujeres aborígenes. Los descendientes otomanos también hacían los largos viajes en sulky y carros acompañados por peones acompañados por peones conocedores de la región.
Parece ser que las violentas muertes de los turcos se produjeron entre 1904 y 1909 -gobernación del ingeniero Carlos R. Gallardo- y los testimonios surgen de declaraciones policiales, judiciales y publicaciones en los diarios de Bahía Blanca y la capitalina revista Caras y Caretas. En la citada zona estaba instalado un numeroso grupo de bandoleros chilenos y aborígenes de la misma procedencia con mujeres y niños, y había toldos y caciques. Por allí pasaban los "mercachifles" vendiendo o canjeando la mercadería que provedores roquenses les entregaban -las más de las veces para cobrar al regreso-, pero como las vueltas se hicieron muy prolongadas sin noticias de muchos turcos, el jefe de policía domingo Palasciano encomendó al comisario José María Torino investigar las misteriosas ausencias de vendedores ambulantes. Con un grupo de uniformados torino inició las indagaciones. Un menor chileno los introdujo en las primeras y horrorosas pistas que componen las macabras muertes de aquellos infelices y desprevenidos turcos: asesinados, generalmente dormidos, con revólveres y armas blancas; cuerpos descuatizados y quemados, huesos triturados para evitar testimonios; carne humana asada y comida; corazones y testículos como trofeos anti "gualichos". En algunos casos, cuerpos sin vida enterrados. Apoderamiento y reparto de dinero, mercaderías y cabalgaduras. Más de 25 chilenos fueron trasladados atados a Fuerte Roca y luego a la cárcel de Viedma.
Hay documentación con sus nombres, pero esta fantástica y horrosa historia los cobijó en el anonimato de seres despreciables.
EL ASALTO A LA SUCURSAL DEL BANCO RÍO NEGRO.
En la madrugda del 25 de febrero de 1971 una banda armada, comandada por Aníbal Gordon, robó casi 88 millones de pesos de la sucursal Bariloche del Banco de Río Negro. En ese momento el fue el segundo en importancia del país y el de mayor magnitud en la historia de la Patagonia.
Durante la noche anterior del secuestraron 11 personas y las recluyeron en una vivienda del kilómetro 12.500 de la ruta al Llao Llao. Buscaron al subgerente José María Pérez en el hotel Pilmayquén y no lo encontraron, pero se llevaron a su familia, al sereno, a otro pasajero y las llaves del tesoro. Entre las 4 a las 4:30 fueron al banco con el subcontador Héctor San Romerio, quien les abrió el tesoro. Guardaron los fajos de 5 y 10.000 pesos en dos bolsas de arpillera y se fueron.
Dejaron a todos amenazados, atados y amordazados, y escaparon con dos horas y media de ventaja sobre la Policía. Una avioneta Piper los esperaba en la planicie situada del otro lado del Nahuel Huapi, cerca de la actual Ruta 231, a poco más de 30 kilómetros de Bariloche.
Las autoridades presumieron que los autores habían contado con jefes políciales y empleados bancarios infieles y "entregadores" y, aunque hubo una condena social para los sospechosos el hecho nunca fue esclarecido.
El expediente original se perdió en un juzgado de Buenos Aires, donde investigaban a Gordon por otros hechos.
EL ROBO AL BANCO DORREGO EN CIPOLLETTI.
Uno de los robos más importantes en la región ocurrió el jueves 19 de marzo de 1981, en la sucursal Cipolletti del Banco Dorrego.
Orlando Alfredo Scianca, un empleado de confianza que en ocasiones había reemplazado al gerente y al contador, ingresó al tesoro del banco a las seis de la mañana, apenas se desactivó la alarma. Puso 4.450.000 pesos y 27.000 dólares en una bolsa (en total dos millones de doólares), sincronizó el reloj para que la bóveda abriera 120 horas después y junto a su hermano Claudio Scianca y Carlos Solé emprendieron la fuga hacia Chile, por Pino Hachado, en una cupé Chevy. El tesoro recién pudo ser abierto, con soplete, a las 3 de la madrugada del otro día.
Es misma noche se suicidó uno de los funcionarios del banco, el abogado David Esteban Lagleize, en cercanías de Coronel Dorrego.
Uno de los fugitivos, Solé, llamó por teléfono desde Valparaíso a una persona de Cipolletti, ajena al hecho, y ése fue el comienzo del fin. Rastrearon la llamada y el lunes 23 de marzo una delegación policial cipoleña detuvo a Solé y a Claudio Scianca en el hotel Pratt de esa ciudad chilena. Tenían pasajes para México y sus partes del botín. Orlando Alfredo Scianca cayó horas después en Santiago; el avión que lo llevaba a México había demorado su partida. Del botín sólo gastaron en alquileres de autos, trajes y comida.
¿NATI, DÓNDE ESTÁS..?
Son las dos de la tarde del 16 de enero de 1994. Una niña de 12 años camina por la Cuesta de los Andes.
Había salido a "pasear al centro" con el permiso de los padres y un puñado de monedas en el bolsillo para regresar al barrio en colectivo. Desde entonces, Natalia Ciccioli falta de su hogar y su paradero es un misterio, acaso uno de los más conmocionantes que haya sufrido la cordillerana localidad de San Martín de los Andes.
El matrimonio Ciccioli ha hecho lo indecible para que el expediente, con millares de fojas, no cayera en un sueño temprano y definitivo. Movieron cielo y tierra en la búsqueda, y la comunidad de San Martín de los Andes se sumó con marchas y petitorios. Nada.
Las páginas de la investigación se siguieron multiplicando con la misma velocidad con que se añadían y desechaban las hipótesis. Que se había fugado, que la habían raptado, que era víctima de una organización de trata, que la habían asesinado y escondido su cuerpo... Todo era posible y todo era fantasía a la vez.
La convicción de la familia siempre fue que se investigó mal en esos momentos cruciales que siguieron a la denuncia.
*** "Los 100 años de "Río Negro 1912-2012" - Editorial Río Negro, Capítulo 11, "Grandes hechos policiales", febrero 2012, página 336-337 y siguientes.
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