"Sé desaparecer. Pero no desaparecería mi pensamiento".
José Martí - Carta a Manuel Mercado.
Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895.
"Eramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España. El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor, y se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar sus hijos. El negro, oteado, cantaba en la noche la música de su corazón, solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El campesino, el creador, se revolvía, ciego de indignación, contra la ciudad desdeñosa, contra su criatura. Eramos charreteras y togas, en países que venían al mundo con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza".
José Martí - Nuestra América.
José Martí vivió casi quince años de su vida, en la ciudad de Nueva York llega en enero de 1880 y trae consigo las vivencias de las naciones en que había estado: Cuba, España, México y Guatemala.
En los Estados Unidos queda impactado por el ansia de progreso y el respeto a las libertades del individuo sin tener en cuenta su origen ni su credo político y religioso que impactan de sobremanera luego de haber sufrido en carne vida los rigores del presidio por la falta de libertad que padecía su país Cuba. Y así publica en "The Hour", el 10 de julio de 1880:
"Estoy, al fin, en un país donde cada uno parece ser dueño de sí. Se puede respirar libremente, por ser aquí la libertad fundamento, escudo y esencia de la vida. Aquí uno puede sentirse orgulloso de su especie".
José Martí perteneció al influyente y poderoso” Club Crepúsculo”, de Nueva York, fundado en 1882, luego de la visita del filósofo inglés Herbert Spencer.
Dicho Club contó como miembros a Walt Whitman, Mark Twain; se vinculó de lleno al Club, porque como gestor al fin de una Revolución independentista, quiso conocer a las figuras que lo formaban, críticos del expansionismo estadounidense, y eso beneficiaba su lucha en los últimos años de su juventud.
1891. Washington. La otra América
por Eduardo Galeano.
Al sur del río Bravo, dice Martí, hay otra América, nuestra América, tierra que balbucea, que no reconoce su completo rostro en el espejo europeo ni en el norteamericano. Es la patria hispanoamericana, dice, que reclama a Cuba para completarse con ella, mientras que en el norte la reclaman para devorarla. Los intereses de una y otra América no coinciden. ¿Conviene a Hispanoamérica –pregunta Martí- la unión política y económica con los Estados Unidos? Y contesta: Dos cóndores, o dos corderos, se unen sin tanto peligro como un cóndor y un cordero. El año pasado se celebró en Washington la primera conferencia panamericana y ahora asiste Martí, como delegado del Uruguay, a la continuación del diálogo. Quien dice unión económica dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve… El pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse vende a más de uno… El pueblo que quiera ser libre, distribuya sus negocios entre países igualmente fuertes. Si ha de preferir alguno, prefiera al que lo necesite menos, al que lo desdeñe menos…
Martí ha consagrado su vida a esa otra América: quiere resucitarla en todo lo que le mataron desde la conquista en adelante, y quiere revelarla y rebelarla, porque su escondida y traicionada identidad no será revelada mientras no se desate.
¿Qué falta podrá echarme en cara mi gran madre América?
Hijo de europeos pero hijo de América, cubano patriota de la patria grande, Martí siente que corre por sus venas la sangre de los malheridos pueblos que nacieron de semillas de palma o de maíz y que llamaban a la Vía Láctea camino de las almas y a la luna sol de noche o sol dormido. Por eso escribe, contestando a Sarmiento, enamorado de lo ajeno: No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza.
Memoria del fuego 2, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, año 2010, pp. 285, 286.
Y la Yapa Universo Poesía...
donde se funde la hazaña
tu nombre es como la caña
que endulza con lluvia y sol
de su destino naciente
sólo tu pueblo es el dueño
cual figuraban en tus sueño
por fin es libre tu gente.
José Martí pregonero
no moriste en tu pregón
tus versos viven y son
pregones de un pueblo entero.
Tu isla exporta el verano
y hay flambollán y justicia
la buena tierra nutricia
da frutos para el cubano
tu nombre es como el crisol
donde se funde la hazaña
tu nombre es como la caña
que endulza con lluvia y sol
tan sobrio y tan desbordante
tan bueno y tan orgulloso
tan firme y tan generoso
tan pequeño y tan gigante.
Tan profundamente isleño
tan claramente cubano
tan latinoamericano
en tu suelo y en tu sueño.
Siempre nos tienes despierto
con tu constante mirada
con tu suerte despejada
y con tu fe de ojos abiertos.
Tu nombre es como el crisol
donde se funde la hazaña
tu nombre es como la caña
que endulza con lluvia y sol.
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