LAS ARTERIAS TAPADAS DEL ALTO VALLE pot Teodorico Hildebrandt.

URBANISMO.

Las arterias del Valle.

Las acequias van desapareciendo y los árboles y jardines lo sufren.

Autor: TEODORITO HILDEBRANDT.

Remedando a Eduardo Galeano con su célebre libro "Las venas abiertas de América latina", podríamos decir "las arterias tapadas del Alto Valle". Hagamos historia. 

Todo el Alto Valle era, allá por el 1900, un páramo donde acababa de hacerse presente una incipiente inmigración. Hoy en día es difícil imaginar el sacrificio de esos primeros colonos por cultivar lo mínimo para su subsistencia... sin agua al pie. 

Los primeros intentos de riego fueron con canales hecho a pico, pala, sudor y sangre. El exponente que todavía existe es el "Canal de los Milicos" que desde Cipolletti pasa por numerosas localidades, posibilitando regar plazas en Roca y otras ciudades. 

Recién en 1910 dio comienzo la obra del actual dique "Rodolfo Ballester" que, tomando el agua del río Neuquén y a lo largo de 1.300 kilómetros, la lleva a través de todo el Alto Valle. Si consideramos a todo este extenso valle como un organismo vivo, este dique y su extenso canal principal vendrían a ser como el corazón y la aorta, que luego se ramifica en arterias secundarias y terciarias llevando el agua a cada chacra.

 NOSOTROS Y MENDOZA.

Nuestras ciudades también estaban surcadas por canales que abastecían de agua para consumo humano y riego por manto. Posteriormente el mal uso de ellos los fue haciendo impopulares y paulatinamente se fueron sellando. 

Esto nos alejó cada vez más de un modelo como es -por ejemplo- la ciudad de Mendoza. Gracias a que sus habitantes han valorado y valoran sus acequias, esta ciudad es considerada "la mejor arbolada del mundo", según prestigiosas instituciones internacionales como National Geographic. En nuestro Valle, en cambio, sufrimos con un arbolado enclenque que se mantiene precariamente con el escaso riego con agua potable y el aporte de freáticas salobres... y así nos va. 

 Sería una utopía pretender volver atrás el reloj, pero aún estamos a tiempo de valorar las pocas acequias que nos quedan. La gran afluencia de familias que se han radicado en la región y que desconocen que este desarrollo se debe exclusivamente a la domesticación parcial de los ríos de la región, las pone en serio riesgo. Demás está decir que el desarrollo del arbolado urbano de nuestras ciudades no podrá nunca alcanzar las dimensiones de Mendoza capital y ciudades vecinas. La falta de agua de buena calidad nos hace todo más difícil, pero como dice el criollo "es al ñudo llorar sobre la leche derramada".