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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, abril 23, 2023

Los Comandos Civiles, los guerrilleros de los años 50.


En mi nota anterior, "¿Quien puso la primera bomba?", mencione a varios de los autores de este feroz atentando de terrorismo indiscriminado. Hoy voy a explayarme sobre los Comandos Civiles, la primer guerrilla argentina.

Por Aldo Duzdevich.

Para entender la oposición a Perón en 1945, es necesario situarse en el contexto histórico y el clima de época. De 1939 a 1945 el mundo estará sumergido en la Segunda Guerra Mundial. En nuestro país, la guerra es tapa de los diarios, y los relatos de las grandes batallas se vivían en directo por las radios. La colonia alemana y parte de la italiana eran simpatizantes del eje.

El estudiantado universitario, los intelectuales de clase media y alta -el progresismo de la época- y el Partido Comunista, eran mayoritariamente aliadófilos, y consideraban a Perón como la extensión del nazi-fascismo en la Argentina. La neutralidad en el conflicto sostenida desde inicios de la guerra, era vista como un disimulado apoyo al Eje. Una visión binaria de la realidad no admitía terceras posiciones. Sino adheríamos a los aliados, éramos pro nazis.

Con la mirada puesta en Europa, antes que en la realidad nacional, los jóvenes universitarios soñaban con tener su propia “liberación de París” con desfile de marines incluido, pero por Avenida de Mayo.

Obviamente mas concretos eran los intereses de la vieja oligarquía nativa, la Sociedad Rural, las cámaras patronales, las embajadas británica y norteamericana que se oponían a ceder beneficios a los trabajadores, y al cambio del modelo agro-exportador, por el modelo de industrialización con justicia social que venía a proponer el Coronel Perón.

En los Comandos Civiles (CC) confluyeron jóvenes provenientes de la militancia política radical, socialista y otros partidos, en mi nota del atentado en Plaza de Mayo mencioné a Arturo Mathov, Roque Carranza, militantes radicales. Un segundo grupo eran los hijos de sectores oligárquicos vamos a encontrar nombres como los hermanos Lanusse, David Michel Torino, Emilio De Vedia y Mitre, Augusto Rodríguez Larreta, Mario De las Carreras, Eduardo Madero, Menendez Behety etc.. También reconocidos periodistas como Mariano Grondona, Ernesto Bonasso, periodista y padre de Miguel Bonasso, ambos vinculados al atentado de 1953. Pero, probablemente la fuente de cuadros mas importante para los CC fue la militancia de jóvenes católicos.

El ex comando civil José Arnaudo, en su libro “El año en que quemaron las iglesias”, describe el perfil de los jóvenes que reclutaban: “jóvenes atléticos en su condición de deportistas y montañistas, cultos universitarios de las clases medias y altas metropolitanas, quienes al sentirse agredidos en su condición de católicos, comienzan a reunirse en típicos bares céntricos o en la sede de una “Sociedad Cultural” donde sus conversaciones sobre política, el análisis de los rumores y los recuerdos de sus luchas en la calle contra el gobierno desde 1951, eran sus temas preferidos. Y su tarea predilecta la de organizar las acciones de resistencia contra Perón al que consideraban endemoniado.”

El investigador Samir José Juri en su tesis sobre los Comandos Civiles de Córdoba dice: “ Podemos interpretar el viraje del activismo estudiantil hacia los comandos civiles como un traspaso natural, un deslizamiento hacia formas de confrontación más disruptivas, menos democráticas y dispuestas a llevar adelante su objetivo político. Los estudiantes secundarios y universitarios entrenados en las peleas callejeras contra la policía en los últimos meses de 1954 se desenvolvieron de manera rápida y eficaz en la conformación de los comandos civiles. Los protagonistas de esa época se denominaban a si mismo héroes, héroes anónimos que dieron su vida por lo que creían justo y necesario. Incapaces de reconocer que estaban derrocando al presidente que más conquistas sociales brindó al pueblo; ellos se embarcaron en una aventura antifascista, una gesta añeja de Segunda Guerra Mundial.”

Organización celular y clandestina.

Los CC tenían una composición celular clandestina con un responsable cada 10 o 20 militantes, usaban nombres falsos, sistemas de citas, imprentas clandestinas, recibían instrucción en manejo de armas, explosivos, e interrupción de comunicaciones. Estaban apadrinados por militares antiperonistas, que les proveían armas, explosivos e instrucción militar. Su financiamiento provenía de sectores del poder económico, como la Sociedad Rural.

Arnaudo en su libro cuenta, que un grupo de jefes de las fuerzas armadas, convencidos de que no había otra solución posible, comenzaban a planear una revolución y entre las muchas estrategias llevadas a cabo una de ellas fue entrar en contacto con los jóvenes más fanatizados. Lo primero que hicieron fue conseguir un “enlace”. Este enlace tenía la función de incorporarlos al mundo de la conspiración, proveerles de armas, enseñarles sobre el armado de explosivos, o entrenarlos en la toma de medios de comunicación oficialista, para producir las proclamas revolucionarias, soliviantar a los rebeldes y expandir los principios. Los estudiantes, los políticos locales, los civiles, se juntaban con hombres experimentados, expatriados, o militares que organizaban a los novatos que debían “procurarse un arma y juntarse con cuatro o cinco amigos”.

Su modelo ideal eran los “maquis” , la guerrilla francesa que combatió la ocupación nazi. Incluso los diarios antiperonistas en sus crónicas hablaban de “los maquis”. Rendían culto a la muerte en combate. Reclamaban para si, la gloria del : “nosotros pusimos la lucha, los presos y los muertos”. Se consideraban la “vanguardia de la revolución” porque debían empujar al ejercito a sublevarse.


El culto al coraje y a la muerte heroica.

Este es un elemento común casi indispensable de quienes en algún momento histórico optan por la lucha violenta, independientemente de cual sea la ideología que la justifica.

El 9 de julio de 1955, un panfleto escrito en nombre de los jóvenes presos en la Escuela de Mecánica de la Armada y en la Policía Federal, hace un culto a la muerte al decir que “si hemos de pagar tal satisfacción con nuestras vidas, liviano habría sido el pago porque hemos triunfado. Te desafiamos tirano. Jugamos nuestra aparente impotencia contra tu falso poder”.

Todos los grupos armados tienen sus marchas, sus canciones de guerra, que sirven para infundir mística y valor previo al combate.

Esta es la “Marcha de la Libertad” que fue grabada a capela en el sótano de la Iglesia del Socorro en Barrio Norte. “El arma sobre el brazo/La voz de la esperanza amanecida/Que el sol sobre tu frente/Alumbre tu coraje camarada/Y si la muerte quiebra tu vida/Al frío de una madrugada/ Perdurará tu nombre/Entre los héroes de la patria amada./De la paz con tu sangre conquistada/ Cantarás con nosotros camarada/De guardia allá en la Gloria Peregrina/Por esta tierra de Dios tuviera/Mil veces una muerte Argentina.

Cualquier coincidencia con las experiencias posteriores de lucha armada en la Argentina, no son mera causalidad.

El rol de la Iglesia Católica en el golpe de 1955.

Durante el gobierno peronista, la Iglesia desde la Acción Católica promovió diferentes estructuras de jóvenes laicos para disputarle espacio político-social al peronismo. La organización para niños Aspirantes de Acción Católica, la JAC (Juventud de la Accion Catolica), la JEC (estudiantes secundarios), la JUC (universitarios), la JOC (obreros) . Estas estructuras se mantuvieron y renovaron después de 1955, llegando activas hasta los años 70.

Florencio Jose Arnaudo, recuerda: “Nos encontramos en el café Paulista de Corrientes y Pueyrredon. Creo que eramos seis, todos solteros, universitarios, y la mayoría ex compañeros de Acción Católica. (…) Juntamos dos mesas en un punto aislado del resto. Comenzábamos a tomar las primeras precauciones. Quizás lo hacíamos para sentirnos mas importantes. No dejaba de tener su encanto eso de ser señalados por Perón como enemigos de un régimen al que se calificaba de dictatorial (…) Luego de la clausura del diario católico “El Pueblo” (en enero del 55),llegamos a la conclusión que era necesario iniciar un campaña de volantes clandestinos. Había que conseguir varios mimeógrafos para imprimir el mayor número de ejemplares. Se le dio forma de hoja periódica y se le puso el nombre “Verdad” .De la redacción se encargaban Emilio Mignone, Horacio Storni y Jose Miguens. De la impresión , se había ocupado quien llegaría a ser el panfletista máximo, el rey del mimeógrafo clandestino: el hermano Septimio Walsh.” Agrega que “tuvo destacadísima actuación en la campaña panfletista y en la coordinación de los comandos civiles católicos, cuya conducción asumió espontáneamente”.

El Hermano Marista Septimio Walsh era primo de Rodolfo Walsh y del Capitán de Navío Carlos Walsh quien participó como aviador en el combate contra las tropas leales. Rodolfo Walsh desde su tarea periodística en las paginas de la revista Leoplan, también apoyó el golpe contra Perón.

Donde mayor envergadura tuvieron los Comandos Civiles fue en la ciudad de Córdoba; se calcula que participaron mas de 1500 civiles armados, entre ellos muchos estudiantes secundarios y universitarios. Entrevistado por Ismael Juri un protagonista de los enfrentamientos, Luis Bas recuerda: “en la Iglesia del Pilar, Quinto Cargnelutti proveía de armas a los chicos”.

El resistente peronista cordobés Julio Ulderico Carrizo, recuerda haber visto en la Iglesia del barrio San Vicente al padre Lazaro y el padre Martinez repartiendo armas a los jóvenes católicos en los días de la “libertadora”; y también menciona al padre Quiroga de la iglesia de la calle Dean Funes, como promotor de comandos civiles.

Isidoro Ruiz Moreno en su libro “La Revolución del 55” escribe: “en Córdoba dos jóvenes sacerdotes acaudillaron el movimiento juvenil. Eran los padres Quinto Cargnelutti y Enrique Angelleli, el primero como jefe general y el segundo como encargado de la acción en las fabricas, a los cuales pronto se sumo el padre Eladio Bordagaray liderando grupos en los Colegios Mayores que influían en los universitarios . (…) su local central se instaló en el edificio de la Acción Católica y otro en la Iglesia de Cristo Obrero”.

En Santa Fe, el Colegio Jesuita La Inmaculada y el Ateneo Universitario fueron los centros de la militancia antiperonista. Incluso en septiembre del 55, el Ateneo de Santa Fe emitió un comunicado “desde la clandestinidad” saludando a la “Libertadora” y pidiendo que se retiren cuadros y bustos peronistas de los claustros universitarios. El padre Ernesto Leyendeker asesor del Ateneo, fue uno de los curas conspiradores mencionados por Peron en su discurso del 10 de noviembre de 1954.

En el libro “Los Panfletos – Su aporte a la Revolución Libertadora” de Felix Lafiandra (h) , una recopilación de panfletos antiperonistas de 1954/55, aparece la detención de varios sacerdotes por el delito de desacato y otros. Los sacerdotes mencionados son: Egidio Esparza, de Capital Federal; Jesús Borlandelli, cura párroco de Cañuelas; Aldo Usseglio, cura párroco de Tortugas (Santa Fe); Antonio Lorenzo Fratin, cura párroco de Josefina (Pcia. de Santa Fe), Juan Requena, teniente cura de Lincoln (Buenos Aires); Edilio Moncalvo, teniente, cura de la parroquia de La Merced, de Villa Ballester (Buenos Aires); Miguel S. Fox, cura párroco de Alberti (Pcia. de Buenos Aires) y el padre Santiago Raúl Mac Guire en Cañada de Gómez.

Varios sacerdotes que en los 50 profesaron el antiperonismo, en los 70 fueron tercermundistas. Entre ellos: Carlos Mugica, Miguel Ramondetti, Enrique Angelleli, Ernesto Leyendeker y otros . Incluso algunos como Jaime de Nevares, y el padre Alberto Carbone estuvieron detenidos por conspirar contra el gobierno peronista.

El Colegio Máximo de San Miguel de los jesuitas estaba considerado por el gobierno peronista como el centro de acopio de armas y explosivos de los Comandos Civiles. Veinte años después Jorge Bergoglio lo abrirá a los intelectuales del pensamiento nacional y popular, y su tercer piso servirá de refugio de paso para algunos jóvenes perseguidos por la dictadura de 1976.

El pensamiento católico influyo fuertemente en los jóvenes jacobinos de los años 50 y luego en los de los años 70. En un reportaje en el año 2005 Jose Arnaudo confeso a Clarín: "Yo pensaba que si mataba a Perón, igual me iba al cielo. Según la teoría del magnicidio, de Santo Tomás de Aquino, estábamos dispuestos al tiranicidio y liquidar a Perón".

Santo Tomas de Aquino desarrollo la teoría de la “guerra justa” e incluso del tiranicidio: “Cuando la tiranía es en exceso intolerable, algunos piensan que es virtud de fortaleza el matar al tirano”.

Sorprende como ciertos conceptos que dan sustento a la lucha violenta se repiten casi con la misma lógica, con cincuenta o setenta años de distancia. O, a veces discursos que incitan a dar la vida y tomar la vida del otro, son idénticos con independencia de su encuadre ideológico.

Por ejemplo, en 1970, jóvenes salidos de la Acción Católica: Fernando Abal Medina y Mario Firmenich, bajo los mismos preceptos de Santo Tomas de Aquino, fusilaron a Pedro Eugenio Aramburu.

“El arma sobre el brazo/Y si la muerte quiebra tu vida/Al frío de una madrugada/ Perdurará tu nombre/Entre los héroes de la patria amada.”

“Con su bandera en la mano/y sin dejarla caer/Adelante, compañeros/hasta vencer o morir/por una Argentina en armas/de cada puño un fusil.”

La primera frase pertenece a la “Marcha de la Libertad” entonada por los Comandos Civiles que se alzaron en armas contra el segundo gobierno de Perón en 1955. La segunda frase pertenece a la Marcha del ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo) que en 1973 se alzaron en armas contra el tercer gobierno del General Perón.

De todos modos no lleguemos a conclusiones demasiado rápidas. Como insisto siempre la historia no es binaria, buenos o malos, blanco o negro. La historia se mueve en una infinita gama de grises. Solo intento motivar al lector a una reflexión mas profunda.

ALDO DUZDEVICH (*) El columnista es autor de “La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón” y “Salvados por Francisco”.

Publicado en Diario "LA MAÑANA DEL NEUQUÉN".

Domingo 23 de abril del 2023.

https://www.lmneuquen.com/los-comandos-civiles-los-guerrilleros-los-anos-50-n1014891

Enlaces de interés:

¿Quien puso la primera bomba? La violencia política en Argentina.

https://guillermopirriargentino.blogspot.com/2023/04/quien-puso-la-primera-bomba-la.html

Diario "La Mañana del Neuquén".

Domingo 16 de Abril del 2023.

https://www.lmneuquen.com/quien-puso-la-primera-bomba-la-violencia-politica-argentina-n1012464

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