GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, noviembre 25, 2012

DELFINA BUNGE, UNA MUJER “SIN GANCHO EDITORIAL”.

MUJERES ARGENTINAS
DELFINA BUNGE, UNA MUJER “SIN GANCHO EDITORIAL”.
“Yo vengo a predicar contra el mal humor que el exagerado interés por las cosas materiales trae; y contra la excesiva abnegación: el aburrimiento” (Delfina Bunge).
Convengamos la Señora Delfina Bunge de Gálvez no fue una persona que tuvo una forma de vida de esas “con gancho editorial” llena de pasiones como por ejemplo esas figuras históricas como Juana Azurduy (la flor del Alto Perú), Eva Perón (Evita de los descamisados de la patria), Alfonsina Storni, Salvadora Medina Onrubia, Frida Kahlo, Encarnación Ezcurra, "La Perichona" de las invasiones inglesas  por mencionar algunas que despertaron y despiertan pasiones encontradas.
Lucía Gálvez.
Lucía Gálvez historiadora ella;  cuenta que charlando con  el historiador Félix Luna le comenta que deseaba hacer una biografía sobre su abuela Delfina Bunge. Dice Lucía: “Cuando le comenté a Félix Luna que quería escribir un libro sobre Delfina, me dijo “¡Pero tu abuela no cometió adulterio, no se casó de nuevo, no se divorció! ¿Qué vas a contar?”.
Delfina Bunge llevó una vida apacible de casada con el escritor Manuel Gálvez; sus escritos no la pusieron en el cenit de las grandes de la literatura argentina (pero los estudios y críticos la destacan).
Lucía Gálvez realizó para la posteridad el libro que quería hacer sobre Delfina Bunge y se basó en los diarios de su abuela (y como es lógico también en los testimonios orales de primera mano de la familia Bunge y Gálvez) donde refleja el “modus vivendi” de aquellos años de la Argentina centenaria de “las vacas y las mieses”; de esa Argentina que ponderaba Leopoldo Lugones.
Hoy pleno Siglo XXI la pregunta sería:
¿Quién es esta mujer de la alta sociedad que en su juventud deslumbró a Victoria Ocampo que entablaron una amistad permanente?  (Victoria Ocampo esa mujer que con la pluma la combatiera Don Arturo Jauretche en sus libros por sus ideas antiperonistas y la ascendencia aristocrática  de Victoria Ocampo con parentesco con el conquistador español Martínez de Irala y el autor del Martín Fierro, Don José Hernández).
Vayamos ahora a Delfina Bunge.
Delfina Bunge  Arteaga nació un 24 de diciembre la  Nochebuena del año 1881 en una casa de la calle Tacuarí en el barrio San Telmo (Capital Federal), en la Belle Época de la Argentina. Era una niña refinada, recatada, sensible y agudeza, de lucidez penetrante fue hija de María Luisa Justa Rufina de Arteaga y Octavio Bunge. Por parte de los Bunge el abuelo era prusiano: Karl August Bunge  y los otros tres de vieja raigambre hispanocriolla. Sus dos abuelas, Genara Peña y Lezica de Bunge y Luisa Sánchez de Arteaga, eran muy amigas de Mariquita Sánchez, quien habla de ellas en cartas a su hija Florencia –según nos informa la historiadora Lucía Gálvez de su abuela Delfina-.
En la casa de los Bunge se hablaba de ideologías, de política y de  religión; los hijos de los Bunge hacían teatro, cultivaban la música (todos tocaban un instrumento y  además de saber un oficio).
Escritora desde muy joven cuyas acechanzas compartió con su amiga Victoria Ocampo con hermanos famosos y reconocidos como Carlos Octavio Bunge escritor  y sociólogo positivista, Alejandro Bunge  autor del libro “Una nueva Argentina” economista reconocido y considerado por su posturas al igual que Manuel Gálvez de esos “malditos”, su otro hermano el Arq. Jorge Bunge que fue fundador de la ciudad de  Pinamar y Augusto Bunge diputado socialista.
La vocación de Delfina Bunge por la escritura tuvo un impulso inesperado cuando el 24 de junio de 1904 le informaron que había ganado una tercera mención en Fémina, la revista francesa de moda, entre miles de participantes. El tema: “la jeune fille d’aujourd’hui, est-elle heureuse?” (“La joven de  hoy ¿es feliz?  Que fue una traducción al idioma francés un relato de su diario.  Precisamente para solicitarle el artículo para su publicación en la revista de la que era editor, ese día toca a la puerta Manuel Gálvez, (tenía Gálvez 22 años) y era compañero de la Facultad de Derecho de Roberto Bunge, hermano de Delfina.
En 1911 publica los poemas simplent publicados en París. Recibe buenas críticas el artículo y el libro de poemas con elogios del poeta Rubén Darío.
El Padre Leonardo Castellani (un católico "sin dolo") durante diez años 1921-1931 publicó en la revista mensual Ichtys que era la oficial del Centro de Estudios Religiosos para Señoras y Señoritas, estaba entonces dirigida por la Sra. Delfina Bunge de Gálvez y la Srta. Sofía Molina Pico.
Delfina Bunge fue una de las primeras “protectoras” (podríamos decir) del joven Castellani, impulsándolo a escribir y publicar sus fábulas, otras historias y sus primeros ensayos. Gracias a esos alientos nos ha quedado la gran obra de este gran escritor argentino. Poco leído. Silenciado y ocultado. Algo parecido le ocurre a Don Manuel Gálvez o a Hugo Wast.
Volvamos a Delfina Bunge fue sin duda una mujer especial para su época.

EL EDÉN HOTEL DE LA FALDA.
El Edén Hotel de la Falda (Córdoba) es un hotel emblemático. Cuando  Roberto Bahlke, recorre la zona a caballo y queda encantado con el lugar y decide comprar las tierras para levantar un gran hotel. En 1892, con el apoyo económico del grupo Torquinst Roberto Bahlke adquiere  unas 1250 hectáreas de lo que hoy es La Falda; en 1898 se inaugura el  Edén Hotel un hotel emblemático que visitaron Julio Roca, Agustín P. justo, Roberto Marcelino Ortiz, los príncipes de Saboya y de Gales, el poeta Rubén Darío y Alberto Einstein.
La familia Bunge veraneó en 1901 cuando este Hotel de la provincia de Córdoba tenía tres años de ser inaugurado y era el Hotel que congregaba a aquellos que tenían buen pasar.
“16 de Febrero 1901. La Falda, Hotel Edén. Desde el 6 estamos en La Falda: paisajes espléndidos, naturaleza sonriente como un jardín delineado por sierras de formas suaves, en un clima delicioso (...). En el Edén Hotel la atmósfera es vana y fría. Hay muchas niñas, muchos jóvenes y muchas señoras muy chic, lindas y elegantes. Pero la gente se pasa el día entero sentada en la terraza, grandes y chicos jugando al dominó, y todos de sombrero y guantes puestos. El hotel entero duerme hasta las 11 y media. Además de jugar al dominó la gente se hamaca en unas sillas comodísimas ¡con que aire indolente!”
SOBRE EL DIARIO DE DELFINA BUNGE.
Delfina Bunge llevó cotidianamente un diario íntimo que terminó en dieciocho cuadernos manuscritos y cinco volúmenes escritos a máquina, casi diez mil páginas de un rico testimonio de la “petite histoire de los argentinos” de fines del siglo XIX y de comienzos del siglo XX. Fue, a su manera, una de las defensoras de la causa femenina. Por su fuerte inclinación religiosa, católica, que domino en todos sus escritos en una profunda reflexión
Fue amiga personal de dos de las más grandes figuras intelectuales de la Argentina de su tiempo: Victoria Ocampo y Alfonsina Storni, quien le dedicó parte de su trabajo y tradujo sus poemas del francés. Delfina Bunge colaboró con los principales diarios y revistas de su tiempo como: Ideas, Criterio, Ichtys, El Pueblo, Vida Femenina, El Hogar, La Nota, Nosotras, La Nación.
El debut literario de Delfina se realizó en forma casi accidental en 1904, cuando unas páginas de su diario, donde retrataba a jóvenes amigas, traducidas por ella misma al francés, resultaron premiadas en el certamen de Fémina , revista parisina muy leída por la sociedad porteña. Este primer éxito le valió casi tantos elogios como críticas cuando quisieron publicar su foto en la revista Caras y Caretas . "Esto hunde a una niña en sociedad", fue el comentario de alguno.
La consecuencia más perdurable de aquella distinción recibida en Francia fue conocer a Manuel Gálvez, tímido muchachito provinciano de Entre Ríos de  22 años, que fue a visitarla y pedirle el artículo premiado para publicarlo en la revista Ideas que él dirigía. El mutuo enamoramiento hizo desistir a Delfina de una pretendida vocación religiosa, pero el noviazgo fue largo y difícil: mientras ella se reponía de una tuberculosis en distintos lugares de las sierras de Córdoba y empezaba a escribir sus primeras poesías en francés, Gálvez viajaba a Europa y luego recorría el país por su cargo de Inspector de Enseñanza Secundaria. Todo este noviazgo está ampliamente tratado en el diario de Delfina y en la abundante correspondencia que ambos mantuvieron. Se ve allí la lucha entre el puritanismo victoriano de fin de siglo y los genuinos sentimientos que debían ser reprimidos o sublimados de acuerdo con los códigos de la pacata moral imperante.
En 1922 su ensayo “Las imágenes del infinito” fue premiado en el concurso literario municipal. Esta obra dejó asombrado al filósofo Alejandro Korn, quien no podía creer que su autora no tuviera formales estudios universitarios. Ese mismo año había publicado con éxito “Las mujeres y la vocación” (Delfina Bunge siempre deseó “escribir un libro sobre las mujeres,  con el objeto de prevenirlas y defenderlas de los prejuicios y desigualdades, dada en el Consejo Nacional de Mujeres” –relata su nieta la historiadora Lucía Gálvez- y al año siguiente, El tesoro del mundo. En 1924 escribió el libro de cuentos Oro, incienso y mirra , ilustrado por Guillermo Butler y en 1926, Los malos tiempos de hoy . Les sucedieron otros ensayos sobre temas diversos, como La vida en los sueños, Viaje alrededor de mi infancia, En torno a León Bloy y Cura de Estrellas.

DEFINA BUNGE REALIZA UNO DE LOS ANÁLISIS MÁS LÚCIDOS DEL 17 DE OCTUBRE DE 1945.
Hay un hecho político y social en la Argentina moderna del Siglo XX que marca “un antes y un después” que es el 17 de octubre de 1945. Está demás historiar aquí sobre este conocido hecho.
Tuvo una gran repercusión tuvo fue el artículo titulado de Delfina Bunge: “Una emoción nueva en Buenos Aires” sobre el 17 de octubre  de 1945 publicado en el diario “El Pueblo” que se proclamaba “diario Católico”. Cantidad de suscriptores se borraron, el director debió renunciar y algunos conocidos llegaron a negar a Delfina el saludo por su actitud de comprensión hacia el nuevo fenómeno de masas iniciado en 1945. Según Félix Luna, su voz fue la única sensata y claro era de clase elevada...  En ese momento de descontrol político-emocional, ella habló con total objetividad sobre lo que estaba viendo desde su balcón de la calle Santa Fe: allí no había violencia ni resentimiento, sólo rostros humildes, cansados y felices de ser protagonistas, por primera vez, en la gran ciudad que les volvía la espalda.
Decía Delfina Bunge: ““Emoción nueva la de este 17 de octubre: la eclosión entre nosotros, de una multitud proletaria y pacífica. Algo que no conocíamos, que, por mi parte, no sospeché siquiera que pudiese existir…..Las calles presenciaron algo insólito. De todos los puntos suburbanos veíanse llegar grupos de proletarios, de los más pobres entre los proletarios. Y pasaban debajo de nuestros balcones. Era la turba tan temida. Era –pensábamos- la gente descontenta….” “... Con el antiguo temor, nuestro impulso fue el de cerrar los balcones. Pero al asomarnos a la calle quedábamos en suspenso... Pues he ahí que estas turbas se presentaban a nuestros ojos como trocadas por una milagrosa transformación. Su aspecto era bonachón y tranquilo. No había caras hostiles ni puños levantados, como lo vimos hace pocos años. Y más aún, nos sorprendieron sus gritos y estribillos. No se pedía la cabeza de nadie.   Esas turbas parecían cristianas sin saberlo. Y sabiéndolo, eran argentinas... Sí, Jesús debió efectuar su milagro en favor de turbas semejantes a éstas, de desarrapados... A nosotros nos toca no defraudar a un pueblo pacífico en sus esperanzas de buena acogida y de un mínimo siquiera de justicia social.” Había que hacer este análisis en 1945.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA GRUTA Y CAPILLA EN ALTA GRACIA.
Junto a su amiga Guillermina Achával, Delfina Bunge puso todo su entusiasmo y esfuerzo en la construcción de la gruta y capilla de Nuestra Señora de Lourdes, en las sierras de Alta Gracia; la Virgen es de mármol, el altar fue realizado en base a un dibujo del hermano de Delfina Bunge el Arq. Jorge Bunge una obra costeada en base a donativos y esta gruta tiene un parecido a la Gruta de Lourdes donde la Virgen apareció en los Pirineos y  que reúne actualmente a millares de devotos el 11 de febrero y es visitada por cantidad de turistas durante todo el año
Delfina Bunge falleció el 30 de marzo de 1952 en Alta Gracia, provincia de Córdoba, donde había ido para celebrar los 35 años de la inauguración de la gruta de Lourdes que ella misma había mandado construir. Un lugar que le era muy grato pues desde principios del siglo XX su familia pasaba los veranos en esas sierras cuyo aire seco y puro era recomendado por los médicos en una época en que la tuberculosis hacía estragos entre jóvenes, sin importar la clase social.
* Fuente de información: Internet y se toma como referencia de información y orientación el capítulo: “Victoria Ocampo y Delfina Bunge: la vocación realizada” del libro “Las mujeres y la patria. Nuevas historias de amor de la historia argentina” de Lucía Gálvez, Editorial Norma.

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