Juan Manuel Abal Medina padre llegó al peronismo desde su
militancia como periodista en la corriente nacionalista argentina. Hermano de
Fernando, uno de los fundadores de la organización Montoneros, tomó contacto
por primera vez con Juan Domingo Perón en la residencia española de Puerta de
Hierro a partir de la gestión de Héctor Cámpora y de Lorenzo Miguel. El
presidente derrocado en 1955 estaba exiliado en la península ibérica y
acostumbraba a recibir a los argentinos que viajaban en busca de algún mensaje
político.
Abal quedó fascinado
con ese encuentro. "Perón era un encantador. Lo hacía sentir al invitado como si
fuera importante. Sabía de mis hijos y de mi familia", relató. Enseguida
se sumó al entorno íntimo del tres veces presidente de la Nación y pasó a ser
uno de los organizadores del regreso del General en 1972.
"Perón era un
hombre distinto, adelantado a su tiempo, curioso, respetuoso como los viejos
criollos, de una inteligencia privilegiada", le dijo a InfobaeTV. "Cuando volvió
por última vez ya lo hizo muy golpeado, muy débil. Hoy, mirado en retrospectiva,
creo que lo desperdiciamos", afirmó.
Cuando ocurre el golpe de 1976, Abal Medina consigue asilo en la
embajada de México en Buenos Aires, en la calle Arcos. Allí pasaría largos seis
años de confinamiento domiciliario junto a Héctor Cámpora, entre otros, hasta
que obtuvo el salvoconducto hacia la nación que lo acogía en 1982.
En esa charla explica por qué no fue posible una fórmula
presidencial con Ricardo Balbín y cuánto incidía la presencia de María Estela
Martínez de Perón a la hora de tomar decisiones en sus últimos días. Personajes
como José López Rega, José Ignacio Rucci, movimientos como ERP o las Fuerzas
Armadas del Pueblo, aparecen en esta entrevista en donde la imagen del
conductor del PJ es relatada desde la intimidad del trato cotidiano.
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