Un grupo de amigos mientras disfrutaba del asadito, departía
sobre los temas de la semana. Tarde o temprano, hablaron de la multitudinaria
marcha del 8N. Los ánimos comenzaron a caldearse y los tonos de voz cada vez
eran más elevados. Lo curioso era que en rigor de verdad, estaban casi todos de
acuerdo. Pero las conversaciones sobre política son así de fogosas.
Ninguno de ellos fue a la marcha, pero sí siguió el
desarrollo y sobre todo los análisis posteriores. Sin embargo aclararon que se
sintieron representados por esa masa huérfana de representantes. Una de las mujeres
preguntó, qué les pareció, qué les provocó, por qué les parecía que había sido
tan contundente. Y como en un informe televisivo sobre la marcha, superpusieron
motivos: por la soberbia del gobierno, por la corrupción, por el no a la re
reelección de CFK, por la cantidad de impuestos que no se traducen en mejoras
de la calidad de vida, por la mentira, remató otra de las mujeres.
Este grupo de amigos pertenece a la generación que va desde
los 30 a
los 40, profesionales, algunos en relación de dependencia, otros emprendedores,
intentando tener su casa propia, hijos chicos, vacaciones cuando se puede y
escapadas de fines de semana. El cepo al dólar saltó entre los motivos aunque
no fue un motivo preponderante del debate. El intercambio de opiniones se ponía
cada vez más álgido hasta que el asador, golpeando la mesa dijo: “¿Está mal
querer progresar, superarse? ¿Está mal querer vestirse bien? ¿Está mal pensar
distinto, disentir? ¿Está mal querer una buena educación para mis hijas? Yo no
soy de ultraderecha, ni siquiera de derecha. Yo no soy golpista. Siento que la
democracia es el mejor sistema posible. Me emociona ir a votar. Yo no soy un
“tilingo”. Estudié, me capacito y cumplo con mis deberes de ciudadano. Yo soy
de clase media, ¿Y qué?, ¿está mal?
Está claro que el mensaje no solo es para el gobierno
nacional. Fue para toda la dirigencia política. Y a propósito de esto, el
politólogo Sebastián Bretran argumentó: ¿Lo que me parece que la oposición no
logra canalizar no es tanto un proyecto de país diferente (que ahí es donde
caería en la encrucijada que el kirchnerismo le propone, es decir la antinomia)
sino más bien un trato diferente.
Este creo yo que es el verdadero motivo que hay detrás del
8N. Hay personas que quieren ser escuchadas, reconocidas y no ninguneadas desde
lo explícito en la comunicación del gobierno. Si fuera en la comunicación de
partido no habría problema, pero esto surge a raíz de la confusión que siempre
hizo el peronismo entre movimiento y estado, al comunicar desde la Rosada como
si fuera desde el partido. Ya promediaba la madrugada y como siempre se hizo
larga la sobremesa tratando de arreglar el mundo.
http://www.noticiasnet.com.ar/?se=119&id=141998&Yo-soy-de-clase-media,-%BFy-que?
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.