Los Kirchner y quienes se sumaron a su “proyecto” procuraron remodelar el movimiento nacional por antonomasia para que los ayudara a acumular cada vez más poder y dinero. En tal sentido, su grito de batalla, “vamos por todo”, es inequívoco. Por algunos años, la suerte les sonrió, pero últimamente han proliferado las señales de que el peronismo, un animal político que suele salir fortalecido de los desastres descomunales que provoca con regularidad deprimente, esté preparándose para una nueva mutación.
Siempre y cuando las circunstancias lo permitan, esta vez asumirá la forma de un movimiento moderado, sensato, realista y respetuoso de los valores democráticos. ¿Y Cristina? Desgraciadamente para ella, no le sería del todo fácil adecuarse al perfil del peronismo soñado por los convencidos de que el ciclo kirchnerista tiene los días contados y que por lo tanto les convendría asumir una postura menos combativa y más franciscana.
Para Cristina, el resultado de la interna peronista que acaba de celebrarse en Santa Cruz fue una advertencia de lo que podría suceder en los meses próximos. Aunque se trataba de una elección apenas municipal en que aproximadamente diez mil personas se dieron el trabajo de votar, fue tan contundente el triunfo de la lista apadrinada por el gobernador rebelde Daniel Peralta que los kirchneristas, en especial los muchachos y muchachas vehementes de La Cámpora, tienen motivos de sobra para sentirse preocupados. Si ni siquiera son capaces de defender el territorio que creen propio y que, para más señas, se vio beneficiado por la presencia de comprovincianos en la Casa Rosada, podrían sufrir reveses igualmente dolorosos en otros distritos en que se suponen hegemónicos. Por lo demás, los santacruceños, comenzando con los peronistas, conocen muy bien a Cristina. Puede que muchos teman que los castigue por haber apoyado al infame traidor Peralta, cortándoles los víveres con el propósito de depauperarlos para que aprendan a amarla, pero por una cuestión de dignidad la mayoría, ha preferido oponérsele.
Publicado en "Revista Noticias", Nro. 1893, páginas 22-23.
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